Un regalo posible…


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Junio, del latín lunius aparece en documentos de tradiciones, con significado de perla y de rosas, cualquiera de ellos, viene acompañado de más calor y la lluvia acostumbrada para la época en algunas regiones; tiene 30 días, llega como el sexto mes del año en el Calendario Gregoriano y, desde 1974 del siglo pasado, el 5 de junio se celebra el Día Mundial del Medio Ambiente, en esta ocasión con el tema “Solo una tierra”.

Las preocupaciones medioambientales han ido en crecimiento y, unido a ello, el movimiento ecologista, en una larga lucha en pos de la sostenibilidad, de las medidas por el cambio climático, la lucha contra la contaminación y la pobreza endémica a nivel global. En este camino por la salvación del medio ambiente, múltiples causas son enarboladas para sedimentar compromisos y acciones provenientes de países que sufren las consecuencias funestas, del subdesarrollo de una parte y, de la otra, de los insólitos manejos de la globalización y la geopolítica abrumadora, que ahoga a los desposeídos. Cumbres internacionales se han sucedido, para convocar campañas de todo tipo en pos de purificar el aire, preservar el agua, salvar a los animales, a porciones increíbles de bosques, mares, océanos, zonas desérticas y a la humanidad, para compartir la única y verdadera casa común, el planeta Tierra.

¿Qué más hará el mundo contemporáneo con esta realidad, por dónde nos llevarán el egoísmo, la prepotencia de los llamados “más poderosos”? ¿Cuándo cesarán los insistentes proyectos armamentistas? Cada día duele, al paso de catástrofes, epidemias, al contraste entre la miseria y la riqueza; no resulta un secreto lo incipiente que resulta el camino andado. Qué vergüenza con las civilizaciones antiguas que, hasta destruidas y otras solo imaginadas, dotaron a los mortales de sabiduría para sobrevivir, conocimientos para alejar la muerte, y un arte representativo de fenómenos tan posibles como los que nos tocan hoy mismo.

De las culturas greco-romanas y de otros grandes pueblos, llegaron a nosotros casas, adornos, ritos, historias adornadas con sabiduría; los romanos llamaban Juno a la diosa de la maternidad y protectora de los mejores compromisos. Los griegos, en su mitología, la llamaban Hera, y en su majestuosidad la representaban llevando una granada, símbolo de la fértil sangre y decían que el primer granado había sido sembrado por Afrodita, la diosa del amor y la belleza.

El árbol de la granada, fortuitamente citado, es de los tantos que regala la naturaleza, originario de la región que va de Irán al Himalaya en la India y llegó a nuestros días muy apreciado en zonas desérticas, pues las semillas, protegidas por su piel gruesa, eran transportadas por las caravanas a grandes distancias. Son muchos los documentos antiguos que recogen el uso de este fruto. Se cuenta que lo cultivaban en los Jardines colgantes de Babilonia y que se esculpió su forma en los bajorrelieves egipcios que, además lo utilizaban para la preparación de vinos, y que en la obra literaria Romeo y Julieta, de William Shakespeare, Romeo canta a Julieta a la sombra de un granado; también la literatura añade que en China, regalan granadas a los recién casados, como buen augurio para la maternidad; en el Islam, un granado es considerado como uno de los árboles del paraíso y se cuenta que, desde 1492, una granada forma parte del escudo de España.

En la simbología cristiana, el pintor Sandro Boticelli (1444- 1510) usa la imagen del fruto en su obra “La virgen de la granada”, motivo también utilizado en la pintura de Leonardo Da Vinci.  

La granada florece de abril a junio, en la actualidad este árbol naturalizado en la zona mediterránea, se ha introducido en Sudáfrica y Australia, pudiéndose cultivar en áreas templadas y subtropicales. Actualmente los principales productores de granada en el mundo son países como la India, China y Egipto. En Europa, España es el principal productor y en Asia, Japón, donde el interés también es artístico, por ser utilizado este tipo de árbol en la realización del bonsái, por sus troncos retorcidos y sus bonitas flores. La especie tiene propiedades medicinales, es rico en antioxidantes, potasio, calcio y magnesio, se conoce de su uso para aliviar la tos y la fiebre. Del fruto de la granada son comestibles solo sus semillas, traslúcidas y carnosas. Estas, cuando maduran, resultan dulces y frescas, de un color blanco hasta rojo granada.

Con la rosa como flor que distingue al mes de junio, en el Día Mundial del Medio Ambiente, invito a honrar a la Tierra, inicio el reto y dedico mi árbol de granada, que no lo sembró la diosa Afrodita, pero viste su traje de estación como patrimonio merecido a la sabia naturaleza, a la tierra sagrada de los pueblos de América y del mundo; árboles que como hijos, vuelven, sanan, se unen a la esperanza de lo posible, tan palpables como mi árbol, con sus ramas verdes y brillantes, sus frutos en ciernes y a la mano del futuro, que es hoy.


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