En la tarde del pasado 17 de octubre se efectuó en la Universidad de Corea, en la ciudad de Seúl, la presentación de Versos Sencillos, traducidos por el embajador Cho Kap Don, quien es el Presidente de la Asociación de Cultura y Amistad Corea del Sur-Cuba. Las palabras de inauguración de la ceremonia fueron pronunciadas por Shin Sung-Chul, vicepresidente del Consejo Coreano para América Latina y el Caribe, y las de bienvenida fueron del doctor Lee Jaehak, director del Instituto de Estudios Hispánicos de la Universidad de Corea. El traductor leyó su disertación y finalmente el doctor Ibrahim Hidalgo Paz, investigador del Centro de Estudios Martianos, se refirió al cuaderno de poemas del Maestro.
Publicado por su propio autor en Nueva York, en 1891, Versos sencillos es probablemente el más popular conjunto de poemas martianos, ha sido traducido a varias lenguas y ahora acaba de ser publicado en una muy bien cuidada edición bilingüe en español y coreano a cargo de la Universidad de Corea, en cuya sobrecubierta se destaca la copia manuscrita que dice: “El Delegado José Martí”.
Conocíamos del creciente interés por la obra del Maestro en otras naciones asiáticas como India, Japón y China. En las dos últimas hace años se publicaron sendas y voluminosas compilaciones de sus obras escogidas, y tenemos noticia de varios académicos de aquel continente que han dado a luz algunos estudios acerca de sus escritos.
No es casual esa preocupación por poner los textos martianos al alcance de los lectores en sus propias lenguas, sin dudas la mejor manera de hacer posible que un gran escritor y pensador como Martí llegue al más amplio universo de personas y culturas. El cubano fue un hombre de vocación ecuménica para quien la diversidad cultural era muestra de la riqueza de la especie humana, y por ello no hubo fronteras de ideas ni de culturas a sus ansias de saber y de luchar por un mundo mejor. Por otro lado, su notable comprensión de la unidad humana a través de la diversidad cultural y de épocas le hizo comprender que su afán por la emancipación social e individual no solo no podía quedar anclada a su tierra y a sus compatriotas, sino que la pelea cubana por la independencia, a la que entregó hasta su vida, era al mismo tiempo por el bien mayor del hombre en cualquier lugar del planeta.
Por eso es tan importante que ante la actual crisis civilizatoria por que atraviesa la humanidad, en estos tiempos de reenquiciamiento y remolde —como Martí calificó a los suyos—, la difusión del ideario martiano se integre a la lucha en defensa de la humanidad que se libra desde diferentes ángulos. Uno de ellos, desde luego es leer y disfrutar la escritura martiana en las muchas lenguas mediante las que nos comunicamos.
No deja de admirarme como hoy en Corea, al igual que antes en otros lugares de Asia, se esté despertando una cierta afición por Martí, aunque quizás hasta el momento sea solo dentro de círculos relativamente reducidos. Parecería que esas culturas de larga data, al introducirse en el orbe martiano, asimilan y se identifican con la espiritualidad de aquel hombre que en su época buscó y compartió muchos elementos de esas culturas orientales, justamente cuando estas eran sometidas a los procesos de la dominación colonial moderna, tendientes a menudo a desvalorizar sus aportes científicos, técnicos y artísticos así como a sus conocimientos acerca de la psique, las emociones y la labor de alcanzar el equilibrio interior.
Quién sabe si más allá de que, como muchos piensan, tal acercamiento al gran cubano obedezca a la llamada globalización contemporánea ello sea consecuencia y expresión del inicio de la comunicación de aquellas culturas con un singular ser humano formado básicamente en la llamada civilización occidental, mas con una profunda determinación y voluntad de aprender de todo el ancho mundo, y que evidenció un particular interés y admiración por las concepciones de las culturas asiáticas.
Así, pues, sea bienvenida la edición coreana de Versos sencillos, esos octosílabos que le han dado la vuelta al mundo en sus varias musicalizaciones, y en los que Martí nos entrega sus sueños, sus principios morales, su dignidad, su sentido de universalidad, porque, recordemos sus versos: “Yo vengo de todas partes, / Y hacia todas partes voy.”
Publicado: 12 de noviembre de 2017.
Deje un comentario