La multipremiada película cubana Una novia para David, del realizador Orlando Rojas Feliz, (La Habana, 1950), fue estrenada un día como hoy del año 1985 para suerte de los espectadores cubanos que le dieron una cálida acogida a esta comedia sentimental adolescente que reflejó mediante la ironía dramática y el humor, aspectos de la sociedad cubana y en especial de la juventud de finales de los años 60.
El guion de la cinta es un mano a mano entre Rojas y el Premio Nacional de Cine 2020, Senel Paz; pero no es este el único condecorado con este lauro en la película, también el editor del filme, Nelson Rodríguez, y el director de fotografía Livio Delgado, recibieron este lauro en 2007 y 2019, respectivamente.
En 103 minutos, su director nos cuenta que David, el protagonista, un tímido chico de provincias llega a La Habana a finales de los años sesenta para terminar sus estudios preuniversitarios.
En la beca sus compañeros escuchan a los Beatles y a los Rolling Stones, y los chicos practican la conquista femenina como si fuera un deporte competitivo. David enamora y es aceptado por la bella del curso, la guapa e inalcanzable Olga. Pero Ofelia, conocida como «la gorda», responsable política y la más revolucionaria de la clase, también le ha echado el ojo y está decidida a conquistarlo. Entre los prejuicios de uno y la sinceridad de otros, David alcanzará a completar su educación sentimental.
Muchos han visto en este David el antecedente del David Álvarez de Fresa y chocolate (1993), dirigido por Tomás Gutiérrez Alea y Juan Carlos Tabío, y es que ambos guiones son basados en relatos de Senel Paz, y escritos por este, quien debutó como guionista en Una novia para David, aunque ya tenía una carrera como escritor.
Esta cinta es además la de otros debutantes; pues es la opera prima de Rojas; María Isabel y Jorge Luis Álvarez, eran estudiantes de actuación, y sería esta su puerta de entrada al cine también lo sería para Edith Massola, otra de las protagonistas.
Hay un elemento esencial en esta cinta de Orlando Rojas que es la música, compuesta por el cantautor cubano Pablo Milanés. Su tema Ámame como soy, en la voz de la inolvidable Elena Burke para la banda sonora del filme fue y es un sello distintivo, se mantienen en la memoria de todos los que hemos visto la película como un símbolo de esta.
Entre los múltiples galardones que conquistó Una novia para David, destacan la Mención otorgada por Prensa Latina y las agencias Internacionales de prensa, en el VII Festival Internacional del Nuevo Cine Latinoamericano (1985), incluido entre los filmes más significativos exhibidos en ese año en Cuba, por la Selección Anual de la Crítica.
Al año siguiente recibe Premio de Honor de la revista América Latina, en Festival de Tashkent, URSS; Premio a la mejor fotografía (Livio Delgado en el Festival Internacional de Cine de Cartagena de Indias, Colombia; Premio del Jurado y Primer Premio de Largometrajes, en el Festival de Cultura Cubana en Burdeos y Leognan, Francia, y Premio Especial CC de la Unión de Artistas Cinematográficos de la RPDC. Festival de Cine de los Países No Alineados, Pyongyang, Corea.
Orlando Rojas llegó a su opera prima con la experiencia de haber sido asistente de dirección tanto de Tomás Gutiérrez Alea, Titón, como de Humberto Solás, y ya había filmado documentales, pero el susto lógico de la «primera vez», se acrecentó cuando los espectadores el día de la premier comenzaron a soltar sonoras carcajadas.
El cineasta narra de este momento:
«Me sorprendió mucho las risas que causa la película. El día de la premiere, cuando empezaron a reírse, dije: Qué película más mala acabo de hacer, porque yo no pensaba que era una comedia. Al final, el aplauso fue tan largo que yo creo que la gente necesitaba una película así en el cine cubano. Fue tan largo que no se acababa nunca, y entonces pensé que no se habían reído porque era mala, sino porque les había gustado. Puede ser mala, pero gusta, pensé».
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