Miles de kilómetros ha viajado la exposición El Prado en las calles hasta llegar a las verjas del Real Castillo de la Fuerza en el Centro Histórico de La Habana. Con anterioridad, el proyecto comisariado por Esther Frutos, Jefa de Servicio de Actividades Educativas, y Fernando Pérez Suescun, Jefe de Contenidos Didácticos, ambos del Museo del Prado, ya ha visitado Tegucigalpa, en Guatemala y San Salvador, en El Salvador.
En La Habana, El Prado en las calles estará hasta el cuatro de mayo, para luego continuar su itinerario en la región y llegar a Asunción, Lima y La Paz, para posteriormente pasar a Manila y Guinea Ecuatorial, y complementar su gira por Centroamérica con su tránsito por Nicaragua, Costa Rica y Panamá. La muestra organizada por el Museo del Prado en colaboración con la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo (AECID) muestra un total de 53 obras, en reproducciones fotográficas a tamaño real escogidas entre las más importantes de su colección. La exposición permite un recorrido cronológico por las diferentes escuelas (española, flamenca, italiana, francesa, alemana y holandesa), a cargo de los grandes maestros desde el siglo XII a los primeros años del XX.
La noticia de poder apreciar las piezas más representativas del Museo del Prado en La Habana ya es una realidad desde el pasado 4 de marzo, sin embargo quizás no nos hayamos detenido en el privilegio que representa. Una experiencia anterior ya lo fue, la muestra del Museo del Louvre de París, que sobre esta misma locación, instaló las reproducciones de lo más significativo de su colección y dio la oportunidad a los cubanos de disfrutarla. Estas coyunturas, que a veces nos parecen “usuales”, tienen detrás el esfuerzo de muchas instituciones nacionales y extranjeras, así como la voluntad política de nuestro país, desde el punto de vista cultural, de que lo más preciado del arte universal llegue a nuestro pueblo.
Estimar, a tamaño natural y en reproducciones de una alta calidad en las que no se pierden los pequeños matices, la textura, las tonalidades, de obras como El caballero de la mano en el pecho, de El Greco o El jardín de las Delicias, del Bosco, así como Las meninas, de Velázquez o El tres de mayo de 1808 en Madrid, de Goya, es una posibilidad única que nos permite entender el devenir de las artes plásticas en sus diferentes épocas hasta llegar al arte más contemporáneo. Los rostros alargados de El Greco, los matices muy propios del Bosco, el juego de las luces y los ambientes en la obra de Velázquez, que nos permiten visibilizar, precisamente, en Las Meninas hasta las partículas de polvo en un haz de luz, así como el realismo de Goya, son elementos que llaman la atención al visitante no conocedor, así como a las generaciones más jóvenes que se enfrentan por vez primera a las grandes obras del patrimonio universal.
Muy interesante son las visitas guiadas que acompañan la muestra y que en dos días de la semana, viernes a las tres de la tarde y los sábados a las diez de la mañana, trasmiten a los visitantes los pormenores de las obras, la trascendencia de las escuelas y las características propias de cada uno de los artistas, amén de las fichas que se encuentran junto a cada pieza con las referencias de las mismas. Estudiantes de la carrera de Historia del Arte tienen a su cargo la responsabilidad de explicar los detalles de la exposición, así como de responder inquietudes y aclarar dudas a quienes asisten.
El Prado en las calles es solo una muestra de lo más significativo que atesora esta importante pinacoteca europea, la cual alberga junto a otras del Viejo continente, las colecciones que ilustran el devenir de las diferentes tendencias y estilos de las artes plásticas desde sus originarias expresiones. Por ello, la oportunidad es única para ampliar el horizonte cultural y saber más del arte universal, coyuntura que debe ser aprovechada por instituciones escolares y la propia familia, en aras de estimular las visitas, y llevarnos todos lo más preciado, el conocimiento.
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