“(…) el hecho del levantamiento de Cienfuegos significó un aliento moral extraordinario para los combatientes de la Sierra Maestra. Ya la tiranía no podía continuar hablando de la unidad de sus fuerzas armadas. Es conveniente señalar que este fenómeno que se produce en Cienfuegos es sumamente interesante, porque indiscutiblemente que la tiranía se mantenía apoyada en las fuerzas armadas”.
Así calificó el líder de la Revolución cubana Fidel Castro Ruz, algunos años después del triunfo de Enero de 1959, al levantamiento armado llevado a cabo por combatientes del Movimiento Revolucionario 26 de Julio (MR-26-7), oficiales y miembros de la Marina de Guerra y pueblo en general de la ciudad de Cienfuegos, el 5 de Septiembre de 1957.
Aunque por tan sólo 24 horas los pobladores de esa bellísima ciudad –bien llamada Perla del Sur–, respiraron un aire de plena libertad, el hecho siempre traerá en el recuerdo a aquella también –no menos hermosa–, ciudad de Bayamo levantada en armas en 1868 por su dignísimo pueblo mambí y que durante tres meses respirase nuevos aires de libertad e independencia.
Consagrada a esta historia y su impronta emergió otra nueva generación, la del Centenario del Apóstol, la que tendría en sus manos nuevamente el rescate del destino glorioso del país y de su pueblo y, al mismo tiempo, ser protagonista directa de hechos sangrientos perpetrados por otra feroz dictadura instrumento de los intereses de un imperio más cercano.
Durante un día, eternizado en el recuerdo y en la experiencia patriótica, el pueblo de Cienfuegos salió a sus calles a luchar heroicamente y también, durante esas 24 horas, se conoció “y se vivió” la ferocidad de una tiranía, una de las más crueles de nuestra América.
El alzamiento de Cienfuegos formaba parte de un grupo de acciones proyectadas por los movimientos revolucionarios a nivel nacional, y que contemplaban asaltos al Palacio Presidencial y Estado Mayor de la Marina de Guerra, en La Habana; combates en Santiago de Cuba, y en dicha ciudad territorio centro-sureña. Mas, en ese último plan de alzamiento –programado para el 28 de mayo y que perseguía tomar la ciudad en pleno, además de la policía marítima, las estaciones de radio y comunicación y el cuartel de la Guardia Rural–, la orden no llegó a tiempo, por lo cual ésta fue pospuesta para aquel Cinco de Septiembre en que se realizan la toma de Cayo Loco y de otros enclaves.
Finalmente, las acciones de respuesta de las fuerzas de la tiranía de Fulgencio Batista contra los combatientes implicados fueron realmente feroces, trayendo consigo decenas de muertos, heridos y mutilados. Al igual que la represión ocurrida días atrás en la heroica ciudad de Santiago de Cuba, Cienfuegos llegó a enarbolarse como otro triunfo histórico de nuevas fuerzas mambisas para Cuba y el mundo.
“Nadie es capaz de imaginarse la extraordinaria ayuda que habría significado para los combatientes de la Sierra Maestra el alzamiento programado para el 28 de mayo y la apertura de un segundo frente guerrillero en las montañas del Escambray.
“No pudimos mantener entonces el Cayo, no pudimos mantener el Colegio San Lorenzo, ni el Ayuntamiento, ni el parque Martí, ni la ciudad…No lo tomamos entonces, pero lo tomamos después, y lo tiene nuestro pueblo ahora definitivamente y para siempre. Y hoy somos dueños de nuestra Patria, no solo porque supimos conquistarla, sino porque supimos también defenderla digna y heroicamente”.
(Fragmento del discurso del Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz, con motivo del XX Aniversario del Levantamiento de Cienfuegos)
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