En una ocasión, llegaron a mis manos los primeros versos que leí, de este extraordinario poeta indio. Tocaron las fibras de mi joven corazón y siempre lo he tenido, como una referencia imprescindible.
He repetido, muchas veces, aquella hermosa expresión poética del bardo hindú: ¡No dejes que pasen las horas de la sombra!¡Enciende la lámpara del amor con tu vida!
Aprendí que esa frase, resumía la existencia creadora de este artista, que se caracteriza por sus bandadas de pensamientos como pájaros en murmullos de alas, al cruzar por los cielos. Así lo sentí y así lo siento.
Cuando supe que la Feria Internacional del Libro de La Habana, le rendiría reconocimiento a la India y sería invitada de honor, no pude evitar recordar a Rabindranath Tagore y a la música de sus cantos, con ese sentido que tiene su palabra y la melodía que emana de su propia y original voz.
Muchos años lo anidé como poeta y fui descubriendo en el fondo de su luz, un ser de una formación humanística muy especial. Para mí, fue un poeta al servicio de su Patria y de la Humanidad. Fue reconocido como Poeta Nacional de la India.
Nació en Calcuta, en el año de 1861. Era esta ciudad, la capital de la India Británica. La familia numerosa del escritor, formada en las hermosas tradiciones hindúes y musulmanas, era un centro de poetas, músicos, actores teatrales y novelistas. Cuentan, que el padre, fue una de las personalidades más relevantes del renacimiento de la sociedad bengalí. El abuelo del poeta, en el año de 1828, se había distinguido, como un reformador de la sociedad de su tiempo.
Desde muy niño, Rabindranath, fue formado en el sánscrito, la astronomía y los textos sagrados, mientras aprovechaba las tardes, para pasear por los campos y bosques. La naturaleza muy cerca, motivaba sus inquietudes.
La poesía lo atrapó siempre. Escribía en bengalí, su lengua materna, la cual defendió por sobre el inglés, el idioma oficial. Escribió la gramática bengalí y fue investigador de la literatura sánscrita.
“Para quien lo sabe amar, el mundo se quita su careta de infinito. Se hace tan pequeño como una canción, como un beso de lo eterno”.
Cuando el poeta tenía 17 años, viajó a Londres. Debía estudiar en el University College de la propia ciudad. Fue su primer contacto con la vida social londinense y con el arte y la cultura occidental. No permaneció allí por mucho tiempo. Al regresar, preparó un volumen de versos, sus llamadas “Canciones del atardecer”. Después, vinieron otros poemarios y diversos artículos en prosa, críticas, obras teatrales, novelas y los cuentos cortos, de los que fue un verdadero artífice. Fueron famosas, en 1900, sus Narraciones y sus Cartas Rasgadas, obras de carácter monumental dentro de la literatura bengalí. En ese mismo año, realiza su segundo viaje al Reino Unido.
Una revista Perspectiva, de carácter trimestral, de la UNESCO, para la Educación Comparada y del año 1994, dio a conocer, la importancia de la labor desarrollada por Tagore, en el campo de la Educación en su país.
Además de escritor, era pintor y músico, un verdadero educador e incansable defensor de los más pobres y de los más oprimidos de la tierra.
Una vez expresó:
Nuestras llamadas clases responsables viven en el lujo, porque el hombre común todavía no ha entendido su situación. Por eso, el amo le pega, el prestamista no lo deja respirar, el capataz lo insulta, el policía lo azota, el sacerdote lo explota y el magistrado le roba.
Para este artista, la necesidad de los humildes, es fuerza más poderosa que la caridad. Era necesario, la unión de todos y la cooperación que pueda emanar de esa relación, la única verdad fundamental, de la sociedad humana.
Con clara visión y lo subrayo, Tagore, consideraba que si hay un medio que permita lograr con éxito una sociedad equilibrada, es a través de la “educación” más efectiva.
“Este anhelo mío es para ti, que te siento en lo oscuro, no para ti, que te veo en el sol”.
Organizó cooperativas, escuelas y hospitales en zonas rurales, donde alumnos y maestros vivían juntos con mucha austeridad, a plena naturaleza. Las artes manuales, y la escolaridad gratuita. Todo a cargo de Tagore. Era la hora, decía, para reorganizar la fragmentada sociedad india y servir de instrumento a la asistencia social.
Fue en 1912, que se dan a conocer, traducidos al inglés y por el propio autor, algunos de sus poemas. El pintor Rothenstein y el poeta W.B.Yeats lo admiraron y lo consideraban a esa altura de su vida, un gran escritor y cabal intelectual de la época. Se encerraba en él, toda la fuerza creativa de su amada nación.
Propuesto a Premio Nobel de Literatura, se le otorgó en 1913. Primer escritor asiático que recibía tan alta distinción.
Ilya Echrenburg, reconocido escritor y periodista, nacido en la antigua Unión Soviética, escribió; “Cuando Occidente miraba con desprecio a la India, se inclinaba con respeto ante el genio de Tagore. Los puritanos de Escandinavia le adjudicaron el premio Nóbel, el rey de Inglaterra le otorgo el título de Barón. Él rechaza este título cuando los colonizadores cubrieron de sangre las calles de Amritsar. No alcanzó a vivir para ver la liberación de la India, ni sus versos transformados en el Himno Nacional de la República”.
Fragmentos de estudios sobre el cantor hindú, de Echrenburg, aparecen, a manera de prólogo en el poemario Ofrenda Lírica, publicado en 1976, en La Habana, por la Editorial Arte y Literatura. La traducción de los versos al castellano, por Juan Ramón Jiménez y Zenobia Camprubí.
En un escrito de 1918, Ortega y Gasset nos cuenta: “El nombre de Zenobia Camprubí, suena a nombre de un hada que nos parece haber visto en el cuento mejor. Esta hada Zenobia, es hoy un hada maridada al egregio poeta Juan Ramón Jiménez. En lírico homenaje como Titania y Oberón por la selva, atraviesan nuestra árida existencia nacional, fabricando inverisimilitud. Jiménez, tiene sus propios versos y ambos juntos, traducen poetas lejanos. Ahora nos ofrecen la obra del poeta indo Rabindranath Tagore”.
Es interesante recordar que el bardo de Calcuta, viajó por diversos países. Visitó Japón, Estados Unidos, Perú, Argentina, donde conoce a la escritora Victoria Ocampo y a Don Alfonso Reyes, que se hallaba allí en funciones diplomáticas.
La idea de conectar a la India con el mundo, lo lleva a varias naciones europeas, también a Rusia, y de regreso a América, visita Canadá y otra vez, al Reino Unido. Recorridos por países del sur-oeste asiático, le permiten completar una visión general de la sociedad humana diversa y compleja. Conoció a Einstein y admiró a Walt Whitman. En sus viajes, ofrecía conferencias magistrales.
Más convencido que nunca, comprende que un nacionalismo estrecho, lleva a los hombres y a las naciones a un verdadero conflicto. Pensaba en un Organismo, que propiciara la unidad de las culturas y el conocimiento del mundo.
Ya había concebido la idea de desarrollar, un sistema educacional nacional para la India, donde el saber, la amistad y el cumplimiento del deber, eran base sustancial de las instituciones docentes y creó escuelas con estos propósitos. Tenía la convicción, que la falta de educación, era un obstáculo para el desarrollo de su nación.
Pero Tagore, quería más. Comenzó a proyectar la creación de Visva Bharati, que consistía en un Centro de carácter internacional de cultura y estudios humanísticos. Esta obra educativa, representaba la idea de La Universidad del Mundo. Con clara visión, consideraba, que había que lograr que las universidades, estuvieran dedicadas a la investigación, la invención y la actividad creadora.
Era importante descubrir los factores de integración entre las culturas.
Todas estas ideas, fueron manejadas justamente al término de la Primera Gran Guerra Mundial,
“Como el anochecer en los árboles silenciosos, mi pena, callándose, se va haciendo paz en mi corazón”
El cantor adelantado a su tiempo, actúa contra el agresivo nacionalismo y en pro de la amistad entre todos los pueblos de la tierra.
La Universidad India, debía orientarse hacia el cultivo de estas ideas humanistas y al mismo tiempo, siempre tener en cuenta, los conocimientos filosóficos y espirituales de su propio país. Le preocupó mucho la educación de la mujer.
El conocimiento espiritual, es tan importante como el científico, decía.
Las ciencias y las Artes unidas, para el mejoramiento humano y el trabajo, para estimular las energías creadoras.
Dicen que hasta que no apareció Ghandi, estas ideas no fueron debidamente asimiladas.
Vivió Tagore, ochenta años. Murió en 1941.
“Cuando mi voz se calle con la muerte, mi canción te seguirá hablando en tu corazón vivo”
Solo unas palabras, con la intención de provocar el interés por el acercamiento, especialmente de los más jóvenes, a esta figura trascendental de la literatura moderna de la India, reflexiones que quisiera, motivaran el interés por su lectura, en la que podrán hallar, todo un canto de futuro y de paz.
“Nuestros sueños, que derivan en la corriente de lo vago, tienden los brazos para aferrarse a la tierra; y sus esfuerzos se endurecen y se convierten en piedras y ladrillos, y así se va edificando la ciudad del hombre”.
Fue este humano cantor, un hombre que venció el miedo, que mantuvo en alto el corazón y que señaló el camino de la ilusión más pura y verdadera.
“La vida se nos da, y la merecemos dándola”.
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