Un acompañamiento necesario


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En el acto por el Día del Trabajador de la Cultura, en el MINCULT, el dramaturgo y Premio Nacional de Teatro Rubén Darío Salazar, habló en nombre de los que fueron homenajeados.

A continuación el Periódico Cubarte publica textualmente sus palabras:

Si en otros tiempos la peste de Justiniano en el Imperio Bizantino, la Peste negra, la viruela, la Gripe española, la Gripe Asiática, el VIH, la Influenza de nuestros días, no pudieron con la fuerza de la cultura, no será en el siglo XXI y en un país como el nuestro donde eso suceda con la nueva crisis sanitaria mundial. Ha habido un cambio radical en las prácticas cotidianas de nuestros artistas. Algunos lo vieron todo oscuro y lo estaba, pero otros se empeñaron en ver solo la luz. Esos rayos cálidos, precisos para continuar los sueños y la necesidad de trabajar por un arte optimista. Los días no son siempre el hoy, son también el mañana y en ese porvenir las circunstancias pueden, deben y tienen que ser diferentes. Nosotros somos los responsables.

La creación es un fuego que abraza. Muchos nos reinventamos y fuimos en busca de la acción artística en espacios posibles e imposibles. En el Día del trabajador de la cultura hay que celebrar estar vivos. Es un privilegio para los que seguimos, en un tiempo en que tantas personas queridas dijeron adiós, y dejaron inconclusos o en otras manos montajes teatrales, ballets, películas, pinturas, obras literarias, composiciones musicales…Un motivo más para sellar nuestro compromiso con el llamado espiritual de la patria.

Este virus, los miedos y aprehensiones que genera, ha potenciado en la gran mayoría el individualismo, lo cual va en contra de los sentimientos colectivos, de la salud mental, física y emocional que precisa el arte en su ejercicio. El mundo está más desvalido que antes, continúan las guerras, las desigualdades sociales, las crisis económicas, la violencia contra los excluidos y los diferentes, la agresión a la naturaleza, a su hermosa flora y fauna. Los poderosos mundiales siguen dando las órdenes económicas, pero por suerte no las espirituales, aunque estas se vean afectadas fuertemente.

Tenemos que potenciar la belleza de la vida en nuestras creaciones, denunciar con fuerza lo que no está bien. La ayuda y el apoyo de nuestras autoridades, de conjunto con los trabajadores de la cultura, es una vez más, como en tantas otras batallas, aliento y razón, futuro y esperanza. La enfermedad terrible que afrenta el planeta no puede tragarse nuestras mejores ilusiones, nuestras alegrías. El arte ha sido siempre un hecho sanador para los seres humanos. Para los nacidos o residentes en Cuba es un acompañamiento imprescindible.

¡Viva la cultura! ¡Viva la vida! ¡Viva Cuba!

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