Por: Roberto Smith de Castro, Presidente del ICAIC
En medio del masivo y doloroso homenaje póstumo al Comandante en Jefe, la publicación digital On Cuba ha publicado hoy, 29 de noviembre, un texto de Eduardo del Llano, titulado “¿Qué pasa por la mente de los censores?” (http://oncubamagazine.com/columnas/que-pasa-por-la-mente-de-los-censores/). No quiero esperar a que terminen las ceremonias previstas para estos días. Justamente, por Fidel, respondo de inmediato.
El texto se refiere a una decisión del ICAIC, que, en
ejercicio de su legítimo derecho sobre la programación cinematográfica del
país, determinó no exhibir una película cubana en el próximo Festival del Nuevo
Cine Latinoamericano.
Además, utilizando un lugar común, descalifica la decisión
como obra de “censores” de lógica retorcida y se lanza a cuestionar las
posibles intenciones de nuestra institución.
Falla el autor del texto en todas sus interpretaciones. Con
sus simplistas y cuestionables argumentos, no alcanza a comprender que la
disposición sobre la película es una cuestión de principios. Independientemente
de sus resultados artísticos y de las posibles intenciones de sus creadores, el
filme presenta una imagen de la Revolución que la reduce a una expresión de
intolerancia y violencia contra la cultura; hace un uso irresponsable de
nuestros símbolos patrios y referencias inaceptables al compañero Fidel.
Sobre este último aspecto, aclaro lo siguiente: la decisión
sobre la no exhibición del filme se tomó dos semanas antes del 25 de noviembre.
En sus Palabras a los intelectuales, el 30 de junio de 1961, Fidel subraya que no puede discutirse el derecho del ICAIC a decidir qué cine debe exhibirse en el país. Y añadió: “Si nosotros impugnáramos ese derecho del gobierno revolucionario, estaríamos incurriendo en un problema de principios.”
En el análisis de la película hemos defendido el diálogo con
sus creadores y con un numeroso grupo de cineastas a los que hemos escuchado y
a quienes hemos explicado nuestros argumentos. Sin embargo, por encima de
cualquier criterio, la decisión final corresponde a la institución.
Con su decisión, el ICAIC no está calculando lo
“conveniente”, “lo práctico”, lo que evite el debate, lo que reduzca el impacto
mediático o lo que dificulte o favorezca la difusión de la obra. El ICAIC asume
las consecuencias de su decisión. Por principios, nosotros no aceptamos
que en el Festival se presente un filme con los elementos señalados.
Por supuesto, la decisión sobre el filme no implica ningún tipo de ruptura con su equipo creador, integrado por jóvenes talentosos que quieren hacer cine en Cuba y con quienes seguiremos trabajando.
El ICAIC continuará respaldando la producción cinematográfica
independiente como parte orgánica del cine nacional.
El ICAIC continuará cuidando la imagen de los símbolos
patrios, de la propia Revolución y de nuestros héroes y mártires, tanto
en el cine que apoyemos en su producción, como en la selección de las películas
que se exhiban en nuestras pantallas.
El ICAIC, fundado por Fidel, ha defendido y continuará
defendiendo la creación libre, diversa, crítica, honda y
comprometida con los ideales de justicia social y emancipación humana de la
Revolución.
29 de noviembre de 2016
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