La existencia misma es una excelente escuela de saberes que va uniendo a los seres humanos en su accionar cotidiano, sobre todo ante urgencias excepcionales, profundizando su polarización que nos recuerda aquella máxima martiana de que “Los hombres van en dos bandos? los que aman y fundan, los que odian y deshacen”. (1)
Tal está sucediendo en Argentina ante la asunción de Mauricio Macri a la presidencia de la República, y cuyas negativas consecuencias para la mayoría de sus ciudadanos, en el orden laboral, político, social y hasta en el respeto a sus derechos individuales se están revelando sin otra consideración que no sea la recuperación y crecimiento de las riquezas de los poderosos, ahora en manos del apodado “gerente” del típico servilismo económico y sociopolítico al gendarme norteño.
Alex Szarazgat es un nonagenario luchador antifascista que, siendo niño emigró con su familia desde Austria hasta la Argentina, una más de las muchas familias que buscaron refugio en América. Ante los sufrimientos y riesgos de la Segunda Guerra Mundial, fenómeno migratorio que se repite hoy en Europa y Medio Oriente, con peores resultados para sus víctimas.
Alex, además de ser un combatiente antifascista aún actuante, ha devenido escritor cuyo mérito mayor es tener a su haber, hasta el momento, siete gruesos volúmenes sobre la historia de las luchas del pueblo cubano, titulado? Cuba, de la conquista a la Revolución, en cuyo recorrido ha llegado ya hasta los primeros años del gobierno de Gerardo Machado, y está próximo a salir el Tomo VIII, que concluye esa etapa nefasta de nuestra historia política, a tiempo que gloriosa para las luchas revolucionarias de nuestro pueblo.
En Cuba, lamentablemente, no se conocen la obra ni la vida de este hombre historia, de este hombre amor, de este hombre solidario con nuestro pueblo a la medida que mejor ha podido? divulgando nuestra historia entre el pueblo argentino y en otros países del continente, labor que ha realizado con su propio esfuerzo personal y el de su familia.
Su fidelidad a la Revolución cubana quedó testimoniada por él en intercambio de mansajes que sostuvimos en ocasión de la presentación de su Tomo VII, y que reproduzco?
“Alex, en un rato como quien dice será la presentación. Piense que estaré allí, a su lado, para acompañarlo, aplaudirlo y reconocer, con mucho agradecimiento en nombre de mi pueblo, el valor tremendo de su obra.”
Ya en la noche recibí la respuesta:
“La presentación salió como debía: linda, cálida, entre gente amiga y allegados. Ni vos ni el pueblo de Cuba me deben algo. En todo caso los deudores somos nosotros. Te mando un fuerte abrazo, hasta la victoria, Alex.”
Pero la obra literaria de Alex no se circunscribe a los textos sobre Cuba. A pesar de sus muchos años y su precaria salud, difunde diariamente por el éter sus poemas, narraciones, críticas, recuerdos y otros escritos del más diverso tipo, antiguos o nuevos, que son como dardos envenenados que buscan clavarse en el corazón del imperio, sus sostenedores en diversos países y sus terribles consecuencias para los pueblos.
Tal ocurre con una narración que hace unos días difundió por vía electrónica, llegó a muchas direcciones de luchadores y amigos, y que decido reproducir en este portal cultural cubano, que muchos leen en el mundo, y donde Alex también tiene un espacio.
Esta narración trasciende no sólo por la denuncia que implica, sino, por expresar cómo se mueve el pensamiento entre los miembros de los sectores subalternos argentinos, fruto de una historia que no ignoran, gracias al acceso a una realidad que pueden descubrir de la mano de la instrucción, la cultura y el conocimiento. Nos cuenta Alex?
Argentina
Marzo 2016
Y...seguimos cantando
Obligado por las circunstancias, soy usuario de Taxi.
Y, como corresponde, al abrir la puerta saludo al conductor.
Muchas veces responden a mi saludo pero lo que llama la atención es un movimiento, casi automático de todos, de protección.
No un gesto de autodefensa del conductor sino de un aparatito ubicado en la parte superior del parabrisas que corre peligro de ser embestido por el pasajero. Imposible de entender el motivo de esa extraña ubicación, ya que espacio sobra.
Ya ubicados en nuestros asientos, Nelly mi compañera, siempre me acompaña, iniciamos un dialogo.
Hago la salvedad que no llevamos una bandera roja, ni nada que pudiera identificarnos, sin embargo el conductor, a boca de jarro, pregona: soy comunista. Sí, soy comunista, conozco la historia de mi partido y la de sus dirigentes. Entono siempre las canciones emblemáticas que cantábamos durante la guerra civil española.
Nelly y el conductor las cantaron.
El viaje concluyó, también las canciones.
Nos despedimos con un abrazo. El conductor reafirmó: soy comunista.
Nelly respondió: nosotros también.
HASTA LA VICTORIA
Alex
Nota
(1) Martí, José? “Albertini y Cervantes”, Patria, Nueva York, 21 de mayo de 1892, t.4, p. 413.
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