La Casa Áncoras, editorial de la Asociación Hermanos Saiz (AHS) en la Isla de la Juventud, presentó seis propuestas literarias en la 28 Feria Internacional del Libro, en el espacio que ocupa la sala Alejo Carpentier en la Fortaleza de San Carlos de la Cabaña.
El escritor y periodista Enrique Pérez Díaz abrió la ronda de presentaciones con un libro de culto entre los narradores de literatura infantil y juvenil: En busca de un tiempo perdido, de Ariel Ribeaux Diago (1969-2005), escritor que falleció prematuramente pero que hizo aportes importantes al desarrollo de la literatura infantil en Cuba.
Pérez Díaz aseguró que tuvo el privilegio de conocer a Ribeaux, «una persona que tenía una luz especial para la escritura» y recordó que En busca de un tiempo perdido, el primer libro de su autor, conquistó el Premio David en 1995 y es una muestra de la aparición de una literatura para niños que «cambiaba el tono y el acento de lo que se estaba haciendo hasta ese momento».
Advirtió que en solo un lustro de producción literaria Ribeaux consiguió «una obra perdurable que se sigue leyendo con la misma frescura con fue fue escrita hace dos décadas».
Explicó de la misma manera que el título relata la historia de dos hermanos que andan en busca de la esperanza y que en uno de sus cuentos, «Perdido», el autor en su discurso narrativo «se libra de toda posible herencia de lectura convencional y suelta la magia de su imaginación en un cuento que por primera vez aborda la violencia hacia los niños en un contexto infantil».
Igualmente apuntó que el tema del ser y el aparentar es otra de las novedades de la escritura del autor que se encuentra en este título así como la manera de recrudecer la realidad. Resaltó de igual forma el acertado uso de los diálogos, la profundidad de las ideas, la invitación que hace a reflexionar, la fantasía que se aprecia en toda la lectura «que no es evasiva sino liberadora» y, añadió, «este es un libro contundente en el que ya se aprecia la seguridad del escritor».
El reconocido y lúcido poeta y escritor Roberto Manzano (Ciego de Ávila, 1949) presentó su volumen Vertebraciones. En torno a temas poéticos, un libro de ensayo bien particular pues es el resultado, aclaró, de una convocatoria que hiciera en el año 2009 desde su columna en CubaLiteraria para que los lectores le enviaran preguntas sobre la práctica y la teoría de la poesía como manifestación artística, y otros aspectos específicos acerca de la misma; el propósito fracasó, pues llegó el momento en que nadie preguntaba, y Manzano quiso salvar la idea con las respuestas a algunas interrogantes que fueron muy interesantes y constituyeron siete artículos que fueron publicados en CubaLiteraria y que el volumen reúne.
Raúl Aguiar, coordinador del grupo Ariete de narradores literarios de La Habana, introdujo una antología de dicho grupo bajo el título Ariete; el también prologuista de la recopilación comentó que los autores reunidos son jóvenes graduados del Centro Onelio Jorge Cardoso en el año 2014, que decidieron no romper los vínculos personales que tenían y siguieron realizando talleres, consultas e intercambios.
Eran jóvenes escritores inéditos y Aguiar se interesó por lo que hacían; descubrió en ellos un regreso a contar historias que tenían sensibilidad, «en una época en que a veces uno no estaba seguro si leía un cuento o un ensayo, porque los géneros se entremezclaban», afirmó. Otra característica del grupo era que esos jóvenes podían escribir de cualquier temática y en cualquier subgénero y además tenían por su edad, una relación estrecha con las tecnologías de la información en las que se apoyaron para la promoción de sus obras inéditas a través de la creación de una revista digital.
Sobre la antología indicó que reúne los mejores cuentos de este grupo y la declaración de principios del mismo, donde explica los objetivos básicos que persigue con la literatura que hace. «Estamos en presencia de la obra de un grupo joven con fuerza, con mucha voluntad de volver otra vez a escribir literatura, a escribir narrativa, a escribir cuentos que le lleguen al lector y que pase de alguna manera como con un ariete», concluyó Raúl Aguiar.
Mi primer equipo, de Lázaro Machín Pérez, es un libro de entrevistas, de periodismo deportivo, que causó sensación, a su salida a la luz en la Isla de la Juventud, porque trata la historia del único equipo pinero que jugó en series nacionales en el año 77 con la camiseta de Isla de Pinos, ya que al año siguiente ese territorio se convirtió en Isla de la Juventud. Los entrevistados son los integrantes de dicho equipo y testimonian la época en que lo integraron y compitieron.
Algo de sangre, de Liany Vento, escritora villaclareña, fue defendido por Yadiar Carbonell, vicepresidente de la AHS quien señaló que esta es una novela casi detectivesca que busca el suspenso entre las relaciones humanas «sin policías ni detectives», sino a través de situaciones que se van imbricando; destacó al instante la capacidad de la autora para crear una atmósfera de tensión, engaño y manipulación para el lector, con un lenguaje lleno de poesía.
Asimismo fue presentado El caserón de la curva, de Yordan Rey (La Habana, 1982), un libro especial que a partir de la influencia recibida por su autor de la cultura oriental, une la narrativa infantil con la tradición poética japonesa en un todo armonioso, de gran capacidad de persuasión y un discurso lírico particular y de gran belleza.
Deje un comentario