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Sara Vega: una mirada profunda a la 14 Muestra Joven ICAIC


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Este martes quedará inaugurada la 14 Muestra Joven ICAIC, evento que persigue cada año visibilizar la obra de las nuevas generaciones de realizadores y propiciar el intercambio en torno a distintos aspectos de la producción audiovisual dentro y fuera del país.

Desde su primera edición, la cita se ha privilegiado con los aportes de Sara Vega, curadora y especialista vinculada por casi tres décadas al Instituto Cubano de Arte e Industria Cinematográficos, quien gentilmente accedió a una entrevista para los lectores de Cubarte.

En tu calidad de miembro del Comité de Selección de la Muestra quisiera que nos hablaras de los materiales que concursan en esta edición.

Este año la muestra es muy pequeña desde el punto de vista cuantitativo. Estamos tratando de encontrar las causas de por qué ha pasado esto.

Nos aventuramos a pensar que hay muchachos que están graduados ya y que están preparando sus proyectos. Otros se han concentrado en participar en Haciendo cine y, por lo tanto, no han trabajado un audiovisual.

Por otra parte creemos que están haciendo ficción lo cual les consume más tiempo, significa más trabajo.

Y en cuanto a la calidad de estos materiales qué nos puedes decir.

Lo que sorprende esta vez, más que la calidad que es más o menos la de siempre, es que ha crecido el número de materiales de ficción. Se están concentrando más en este género que en el documental, lo cual es un poco raro pero está pasando.

Yo me inclino a pensar que han dejado de lado esa crítica dura, ácida hacia la realidad y se están concentrando en temas más universales que tienen que ver con esa misma realidad social. Por ejemplo, el drama de la vejez no es igual visto desde el documental que desde una película de ficción.

¿Cómo se ha comportado esta vez el cine de animación? 

Con respecto a la animación ha decrecido extraordinariamente, tanto desde el punto de vista cuantitativo como cualitativo.

En ediciones anteriores esta categoría se nutría mucho de las producciones de los muchachos del Instituto Superior de Diseño Industrial. Era un colectivo interesantísimo con mucho dominio con la realización a nivel de máquina, no de cámara, y con la técnica del diseño. Ese grupo se dispersó una vez terminados los estudios.

El ISDI aportaba al animado de la Muestra en cantidad y calidad. También enriquecía, le daba más altura a los debates de la sección Moviendo ideas.

¿Cómo ves la cartelística en esta edición de la Muestra?

En el Instituto  Superior de Diseño cambiaron el programa de estudios por lo cual los muchachos que nosotros convocábamos para hacer carteles alternativos en este momento no han recibido esa asignatura.

Tal situación produce un desencuentro pues los alumnos no tienen aún el interés ni la presión que les producía el hecho de que esos carteles eran evaluados por sus profesores como un trabajo del curso, gracias a cierto vínculo que habíamos establecido con el Instituto. Por esa razón la Muestra está muy floja este año en lo que al cartel se refiere.

Háblanos de la exposición del artista que han invitado este año.

El artista invitado a exponer este año es Yomer Montejo, un muchacho que ni siquiera se llama a si mismo artista.

Trabaja una técnica interesantísima. Son imágenes sobre placas radiográficas, con cajas de luces y demás. Una cosa muy novedosa que estará expuesta en el Centro Cultural Fresa y Chocolate.

Otros artistas jóvenes que hemos invitado en años anteriores puede que no sean muy conocidos, pero este es totalmente desconocido. No obstante nos pareció muy interesante su propuesta.

La otra exposición que tenemos parte del hecho de que apareciera en La Habana la viuda de Nicolás Guillén Landrián trayendo  esas obras consigo y que haya tenido la amabilidad de ponerlas a disposición de la Muestra para exponer esta otra faceta de ese gran documentalista.

En varias ocasiones te he escuchado insistir en la trascendencia de que esas obras se exhiban en La Habana. ¿Por qué crees que es importante que se exhiban sus documentales en la Muestra y que dentro de ella se monte esta exposición?

A mi juicio Nicolás Guillén Landrián fue un documentalista cuya obra se está revisitando, recolocando en el universo del cine cubano.

Trabajó durante la primera década del ICAIC, fundamentalmente,  y miró, como ya es sabido por casi todo el mundo, hacia la retaguardia de la revolución. A sujetos diferentes a los del cine que hacía Santiago Álvarez, diferentes a los del Noticiero ICAIC Latinoamericano.

En aquellos momentos eso significó un restarle importancia a esa mirada porque eran tiempos de gran verticalidad, de ortodoxia política en lo que al modo de reflejar la realidad cubana de inicios de los años sesenta se refería.

En una de las primeras Muestras presentamos su obra y recuerdo que, no obstante haber pasado tantos años de que esos documentales hubieran sido realizados, tenían la modernidad que nuestros jóvenes realizadores creían que estaban descubriendo con sus trabajos.

Eso demostró la permanencia, la solidez, el corte esencial que tiene la obra de Nicolás Guillén Landrián, dejada un poco de lado por razones extracinematográficas.

En aquella ocasión la presentamos en una sección que se llamaba Premios a la sombra. Es decir, la Muestra premiaba aquello que había estado a la sombra trayéndolo nuevamente a la pantalla, aunque la obra de Nicolás se había exhibido, pero muy poquito.

Otro logro de la Muestra fue lograr colocar su foto en el pasillo del 5to piso del ICAIC. Era una forma de decir  que a pesar de no tener un Premio Nacional de Cine o no ser uno de los fundadores del ICAIC, era un cineasta importante.

Lo de volver a traer su obra a la Muestra lo habíamos discutido muchas veces ya. Yo tengo también una formación cinematecaria y en la Cinemateca decimos que cada cinco años hay que volver a exhibirlo todo porque son oleadas de generaciones diferentes.

Y aunque ya los muchachos tienen la posibilidad de cargar la obra de Nicolás en una memoria; aunque ya su obra se enseña, se muestra, se discute, se reflexiona sobre ella; nosotros pensamos que sí debemos exhibirla nuevamente, más como un evento que se organiza desde el ICAIC.

Ahora fuimos por más. Aprovechando que la muestra es corta lo hemos puesto en más de una tanda. Sobre todo en la de las 8 de la noche, que es una tanda de privilegio por la afluencia de público.

Por qué me parece interesante la exposición? Porque creo que todo lo que arroje luz sobre un fenómeno es válido para acercarse a el.

Algunos sabíamos que él pintaba, por afición y también porque en un momento determinado las vendía. Pero una cosa es saberlo y otra el tener la posibilidad de acceder a esa obra.

Su viuda ha estado muy en concordancia con nosotros porque para ella es también un lujo esta oportunidad y se ha mostrado muy colaborativa.

Casi siempre quien expone en el Chaplin es el artista invitado pero esta vez decidimos que ese espacio lo ocuparan las obras de Nicolás Guillén Landrián porque de lo contrario el público tendría que trasladarse a un espacio expositivo para verlas y de este modo es entrar al cine —que es el propósito de la Muestra— y encontrar que tienes la exposición a la mano”.

Atenta a cómo se desenvuelven en la práctica cada una de las propuestas ideadas para esta nueva edición del evento anda por estos días Sara Vega, una de las especialistas del ICAIC que desde siempre acompaña a su Muestra Joven, convencida de que es en ella donde se vislumbra el cercano futuro del cine cubano.


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