Parece increíble. Hace 40 años de su desaparición física y hablo de él todos los días, como si lo fuera a ver a su casa o a la Universidad, como si estuviera esperando que me recomendara un libro, ante una investigación que me he propuesto hacer. En muchas ocasiones, pienso que sería oportuno preguntarle algo que no entiendo muy bien, y que estoy segura, que él sabría responderme. Esa sensación de sentirlo vivo, no la he perdido nunca y hasta me emociona.
Raimundo Lazo, fue mi profesor de Literatura en la Escuela de Filosofía y Letras de la Universidad de La Habana. Recuerdo cada uno de sus encuentros. Con qué serenidad expresaba las ideas. Ya estaba padeciendo de la vista, pero eso nunca lo limitó para explicarnos con certeza, tantas cosas interesantes de la Literatura Cubana e Hispanoamericana. Cuando se cerró la Universidad de La Habana, por las huestes batistianas, en 1956, varias veces me recibió en su casa. Nunca estaba apresurado. Me escuchó con tranquilidad y me ayudó con un sabio consejo o una sugerencia admirable. Realmente, nunca lo he podido olvidar. Fue un gran maestro y una gran personalidad de nuestra cultura.
Cuando escribo actualmente, no puedo evitar citarlo en reiteradas ocasiones. Ahora en México, reunida con amigos escritores de este país, tampoco he podido dejarlo de citar. Por cierto, mi profesor, fue miembro de la Academia Cubana de la Lengua y también de la Academia Mexicana de la Lengua. Cuando yo lo conocí, en 1952, ya había sido Agregado Cultural de la Embajada de Cuba, en el país azteca.
El día de sus honras fúnebres, la Dra. Mercedes Pereira, que fue también su alumna, habló en nombre de la Universidad y de sus discípulos. Ella, fue también mi profesora en el Instituto de la Víbora, cuando estudiaba el bachillerato. Digna discípula, del insigne profesor.
Cuando nos graduamos en la Universidad, entre comillas, porque aún no habíamos presentado las tesis, recuerdo que organizamos un almuerzo en un restaurant del Vedado. Lazo, fue uno de los primeros en llegar. Aún se conserva la foto. Al dorso, guardo su firma junto a la de otros profesores. Es un gran recuerdo. Allí, el grupo de estudiantes, especialmente integrado por mujeres, en mayor número. Los hombres eran pocos. Podríamos decir, que aquella graduación fue esencialmente femenina y creo que los profesores estaban felices. Que yo haya sabido, Raimundo Lazo, siempre le dio a la mujer, el lugar que debía ocupar en la Sociedad. Fue, junto a otros pocos intelectuales, de los hombres que abogaron por un desarrollo del movimiento feminista en nuestra Sociedad, al tomar parte activa en los debates que se efectuaban en los Congresos de Mujeres, por los años 1923 y 1925. Calificado como Congresista adicto, por su actitud muy solidaria con la mujer, junto a Don Fernando Ortiz, Juan Marinello y Arturo Montori, entre otros.
Apoyó la creación de Pro Arte Musical, y el teatro Auditorium, instituciones fundadas por la Sra. María Teresa García Montes y un grupo de cubanas adelantadas a su tiempo.
Miembro de la Academia Nacional de Artes y Letras de Cuba.
Le contaba a mis amigos, que cuando yo estaba iniciando una investigación sobre La Habana Elegante, la revista finisecular cubana dirigida por el poeta Enrique Hernández Miyares, Lazo, me animó a seguir adelante. En aquellos tiempos, la situación política en Cuba, era muy tensa y todo era demasiado difícil, sobre todo en el ámbito del conocimiento. Me era imposible visitar la Biblioteca de la Universidad, pero mi profesor, me recomendó algunos textos, que me dieron luz en el camino y siempre se lo he agradecido.
Cuando la situación en Cuba se hizo muy crítica, ante los desmanes de la dictadura de Batista, él tuvo que emigrar. Al triunfo de la Revolución en 1959, regresó rápidamente al país, para ponerse al lado de los que luchaban por una Patria más justa y feliz para todos sus hijos. Consecuente con sus ideas, muchos años antes, había estado en contra del dictador Machado y tiempo después, al lado de Eduardo Chibás y su Partido Ortodoxo.
En 1936, formó parte de los colaboradores de la revista Isla, que tuvo como propósito, estudiar los problemas nacionales con absoluta objetividad y con vistas a soluciones prácticas, de utilidad colectiva.
La revista, estaba dirigida por Emeterio S. Santovenia. Otros colaboradores, fueron Carlos Rafael Rodríguez, Camila Henríquez Ureña, Jorge Mañach, Mariblanca Sabas Alomá, José María Chacón y Calvo, Emilio Ballagas y Carolina Poncet.
Era camagüeyano, como nuestro Poeta Nacional, Nicolás Guillén, del que era buen amigo. Había estudiado Derecho y Filosofía y Letras y logró la cátedra universitaria por Concurso Oposición.
En México, colaboró en la revista Letras Mexicanas y en la del Colegio de México. Otras revistas de muchos países, mostraban sus trabajos.
Fue amigo de Don Alfonso Reyes, el gran escritor y humanista mexicano. Escribió sobre la personalidad, la creación y el mensaje del gran autor de Visión del Anáhuac. Hubo intercambio de cartas y admiración mutua. Lo evocaba Lazo, como un hispanoamericano universal, como una personalidad apolínea que no requiere pedestal ni paramento, sino la radiante compañía de su arte y la serena luz de su noble, atrayente y creadora humanidad.
La Historia de la Literatura Cubana, de Raimundo Lazo, tuvo dos ediciones en México y dos en Cuba, y La Historia de la Literatura Hispanoamericana, tuvo una edición mexicana.
Es bueno que se conozca, que la Editorial Porrúa de México, recogió gran parte de los escritos ensayísticos y críticos de mi profesor y los Cuadernos del Centro de Estudios Literarios de la Universidad Autónoma de México, publicó la segunda edición más ampliada, de su estudio, sobre la Teoría de las Generaciones y su aplicación al estudio histórico de la Literatura Cubana. La misma Editorial, sacó a luz también, Cursos y Conferencias que el intelectual cubano ofreció en el país hermano y en otros pueblos del Mundo. Haití, le entregó el Honoris Causa.
En este 11 de marzo cumpliría 112 años de vida, y en este 2016, conmemoramos el 40° aniversario de su muerte.
Era un hombre de profunda raíz martiana. Su trabajo de Tesis, cuando era muy joven, fue precisamente Martí y su Obra Literaria, en 1926, hace 90 años. Tenía, Lazo, 22 años.
Cuando Darío, que ahora celebramos su Centenario, escribió Los Raros, y entre sus reseñas una, a Martí, este libro, fue objeto de ciertas críticas negativas. Para mi profesor, todo lo contrario. Admiraba la diversidad de autores que integran este texto y lo considera un ilustrador repertorio de lo preferido en Literatura, en arte, en ideas, por esa época.
Un buen amigo mexicano, aprovecha estos recuerdos y concluye: “Raimundo Lazo está en el Diccionario de Escritores Mexicanos”.
Como ven, estimados lectores, Cuba y México, unidos por lazos históricos y culturales, imposibles de desatar.
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