En la unidad esta la fuerza, así reza el refrán, simple, pero demoledor. A esa verdad concisa, se opone otra, que utilizan reiteradamente los enemigos de los pueblos, también arrolladora; divide y vencerás.
José Martí, artífice de la unidad del pueblo cubano dijo desde 1881: “Unir, es crear”.
La Confederación Nacional Obrera de Cuba (CNOC) marcó un hito en la historia del movimiento obrero cubano al agrupar unitariamente a lo más honesto de las organizaciones sindicales de entonces. Y, es este Monumento Nacional, que como edificación fuese sede de la CNOC, la representación simbólica de aquella unidad lograda, en un proceso que iría madurando dentro de la diversidad existente en aquellos momentos iniciales de la conciencia social del joven proletariado y sus sindicatos en formación.
Es que lo inmaterial o intangible, o mejor, lo espiritual se materializa en la obra humana que perdura, en la cultura, en la unidad y en la solidaridad. Ello es parte de la identidad del cubano, por lo que este Monumento Nacional es símbolo de ese proceso en que se va madurando el pensamiento de la Nación.
Ejemplo palpable en lo anterior resulta la fundación del Partido Revolucionario Cubano el 10 de abril de 1892, organización fundada por José Martí que le proporcionaría una línea programática a la nueva guerra en preparación y posibilitaría avanzar en la imprescindible e impostergable necesidad de dar coherencia y unidad a los esfuerzos independentistas.
Significativo es también la fundación, el 26 marzo de 1962,del Partido Unido de la Revolución Socialista de Cuba (PURSC), fusión necesaria del Movimiento 26 de Julio, el Partido Socialista Popular, y el Directorio Revolucionario 13 de Marzo. El PURSC reemplazó a las Organizaciones Revolucionarias Integradas (ORI), también unificadora de las fuerzas progresistas y resultó eje político de la Revolución Cubana.
Posteriormente, con todos estos antecedentes, emergería, el 3 de octubre de 1965, el Partido Comunista de Cuba, sin el cual la sustentabilidad del proceso revolucionario cubano no hubiese sido posible.
“La unidad de pensamiento, que de ningún modo quiere decir la servidumbre de la opinión, es sin duda condición indispensable del éxito de todo programa político."
En la vida, en las ciencias naturales, hay indicadores biológicos que dicen acerca del estado de salud de un ecosistema; y, en la vida, en las ciencias humanistas, también hay indicadores que dicen sobre el “estado de salud” de la sociedad, entre ellas muestran las verdaderas intenciones de alguna política.
Y, póngale el cuño, cuando usted vea a alguna persona con una idea, o con algún pensamiento que induzca a dividir, a ¡Dividirnos!, o que pretenda que ¡Desconozcamos la Historia!, ese, en el mejor de los casos, no es amigo o, para no ser absoluto, podría ser un “peligroso” inocente, pero lo más probable, y, casi seguro es, que sea; ¡Enemigo nuestro!
De ahí, el valor de la sede del CNOC como cultura, como enseñanza. Su fundación fue el resultado del ascenso que experimentó la lucha revolucionaria en el seno del movimiento sindical. Fue un paso significativo para el movimiento obrero cubano.
En toda esta etapa es importante destacar al líder obrero Alfredo López, Máximo dirigente del ese movimiento obrero de la década del 20 del Siglo XX. Asesinado por las fuerzas represivas del dictador Gerardo Machado el 20 de julio de 1926 y quien participara en el Congreso Obrero de 1920 de donde surgió la Federación Obrera de La Habana (FOH) de la cual fue su tesorero y artífice. Julio Antonio Mella lo llamaría: "Guerrero, Maestro, Hermano y Compañero".
La edificación, Monumento Nacional, que acogió a la CNOC se encuentra ubicada en la calle Dragones 104 (456 moderno) entre Lealtad y Campanario, municipio de Centro Habana, en la provincia de La Habana. También en este inmueble radicó la anteriormente mencionada Federación Obrera de La Habana, ambas pioneras del movimiento sindical cubano.
Entre los antecedentes de la creación de la Confederación se encuentra la propuesta de la formación de una central sindical cubana, solicitud que realizara precisamente Alfredo López junto a otros destacados líderes del proletariado durante el Segundo Congreso Obrero Nacional celebrado el mes de febrero en la provincia de Cienfuegos.
La iniciativa se materializaría finalmente cuando fue constituida la misma durante la última sesión del Tercer Congreso Nacional Obrero, celebrado en Camagüey del 2 al 7 de agosto de 1925.
Aquel Congreso reflejó el ambiente revolucionario que caracterizaba la sociedad cubana de la época. El creciente rechazo al régimen de Gerardo Machado se evidencia en la digna postura de dirigentes comunistas del prestigio de Julio Antonio Mella, quien calificase al dictador como el “Mussolini tropical”. Entre sus muchos méritos, Mella fundaría, junto a Villena, Baliño y otros líderes, la Liga Antiimperialista de Cuba. La creación de la Confederación Nacional Obrera de Cuba fue un nuevo paso en el camino de la lucha, cada vez más violenta, contra la tiranía machadista.
El dictador Gerardo Machado había comprendido el peligro que significaba la Confederación e intentó neutralizarla con el asesinato de Alfredo López en 1926.
A partir del año siguiente, gracias a la influencia de Rubén Martínez Villena, quien, de asesor legal como abogado, devino en destacado dirigente revolucionario, se logró un robustecimiento de los sindicatos, al punto de que la huelga del 20 de marzo de 1930 paralizó casi todo el país durante 24 horas. Esta huelga general es considerada como la primera de producidas contra Gerardo Machado.
La política de frente único de la Confederación propició la reorganización no solo de los sindicatos afiliados, sino también de los independientes, los que se acogieron a la legalidad forzosa reglamentada por El Decreto-Ley No. 3 y por otras disposiciones.
En la evolución del movimiento obrero cubano, la CNOC sería disuelta y se constituiría la Confederación de Trabajadores de Cuba (CTC) en 1939, que a su vez, en 1961, luego del triunfo de la Revolución cubana en 1959, devendría en la Central de Trabajadores de Cuba, actual organización que aglutina todos los sindicatos del país.
Sin dudas, la Confederación Nacional Obrera de Cuba, que es considerada como la primera central proletaria cubana, desde sus inicios apoyó e impulsó las luchas de clases, y llevó a cabo dos conocidas huelgas: la primera en agosto de 1933 que impulsó el derribo del gobierno despótico del General Gerardo Machado, y la segunda en marzo de 1935 que resultó brutalmente reprimida por el gobierno de Carlos Mendieta y el jefe del Ejército y asesino Fulgencio Batista.
Conservar para las futuras generaciones joyas históricas como esta es poner en sus manos la posibilidad de saber lo que son y ser verdaderamente libres.
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