El arte como medio de búsqueda de transformación social, como forma de trasgredir la conciencia de los pueblos, como objeto de denuncia, apoyado en ciencias como la sociología y la psicología; se sale del marco tradicional expositivo, modifica su lenguaje y va en busca de la experimentación, la intervención comunitaria y de las bases de una enseñanza que trata de congregar, la pedagogía, el arte y la vida.
De esa expresión y ambiente creativo emerge René Francisco, una de las figuras más importante del quehacer artístico contemporáneo cubano, cuya trayectoria laborar es poseedora de una fuerte posición discursiva reconocida a partir de los años 80, del siglo pasado.
La necesidad de establecer un diálogo que invite e instituya abiertos debates; el disfrute de productos manufacturados fusionado a un quehacer erótico que renueva y fortalece la idea de lo que quiere proyectar, donde el vínculo de lo útil y lo artístico exploran la intervención comunitaria, hacen de la obra de este maestro, un caudal de propósitos.
Sugerentes iniciativas y el abordaje de temáticas públicas se dan cita y conviven con disímiles recursos alegóricos que se juntan con elementos investigativos artísticos, la didáctica pedagógica y la intervención comunitaria.
Sus primeros pasos profesionales corrieron a cargo del dúo de creación que fundó junto a Eduardo Ponjuán. Siendo los trabajos que desarrollaron, decisivos para su trayectoria artística. Pero es la docencia predeterminada por la renovación y por el escurrimiento entre los límites en los que estaba enmarcada el arte de los años 80, quien jugó un papel importante. A esta pasión se une la creación en 1989 del grupo Desde una Pragmática Pedagógica (DUPP); proyecto que dio respuestas a ciertas inquietudes que venían manifestándose en el propio artista. Interrogantes que reposaban bajo las incógnitas de cuáles eran las funciones del arte y de los artistas desde un contexto pedagógico, así como la imbricación entre el arte y esta ciencia. Desde la enunciada perspectiva, el proyecto revolucionó toda mirada, y comenzó a insertarse y a fomentar nuevos escenarios teórico-prácticos; dejando atrás aquellos procesos de enseñanza que se llevaban a cabo solo en las academias de arte y en el marco de los espacios formales. René incorpora un sistema recreador matizado por el debate, el ensayo y el encuentro con nuevos caminos.
Es de destacar que su formación fue la que dio al traste con todas estas ideas, influenciadas por un sistema que tiene como base entre otros valores, la entrega y el colectivismo. Esta condición explica el papel protagónico que tiene la comunicación en su obra. Artista que adapta su individualidad a las necesidades del público, y apuesta por la retroalimentación como operatoria desde la cual disiente de radicales posiciones.
Como todos los fenómenos vinculados a la creación y la pedagogía, estas son expresiones que no constituyen ciencias abstractas colocadas al margen del tiempo. Responden a las exigencias de un determinado modo de hacer, en un lenguaje específico, forjados al imbricar la herencia cultural, las tendencias temporales, la consideración del papel del arte en la sociedad, entre otros. En este sentido, DUPP atrapó el interés de muchos educandos que se involucraron y comenzaron a hacer obras utilitarias, inspirada en necesidades no solo estéticas sino también funcionales; además, contribuyó a generalizar el uso del performance, el video, la intervención pública, y otras manifestaciones que son socorridas en la práctica de nuevas generaciones.
Proyectos artístico-sociales como Casa de Rosa, El Patio de Nim e Intercambio, así como sus obras de carácter erótico, dan fe de trabajos reflexivos y alegóricos que cuestionan ideas y moldean la realidad sobre el hacer del hombre, el arte y la sociedad.
René asume propuestas que disponen una y otra vez del cuestionamiento de conceptos en tanto, obras trasgresoras son dispuestas de manera que transitan de un espacio a otro, asumiendo el carácter utilitario de un hacer que se instaura desde y por la pedagogía como herramienta del arte, en pos de la transmisión y la transformación de conocimientos que subsisten favorecidos por las múltiples tendencias, algunas temporales y otras imperecederas. Plataformas que primero separaron campos y luego hicieron un papel mediador entre la escultura, la pintura y el grabado con otras manifestaciones de las artes visuales y la arquitectura, no permaneciendo ajenos por supuesto, a la repercusión en el plano estético.
En entrevista refirió el artista: “la deconstrucción de códigos, símbolos y paradigmas de distintas naturalezas mediante el manejo de estereotipos sensuales, se dirige a la revelación de zonas problemáticas vinculadas no solo al mercado del arte y sus mecanismos de perversión comercial, sino a ciertos aspectos críticos, negativos, polémicos, presentes en el propio comportamiento del hombre”.
Sin duda alguna el salirse de los espacios tradicionales del arte y modificar su lenguaje, confirma que se puede evolucionar la mentalidad de algunas personas y por consiguiente de fragmentos de la sociedad. El arte asume una posición de acción, donde interactúan componentes y tratamientos con el público a nivel vivencial. Experimentación, pedagogía e intervención comunitaria definen un hacer, que es usado como agente transformador y constituye un instrumento de trabajo, por su poder de movilización. Este cambio fue promovido en primera instancia, por una generación de creadores que creyó firmemente en el papel del arte como motor impulsor y herramienta para transfigurar la vida, movimiento que marcó una nueva filosofía artística.
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