A propósito de conmemorarse el aniversario 77 de la victoria sobre el fascismo el periódico Cubarte propone la relectura de uno de los artículos de nuestros colaboradores publicado en 2017 por la efeméride. Esperamos sea de su interés.
La victoria sobre el fascismo 72 años después. Cuba en la Guerra
El 7 de mayo de 1945, la Alemania nazi se rindió incondicionalmente ante las fuerzas de los Aliados, y dos días después, el 9 de mayo, a las 9 de la mañana, hora de guerra del Este, se declara la fecha como Día de la Victoria. El anuncio se realizó de manera simultánea, por los Jefes de Estado de la URSS, Inglaterra y Estados Unidos desde sus respectivos países, haciéndose un importante llamado a la lucha por alcanzar la verdadera paz mundial.
Eran las 8 de la mañana en La Habana. Los pueblos del mundo, que tanto habían contribuido a la derrota del fascismo, siguieron jubilosos un acontecimiento que auguraba el advenimiento de una era de paz y el entendimiento entre los países de todos los continentes, y el beneficio para las generaciones que estaban por venir. Cuba no estuvo exenta de tal celebración, la noticia llegó a La Habana, y de inmediato la dirección del PSP emitió un manifiesto donde destacaba la importancia de la rendición de Alemania, y la grandeza del día de la Victoria de las Naciones Unidas como el fin de la larga pesadilla de sangre y horror del nazismo, de la destrucción y la muerte en suelos europeos y el fin de la amenaza a la libertad de los pueblos del mundo.
El pueblo cubano, quien había dado sus esfuerzos cotidianos y hasta sangre de sus jóvenes en dicha contienda, vio en ello su participación directa en una guerra que denunció y luchó por impedir desde los inicios de la década del 30, en que destacaron entre otras acciones importantes, la celebración en La Habana del 1er Congreso Nacional contra la Guerra, la Intervención y el Fascismo el 1º de agosto de 1934, el muy activo comité por Manos fuera de Abisinia, la denuncia por el crimen de Ernest Tahelman y la solidaridad con Jorge Dimitrov. (1) Para ello efectuaron acciones de diverso tipo en cuantas asambleas, mítines y otras demostraciones públicas que lograban realizar en condiciones represivas muy difíciles, al tiempo que denunciaban desde muy tempranamente el peligroso avance del fascismo por medio de volantes, hojas sueltas, pintura de paredes y en las publicaciones que con mucho esfuerzo y riesgo podían editar y distribuir algunos sindicatos obreros y el partido comunista.
Otro capítulo excepcional del internacionalismo cubano fue la colaboración popular con los defensores de la República Española en armas, hombres, labor educativa, atención a los niños y donaciones para los frentes de guerra, donde perdieron la vida alrededor de un centenar de combatientes de todos los credos y oficios, de los más de mil que acudieron a sus frentes de guerra.
Tras la invasión a la URSS, el respaldo a los combatientes antifascistas de los distintos frentes de guerra se materializó en una gran ayuda monetaria y material que, como en el caso de los sacos de azúcar y el tabaco, además del esfuerzo adicional no remunerado que significó para los trabajadores del sector su producción, incluyó la consecución de la autorización del gobierno para la realización de dichos embarques, sin obviar la exigencia del establecimiento de relaciones diplomáticas y comerciales con la URSS que se conquistó el 17 de octubre de 1942.
No menos trascendente fue la sangre de dos representantes de la siempre heroica juventud cubana, Aldo Vivó, quien cayera durante la heroica defensa de Leningrado en 1943, y Enrique Vilar Figueredo, caído el 30 de enero de 1945 en la defensa de Polonia. Vale destacar la acción del marino cubano Norberto Collado, años después capitán del yate Granma en su viaje a Cuba con su carga libertaria, cuando el 15 de mayo de 1943, gracias a su pericia, desde el caza submarino CS-13 fue hundido el submarino nazi U-176 en aguas cubanas.
Otra contribución destacada fueron las actividades realizadas por el Frente Nacional Antifascista desde su fundación, el 9 de julio de 1941, pocos días después de la invasión hitleriana a la URSS, hasta el fin de la guerra. El mismo, además de la contribución material que envió y de la actividad política desplegada para que cada cubano supiera la verdad de aquella guerra, fue un hito en la historia de las luchas del pueblo cubano por la concertación de la unidad proletaria y popular, con una dirección integrada por representantes de todos los partidos, sectores, y tendencias, cuya dirección la asumió un representante del PRC (A), Ángel Alberto Giraudy.
Setenta y dos años después de aquella epopeya que causó tantas muertes y tanta destrucción, podemos constatar la existencia de guerras de todo tipo y denominación, promovidas o encabezadas vergonzosamente por algunos de aquellos Aliados que supuestamente buscaban la colaboración y la paz, con nombres y encubrimientos distintos, tácticas diferentes y el empleo de mecanismos económicos y comunicacionales engañosos, persiguen el mismo objetivo de destruir pueblos, hacer desaparecer el legado de civilizaciones que se hicieron presentes muchos siglos antes del surgimiento del capitalismo, y acabar con la vida de pobladores de regiones que, con su trabajo, esfuerzo y miseria seculares, has hecho posible la opulencia y el poder de los que pretenden regir hoy los destinos del mundo.
A ello se refiere el nonagenario nacionalizado argentino Alex Szarazgat (2), quien activo combatiente aún hoy contra el fascismo, nos comentó:
Hace 72 años, el 9 de Mayo de 1945, finalizó la Segunda Guerra Mundial en Europa. En el Pacífico se prolongó unos meses más. 50 millones de muertos, un sinnúmero de heridos y mutilados, viudas, padres sin hijos, hijos sin padres… Y estalló ¿la paz? Le siguió la “Guerra Fría”.
Los pueblos sometidos por el colonialismo creyeron entonces que les había llegado su hora de libertad, independencia y soberanía… Pero las burguesías de los países dominantes tenían otros proyectos… Se inició la aplicación de la política de guerra fría y detonaron las guerras locales, las de “baja intensidad”.
La destrucción se retomó en tierras lejanas con las armas generosamente entregadas, vendidas…, por los que lucran con la muerte, según el pensamiento dominante. Las víctimas: los pueblos subdesarrollados, los “otros”, a quienes se debía enseñar los “beneficios” de la democracia.
Así, una vez lograda “esa paz”, luego de otra orgia de sangre, muertos y destrucción, el mundo se encamina hacia un nuevo enfrentamiento, promovido por las dirigencias burguesas, para resolver la crisis económica-financiera desatada por su voracidad e irresponsabilidad.
Desapareció la Unión Soviética, los bolcheviques dejaron de ser una amenaza, por lo menos en forma inmediata; los enormes trigales de Ucrania, siguen existiendo, bocado apetecible.
El imperialismo alemán sobrevivió. Cobijado en la Unión Europea, y dirigiéndola, está tratando de lograr los objetivos que no alcanzó durante la monarquía ni durante el nazismo.
Sigue vigente su consigna: Lebensraum (Espacio vital) y Drang nach den Osten (expansión hacia el este) en donde se encuentran los trigales, el petróleo y el gas, estos últimos imprescindibles para la industria germana.
La Unión Europea manipuló un golpe de estado en Ucrania con el declarado propósito de integrar a ese país a la Unión y ponerlo bajo las alas protectoras de la OTAN.
Se va en camino hacia un enfrentamiento entre Rusia capitalista, para defender sus fuentes de materia prima, y la Unión Europea, para lograr un acceso privilegiado a las mismas con el visto bueno de Washington que hace lo suyo en la nueva distribución planetaria.
Los pueblos siguen poniendo su cuota de sangre al servicio de las potencias imperialistas mundiales con el respaldo de sus respectivas burguesías, ávidas también de aumentar sus ganancias.
En 1945 creíamos, soñábamos que… NUNCA MÁS HABRÍA GUERRA.
Alex, 3 de mayo de 2017.
Nota:
(1) Destacado militante comunista y del movimiento sindical búlgaro con importantes responsabilidades en sus organismos nacionales e internacionales desde 1902, en 1935 asumió la dirección de la IC, siendo el artífice de la organización del frente único y popular a escala internacional para la lucha contra el fascismo. Fue hecho prisionero por su actividad pero un fuerte movimiento internacionalista conquistó su excarcelación y continuó su labor. En 1945 asumió la dirección del Partido Comunista Búlgaro.
La labor por su excarcelación realizada por el primer Partido Comunista de Cuba, la Confederación Nacional de Obreros de Cuba y las secciones cubanas del Socorro Rojo Internacional (SRI) y de la Liga Antimperialista (LAI), motivó el reconocimiento expreso de Dimitrov en carta dirigida a Defensa Obrera Internacional (DOI), sección cubana del SRI, el 4 de julio de 1934, cuando escribió: Aún viven en mi recuerdo el interés y simpatía con que yo he seguido, durante mi estancia en la cárcel de Berlín, las luchas de los camaradas cubanos y los sucesos de Cuba, para afirmar posteriormente: El saludo que ha enviado vuestro primer congreso nacional demuestra que el Socorro Rojo de Cuba, que tiene ante sí grandes tareas en su propio país, participa igualmente en la lucha tan importante contra el fascismo alemán.
En la propia misiva también exhortó a los trabajadores cubanos a continuar la denuncia del peligro de expansión fascista y a expresar su solidaridad con todos los prisioneros antifascistas confinados en cárceles y campos de concentración.
(2) Alex Szarazgat nació en Viena en 1922 y en 1938, siendo adolescente, emigró con sus padres y hermanos a Suiza, hasta que en 1940 viajan a la Argentina, donde se establecieron hasta hoy. Allí se entregó a la lucha antifascista en idioma alemán, con las publicaciones Volksblatt y Austria Libre, hasta que, con ayuda de su esposa desde entonces, Nélida María Vinitsky (Nelly), amplió su colaboración periodística escribiendo para los diarios Propósitos y Presente. Todos de orientación antifascista.
Su militancia política lo acercó rápidamente al movimiento progresista judeo argentino, colaborando intensamente con la prensa de ese sector poblacional, destacándose entre ellos, los periódicos Renovación, Tiempo, Tribuna y Nuestra Vida, labor que compartió con la importante misión de combatir al fascismo en todas sus manifestaciones, especialmente desde la Asociación Civil y Cultural “VORWARTS”, fundada hace 130 años.
A partir de la década del 90 del pasado siglo, comenzaron a aparecer los libros de Alex: Pequeñas historias… ¿del primer mundo?, en 1997; Oskar Schindler Fabricante de la muerte. La lista de Schindler: Pasaporte a la impunidad, en 2003; ¿Quizá mañana?, en 2007; Un puñado de tierra, en 2008; y la quizás más sorprendente y meritoria: desde hace alrededor de 15 años, Alejandro Szarazgat viene empeñando sus fuerzas y sus esfuerzos en la publicación, casi en silencio, pero con la colaboración de algunos amigos cubanos, una obra a mi juicio trascendente, agrupada como conjunto bajo el título: De la conquista a la Revolución, contentiva de valiosos documentos e importantes reflexiones del autor en torno a ellos y a los principales acontecimientos sobre los cuales se ha ido construyendo nuestra historia, desde 1492 hasta la actualidad. La misma ya por su tomo VIII.
A sus 94 años y con una salud algo quebrantada emplea toda su energía en denunciar y combatir al fascismo y sus ramificaciones hasta la actualidad, que incluyen las actuales guerras en África y Medio Oriente, las fórmulas que se emplean en nuestro continente y a la divulgación y defensa de la Revolución Cubana, símbolo de que en verdad Sí se puede.
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