El homenaje del Ministerio de Cultura de la República de Cuba y sus instituciones a los artistas e intelectuales miembros de la delegación de la Isla que asistió a los foros de la VII Cumbre de las Américas, tuvo lugar en la sede de ese organismo.

Con la presencia de Abel E. Prieto Jiménez, asesor de Raúl Castro, Julián González, Ministro de Cultura, junto a directivos y trabajadores de ese sector, expresó el reconocimiento a estos hombres y mujeres y lo consideró una obligación moral: “no quisimos postergarlo y alejarlo en el tiempo de este acontecimiento histórico que ustedes vivieron y sufrieron como cubanos notables”.

A continuación confesó una “envidia sana” por la posibilidad que ellos tuvieron de vivir una confrontación de tanta magnitud, “una batalla campal, el momento de la reinserción total de Cuba en el contexto latinoamericano”, aseguró el titular.

Reconoció asimismo el valor de los artistas e intelectuales cubanos, capaces de imponerse en cualquier tipo de lucha por preservar los principios de la Revolución y “el papel inmenso que puede desarrollar la cultura en el sostenimiento de nuestro proyecto de nación independiente”.

Seguidamente fue entregada a cada uno de los miembros de la delegación presentes en el acto, una bandera cubana: “ponemos en sus manos el símbolo por el cual ustedes lucharon”, dijo el Ministro de Cultura.

Se produjeron entonces las intervenciones de algunos de los artistas e intelectuales que participaron de este episodio, que al decir de una de ellos: “Fue nuestro Girón, sin dudas, fue nuestra batalla”.

El joven historiador, investigador y escritor Elier Ramírez, reflexionó sobre los momentos vividos por él y sus compañeros y aseguró “fueron emocionantes, intensos, muy fuertes; no es lo mismo contar la historia que vivirla”. Más adelante recordó que los medios de comunicación enemigos de Cuba habían orquestado una campaña para presentarlos como inflexibles, intolerantes, pero que ellos habían agotado todos los recursos diplomáticos, que sin utilizar ningún tipo de violencia habían respondido con el Himno del 26 de Julio, con el Himno Nacional, con La Guantanamera de Joseíto Fernández, entre otros.

“Hicimos lo que hubiera hecho cualquier cubano digno, pero a estas alturas no íbamos a doblar el espinazo”, apuntó.

El Reverendo Raúl Suárez, al evocar la experiencia compartida con el resto de la delegación, se refirió al legado de indignación ética e inconformidad del evangelio cristiano y declaró: “Nunca he sentido más la presencia de Dios que en estos días”.

Corina Mestre, Raúl Torres y Pepe Ordaz, también protagonistas de estos hechos, ofrecieron sus poemas y canciones como cierre de este acto en el que resonaron en los oídos de todos los presentes estas estrofas de Raúl Torres.

A Cuba hay que vivirla

antes de tener el mal gusto de herirla

A Cuba hay que sufrirla pero con su gente

Y en su propia tierra