Muchos en las calles de Cuba discutían cuál sería o no el ganador de Sonando en Cuba, el doctor Reynaldo Duret en la crítica aparecida el 5 de octubre en este medio arremetió sobre todo contra las decisiones del jurado y convoca a que se divulgue más la música cubana de todos los tiempos.
Hoy,
después del programa final de esta temporada con un jurado de lujo formado por
nuestra Argelia Fragoso, el cantante de Puerto Rico Víctor Manuelle, “El
Caballero del son” Adalberto Álvarez y la joven cantante Diana Fuentes; por
fin resultó ganadora por decisión
unánime Yulaisy Miranda de la región Occidental, tutoreada por ese gran sonero
que es Mayito Rivera, el ex integrante de los Van Van, quien escogió para ella
un repertorio de lujo que se centró en un homenaje a Juan Formell, pero donde
hubo espacio para la Santa Isabel… de
Benny Moré y la música afrocubana. Esta joven demostró su herencia musical -bien
digerida- que le viene al ser nieta de un integrante del Septeto Habanero e
hija de una de las Anacaona, su ductilidad para cantar cualquier género y su
facilidad para dominar el escenario.
Una vez más el programa mostró un equilibrado guión al visitar regiones de interés actual como Baracoa y la escuela de niños sin amparo de Playa. Las otras competidoras Rosa María Moret de la región central y Dayana Batista estuvieron a la altura del espectáculo con una imagen atrevida que resaltaba la belleza de la mujer cubana. También lucieron bien los finalistas masculinos que hubieran podido sobre todo Ramón, representante de la región oriental, haber llegado al final de un programa que buscaba la voz de un sonero.
Sin embargo, ¡felicitemos a todo el colectivo! Sus locutores: Jorge Martínez y Yasbell Rodríguez, se mostraron muy profesionales en el arte de conducir; jurado, merecidamente premiados ya que durante toda la temporada apoyaron y se involucraron con sus representantes; los vestuaristas fueron capaces de ir conformando la imagen de los concursantes, en el caso de Dayana Batista hicieron un trabajo maravilloso que culminó con la imagen de una mujer digna representante de la bayamesa a la que Sindo Garay le hizo su bella canción; realizadores, luminotécnicos, músicos, concursantes, público. Creo que este programa ha demostrado cuánto pueden influir los medios en la divulgación de un patrimonio musical que a partir del triunfo revolucionario con el éxodo de cantantes y agrupaciones se vio condenada a competir con un mercado internacional en franca desventaja.
El programa realizado el domingo 23 de octubre se unió a la campaña que se realiza en el país contra el bloqueo impuesto por los Estados Unidos. Esta se realizó con los concursantes vestidos con pulóveres con letreros de protesta contra el bloqueo, quienes han estado apareciendo en la televisión formando parte de esta campaña. Momento muy sentido fue la participación de los concursantes junto a otros artistas que actuaron en el hospital William Soler, lugar donde los médicos denunciaron el daño que causa el bloqueo en la adquisición de medicamentos para los niños de ese centro. El agradecimiento de los pequeños pacientes se hacía evidente al saludar con alegría a los artistas del momento en Cuba.
Tuve la suerte de conocer algunos músicos ya desaparecidos que por permanecer en Cuba no pudieron gozar de una mayor divulgación de su obra, ejemplo fueron los cantantes Lino Borges, Roberto Sánchez y compositores como Leopoldo Ulloa, de este último recuerdo la vez que se entrevistó a finales de la década del noventa con José Dolores Quiñones, el autor de Los aretes de la luna y este asombrado le manifestó su alegría al reencontrarlo pues creía que estaba muerto y no con esa fuerza creativa que tenía el autor de El balcón aquel en esos momentos. Recuerdo también las veces que el ya desaparecido Juan Formell, director de los Van Van se quejó de todos los sinsabores por lo que pasaba la orquesta al no poder difundir su música en paridad de condiciones con agrupaciones foráneas, que amén su calidad no fueron bloqueadas, lo peor que le puede pasar a un músico.
Para nadie es un secreto tampoco lo que ha significado la falta de instrumentos en nuestras escuelas de música, lo difícil que se hace la compra de estos y cómo hemos tenido que inventar para que sigan funcionando los viejos pianos, guitarras, y hasta acudiendo a la imaginación al dar clases de música sin instrumentos.
Ahora
Sonado en Cuba ha demostrado cuánto
puede hacerse a pesar del bloqueo. Creo que la selección de música cubana de
todos los tiempos ha sido buena. Hemos visto a estos jóvenes interpretando un
repertorio que evidencia por qué Cuba es el país que más géneros ha aportado al
patrimonio mundial de la música, solo mencionemos la guaracha, el bolero, el danzón,
el mambo, el chachachá, la rumba, la conga, el mozambique, el pilón, ese son
metamorfoseado en salsa y tantos otros.
Se le han hecho homenajes a tríos y cuartetos con la presencia de figuras destacadas como Lourdes Torres, ex integrante de los Modernistas y Teresa Caturla, ex integrante del Cuarteto las D´ Aida quienes aconsejaron a la nueva generación.
El respeto ha sido lo que ha caracterizado a Sonando en Cuba, escuchar la opinión de figuras de la talla de Frank Fernández, Argelia Fragoso, Pancho Amat, Manolito Simonet y muchos otros que ofrecieron conferencias a los concursantes.
La música cubana ha ganado sin dudas, estos jóvenes han demostrado el alto potencial que existe en la Isla y que no podemos darnos el lujo de perderlos por falta de divulgación o por no tener un espacio donde disfrutarlo.
En nuestro país se realizan otros concursos que no corren la misma suerte, por ejemplo, todos los años en el mes de julio se realiza Creciendo en el hip hop donde concursan niños y jóvenes hasta 18 años. Se reparten pulóveres alegóricos al evento, la Agencia Cubana de Rap hace un esfuerzo para que cada año participen nuevos talentos y al final nunca se ha logrado televisar esta competencia que ha contado con momentos estelares y que sería del agrado de los más jóvenes que están tan desprotegidos en nuestra programación televisiva. Lo mismo sucede con la trova y otros géneros que pasan desapercibidos a pesar de la cantidad de talentos que hay. No se trata de llenar la programación cubana de este tipo de actividad competitiva, pero si hay espacio para tanta programación extranjera por qué no priorizar y apoyar todo lo que trate de rescatar nuestras raíces musicales.
La situación no es halagüeña, nuestros jóvenes desconocen lo elemental sobre su historia musical, no saben quién fue Brindis de Salas, ni Ernesto Leucona, Rita Montaner o Pacho Alonso y Enrique Jorrín. El Benny Moré es conocido gracias a la película, entonces por qué no hacer una campaña a través de la televisión y en vez de filmar una y otra vez novelas desastrosas, como la última cuyo nombre no quiero acordarme, no ponemos la vida y obra de nuestros músicos como lo hacen nuestros hermanos de Colombia y Venezuela.
Sonando en Cuba es un punto de partida al que hay que secundar y apoyar, un programa que demuestra que a pesar del bloqueo la música cubana sigue ocupando un lugar privilegiado en el mundo.
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