SERVANDO CABRERA MORENO EN LA MEMORIA HOY VISIBLE DE UN HOMENAJE A SU CENTENARIO


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Un lienzo de Servando Cabrera Moreno de gran formato nos impacta al entrar en la sala del tercer piso del Museo Nacional de Bellas Artes en La Habana.  Pintado al óleo, en Homenaje a la soledad el pintor funde las formas en una geografía de corporeidades fusionadas, como una suerte de isla flotante de cuerpos abrazados, es una nave plena de azules, grises, magentas, donde se transparentan partes humanas escindidas y fusionadas en frías transparencias de azules, verdes, sienas, a la vez que surcadas por ciertos riachuelos de negros, rojos de cadmio, magentas, todo logrado  en esa técnica que quizá solo él pudo dominar en la pintura cubana al óleo y que nos recuerda, por momentos, a aquella otra paleta de pintor, la de Carlos Enríquez.  La obra con tan significativo nombre, forma parte de una exposición cuyo título, Servando Cabrera. La memoria de los borrados, asimismo llamativo, apela al sin sentido de unir el concepto del registro memorioso con ese otro diferente de los que una vez estuvieron presentes mas fueron no visibilizados por razones de marginación en un periodo en que ésta marcó la vida de varios artistas cubanos. 

En este 2023 han sido tan variados como valiosos los homenajes a Servando Cabrera (28 de mayo de 1923-30 de septiembre de 1981), con motivo del centenario de su natalicio. Citemos los más sobresalientes: la mencionada muestra del gran pintor en el Museo Nacional de Bellas Artes, donde además se presentó el pasado viernes 9 de junio el libro y el documental titulados La hora azul sobre el artista, dirigido por Claudio Pérez Sordo.

Por su parte el Instituto Cubano del Arte e Industria Cinematográficos (ICAIC), abrió en el 9no piso una exhibición de Cabrera Moreno con la colección institucional, integrada por obras que fueron creadas por el artista para allí y otras que pertenecían a Alfredo Guevara. Asimismo en la Oficina del Historiador de la Ciudad en el Palacio Lombillo se abrió la muestra Servando Cabrera Moreno. Una voz en la distancia con los fondos de la Oficina del Historiador de la Ciudad de La Habana, y en Panamá en NG Art Gallery, se halla expuesta Servando Cabrera Moreno. Desde mi isla, exhibición curada por Gerardo Mosquera, en la que se incluyen las sucesivas etapas del artista (asimismo en Bellas Artes de La Habana pueden apreciarse esas fases sucesivas en su quehacer) y en las que se muestran pinturas de la Colección del Museo Biblioteca Servando Cabrera Moreno y de la Fundación Los Carbonell, dos colecciones de elevado prestigio.

Dos curadoras y reconocidas especialistas en este período, Rosemary Rodríguez Cruz y Teresa Toranzo Castillo prepararon todo lo concerniente a esta gran exposición en Bellas Artes que no deberíamos dejar de ver pues, en lo que va de año, es la más importante realizada allí.

 Hoy nos acercamos a detalle, como en un zoom in, a aspectos principales de esta importante exposición sobre Servando Cabrera en nuestro principal museo, a través de la entrevista que nos concedió para Cubarte, una de las dos curadoras, y joven con amplio dominio sobre el tema, Rosemary Rodríguez, quien, además, ha investigado ampliamente las colecciones del Museo Biblioteca Servando Cabrera Moreno en 13 y Paseo.

Carina Pino Santos: La muestra se titula "La memoria de los borrados" y delinea las etapas  pictóricas de  Servando Cabrera Moreno, a lo largo de los años, mas sobre todo predomina la temática homoerótica. Al respecto, cuál fue la propuesta curatorial desde el inicio y concebida en su mayor alcance?

Rosemary Rodríguez: Desde el 90 aniversario del nacimiento de Servando Cabrera Moreno empezamos a imaginar cómo serían las celebraciones por el centenario. Lamentablemente no pudimos celebrar el 95 porque el Museo Biblioteca Servando Cabrera Moreno (MBSCM) estaba cerrado al público. Aunque el futuro de la restauración del inmueble era —y sigue siendo incierto— comenzamos las primeras conversaciones con el Museo Nacional de Bellas Artes (MNBA) para la realización de una exposición a modo de homenaje y muestra central. Pretendíamos inicialmente que las dos salas transitorias del MNBA acogieran la tan amplia obra de Servando, quizás para separar —en ambos lugares— etapas y técnicas. El espacio siempre sería insuficiente para exponer a un artista que era capaz de realizar un dibujo diariamente.

─La dirección del Museo Nacional de Bellas Artes (MNBA) siempre se ha mostrado colaboradora en todos los proyectos, tanto investigativos bibliográficos como expositivos, que hemos realizado, el pasado año nos confirmó la realización de esta exposición en los meses de junio a septiembre, pero solo con la disposición de la sala transitoria de la tercera planta. La Máster Teresa Toranzo sería la curadora del MNBA encargada de esta exposición. Luego de la primera reunión entre ambos museos, éste o el Museo Biblioteca Servando Cabrera Moreno, me invitaron a ser la co-curadora de la muestra.

─La curaduría resultante en la exposición La memoria de los borrados es muy cercana a la primera idea curatorial que teníamos. Queríamos reunir las tres colecciones más importantes referidas a la obra de Servando: La colección del MNBA, con obras que en su mayoría no habían salido de los almacenes, muchas de ellas compradas a Servando en vida, donadas por él y por primeros propietarios-coleccionistas. La colección del Museo Biblioteca Servando Cabrera Moreno (MBSCM) compuesta por obras que Servando había decidido guardar para él y conservar en su casa, colección a la que solo había accedido un reducido grupo de personas afines al creador. Y nos interesaba también que conviviera con estas dos colecciones patrimoniales, la perteneciente a la Fundación Los Carbonell, la más extensa y mejor reunida en manos privadas, referida a Servando. Y colección que se ha nutrido de obras de primeros propietarios, que consulta y tiene certificadas todas sus piezas, que ha colaborado con el MBSCM en la defensa del legado de Cabrera Moreno desde el año 2007.

Servando Cabrera Moreno. La memoria de los borrados salda una deuda del MNBA con Servando. Las obras exhibidas hoy pertenecen a una década que se abrió ante el artista con un amargo momento, dado que la exhibición que el Museo de Bellas Artes acogería en 1971 para mostrar los atrevidos lienzos eróticos fue entonces censurada y desmontada. Se cerraban las puertas a las muestras personales y se lastimaba más una llaga que supuraba desde 1965, año en el que Servando fue separado de la Escuela Nacional de Arte por su orientación sexual.

La memoria de los borrados ofrece dos muestras complementarias. El “preámbulo” ―a modo de clase abierta y en la antesala de la sala― recorre la vida y obra de Servando mediante documentos y archivo personal, junto a creaciones de pequeño y mediano formato. Con la muestra de un sustancial conjunto de obras, quisimos acercar al público a todas las etapas por las que había transitado Servando, desde su graduación en la Academia de Bellas Artes San Alejandro hasta el año 1981. Exponer en Cuba y hacia el mundo ese “paseante solitario” que entraba y salía de etapas creativas con mucha facilidad, dar a conocer al pintor que definió su paleta de colores en la década del cincuenta, decenio donde se evidencia el antecedente de su obra épica, primero en el año 54 en España y luego creada en Cuba. Y además a Servando Cabrera Moreno, el creador de «las habaneras y los guajiros» por los que es más conocido.

Las cuantiosas obras reunidas en esta exposición dan testimonio de la no renuncia a su ferviente transmisión de subjetividades: a pintar, dibujar y crear, en fin, a pesar de la incomprensión que le rodeara. Quizás aquella condena al ostracismo fue la que le condujo a una constante búsqueda y experimentación formal. A estudiar libros de anatomía que luego aplicaba a cada obra exploratoria del cuerpo humano, de la contracción del músculo humano, o en la postura corpórea plasmada que luego vemos desbordaba de lirismo.

En la sala principal dialogan piezas nunca antes exhibidas: El matorral —sus indomables cuerpos abrazados— proviene de la colección de Alfredo Guevara, esta obra fue censurada en la revista Revolución y Cultura de 1977. También se exhiben, algunas muestras del poliamor o disfrute grupal de las figuras desnudas desprejuiciadamente, como sucede en Complemento directo. Y no podíamos renunciar a exponer parte de una de las tantas series que Servando realizó: la dedicada a Sevilla.

─La sala está destinada a sus inmensos lienzos eróticos y homoeróticos, y ello defiende su condición como pintor pionero del homerotismo en Cuba y Latinoamérica. La pintura para Servando fue un acto de entrega, de pasión, de testimonio y dominio de satisfacción del documento vivencial mostrado sin tapujos ni pretensiones.

Carina Pino Santos: Asimismo en la muestra de Servando Cabrera Moreno en el Museo Nacional de Bellas Artes se observa una preocupación por integrar la papelería, cuantiosas publicaciones y se proyectan documentales en una pantalla. Desde el punto de vista de la curaduría, ¿cuáles fueron los objetivos trazados que evidentemente se entrecruzan con aquellos de los cuadros exhibidos?

 

Rosemary Rodríguez: Actualmente las obras de arte con carácter patrimonial, y todas de manera general, complementan su valor si se exhiben con toda la documentación e historiografía a modo de provenance. Muchos de los documentos que se muestran en las vitrinas pertenecían a Servando Cabrera como memoria de todas las exposiciones realizadas, fotos, postales enviadas a sus familiares y documentos personales.

─Se muestran en los catálogos que pueden verse en las vitrinas, obras valiosísimas que por razones de espacio no pudieron incluirse en la muestra. Asimismo, puede observarse el trabajo de Servando como resultado del vínculo con otras manifestaciones artísticas y gremios culturales como lo fue su relación con Teatro Estudio y la ilustración para la portada del disco de Villancicos cubanos.

─La papelería complementa muchas de las obras expuestas, tal es el caso de la obra Flor de Carne, con la que Servando obtuvo la Primera mención en el Premio Internacional de Dibujo Joan Miro (la medalla obtenida está ubicada en la primera vitrina). Nos interesaba también exponer documentos que fueron censurados como fue el Número 59 de la revista Revolución y Cultura, donde la obra El Matorral fue retirada primero de la portada y luego de los pliegues centrales de la revista. De igual modo, otro de los documentos censurados que se muestra en vitrinas, es el número 44 del mensuario El Caimán Barbudo, con ilustraciones de Cabrera Moreno.

─La mayor parte de estos documentos expuestos pertenecen a la colección del MBSCM y son, junto a otra significativa bibliografía, la base para el estudio y certificación de obras de la autoría de Servando Cabrera Moreno.

─El televisor que muestra un documental sobre Servando, no fue por elección de la curaduría si no por una disposición museográfica sin posibilidades de cambio del MNBA.

 

Carina Pino Santos: El título de la exposición artística, Servando Cabrera. "La memoria de los borrados", nos lleva a reflexionar sobre problemáticas que pueden ser vistas desde la disconformidad severa ante específicas propuestas estético-artísticas y de ahí su olvido preconcebido. Sobre ello, qué argumentación se propusieron y por qué?

 

Rosemary Rodríguez: Los títulos de las obras de Servando han dado nombre a capítulos de libros, a volúmenes y a otras exposiciones. Esta denominación se corresponde también con una obra, la que recibe al espectador, una vez que entramos en la sala principal.

La disposición museográfica de La memoria de los borrados, permite leer, de puño y letra de Servando el pensamiento del hombre-artista: “Los borrados físicamente ofrecen su memoria a quienes corresponden en su condición de hombres no muertos aún. Dedicado a Roberto López Reyes, Saúl Yelín, Boris Luis Santa Coloma, Ernestina Linares, Rigoberto López, Joan Crawford, Pablo Picasso y sobre todo a Isabel Moreno Alcázar”. Es un texto que resume ineludiblemente la actitud de Cabrera Moreno: esa sola obra nos permite estudiar la vida y la creación de Servando. Hombre culto, amante del cine, que vivió rodeado de las artes escénicas, de Teatro Estudio, que fuera un conocedor de la historia de Cuba, a la vez que un estudioso de los maestros del arte universal a los que reverenciaba explícitamente y, sobre todo, fue un ser con valores humanos excepcionales, y afectuoso con su tía y madrina Isabel, la persona más importante para el artífice, varias veces pintada por su sobrino.

 

─A Servando en varias ocasiones intentaron condenarlo al olvido, pero continuó pintando y dibujando como una suerte de protección personal ante ese posible desconocimiento. Le cerraron el contrato como profesor de la Escuela de Arte, censuraron su exposición personal en el año 1971, Revolución y Cultura no publicó sus obras eróticas, el Caimán Barbudo no vio la luz, se le cerraron las puertas de los principales circuitos de exhibición en Cuba en la década del 70, decenio más importante de su creación.

─Hoy cuando todavía el MBSCM no ve el día de culminación de su restauración, en ese síndrome de la sospecha con  el que siempre vivimos los cubanos, creo que una especie de censura espectral nos desborda. Todavía Servando a 100 años de su nacimiento es víctima de carencias y falta de atención.

─Regreso a la exposición en Bellas Artes donde se revela su gran obra a modo de legado artístico y del patrimonio de un creador hacia su país y el mundo. Su lenguaje universal ha permitido saldar una deuda del Museo Nacional con la memoria de Servando Cabrera Moreno, ha posibilitado la puesta en valor y la feliz comunión de una obra excepcional y singular. Conocer y soslayar las incomprensiones, los conflictos ideológicos, la intolerancia, nos ha permitido trabajar (al equipo del MBSCM) durante más de 15 años para situar a Servando Cabrera Moreno en su justo lugar.


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