“(…) Quienes escribimos, sabemos que escribir es la mejor manera de pensar. Lo que se escribe es siempre real y por supuesto verdadero, ya que adquiere una forma y, en ocasiones, un soplo vital, a diferencia de lo no escrito, que es el extenso e infinito universo de lo no pensado, de lo que no existe aún ni tiene espacio en mente alguna”.
Lo anterior corresponde a un fragmento del texto leído por el escritor Santiago Gamboa, miembro del jurado del Premio Casa de las Américas del presente año, quien pronunció las Palabras inaugurales (18/I/2016) durante la apertura de ese prestigioso certamen literario latinoamericano y caribeño. Y con ellas se inicia el número 282 de la Revista Casa de las Américas cuya presentación estuvo a cargo del intelectual cubano Roberto Fernández Retamar, presidente de dicha institución cultural.
Entre sus secciones, Hechos/Ideas destaca trabajos como: Rubén Darío en inglés; la poesía, de María Roof; Gabriela Mistral: Contar y pensar la América, de Jaime Quezada, e Historicidad y soberanía en “Con Walker en Nicaragua”, de Ernesto Cardenal.
Al respecto y, refiriéndose al nicaraguense Rubén Darío –este año se cumple un siglo de su fallecimiento--, Fernández Retamar rememoró que “cuando celebramos el Centenario del Nacimiento de Darío, en enero de 1967, ese hecho fue motivo de una extraordinaria actividad de la Casa de las Américas en la zona de Varadero, provincia de Matanzas. “Allí se realizó un hermoso encuentro de muchos poetas y estudiosos, además de surgir una propuesta firmada por Manuel Pedro González, entre otros escritores, para que se crease lo que son hoy el Centro de Investigaciones Literarias de la Casa de las Américas y la Sala José Martí de la Biblioteca Nacional, dirigidos por Mario Benedetti y por Cintio Vitier y Fina García Marruz, respectivamente.
De aquel entonces evocó la publicación del número 42 de la Revista Casa, que “Peña ilustró muy bien valiéndose del Art Noveau: Es por ello que decidimos que la Sección Hechos/Ideas estuviese dedicada en esta ocasión a estudios sobre poesía”, e hizo mención seguidamente a los trabajos de la norteamericana María Roof, “donde ella realiza un estudio de las traducciones al inglés de Darío y la importancia de su obra en los países de habla inglesa, poco conocida anterior a su muerte”.
A continuación Fernández Retamar recordó que el chileno Jaime Quezada --quien preside la Comisión Premio Nóbel Gabriela Mistral (1889-1957)--, ofreció una conferencia en la Casa (noviembre 2015) cuyo tema versó sobre Gabriela Mistral: Contar y pensar la América, en la que hizo alusión a sus libros, además de estudiar globalmente “lo que Gabriela llama recados, y lo mejor de su valiosa y permanente poesía. Es palabra hecha verso, hecha prosa, desprendida bellamente de su lengua (…) Algunas de esas páginas Gabriela las dedicó a José Martí, y escribió y leyó aquí en Cuba varias conferencias dedicadas a Martí (…) El texto que presenta este Número 282 de la Revista Casa trae consigo un hermosísimo poema (inédito) dedicado a Martí (1)”.
Al comentar el trabajo “Historicidad y soberanía en Con Walker en Nicaragua”, del nicaraguense Ernesto Cardenal, el Presidente de la Casa de las Américas enfatizó que su autor (Alberto Rivera Vaca) “estudia no la obra de Ernesto Cardenal, sino un poema en particular: la juventud de Ernesto Cardenal, valiéndose de textos anteriores, entre ellos, William Walter en Nicaragua”.
En sus palabras el connotado Escritor resaltó en la sección Flechas los trabajos Sobre la crisis actual del capitalismo globalizado, del chileno Grinor Rojo (Premio honorífico de la Casa de las Américas) y Parar el efecto dominó: siempre el desafío, del sociólogo Aurelio Alonso, vice director de la revista Casa: “Ambos, son trabajos notables y de una manera se complementan”. Acerca del de Grinor dijo que “comienza hablando de esa crisis actual del capitalismo para luego hacerlo sobre los próceres de nuestra América, mientras que el de Aurelio comienza observando cuestiones relacionadas con nuestros países, como es el entierro del ALCA, hasta pasar después a abordar cuestiones del mundo capitalista”.
En la sección Letras sobresalen una serie de poemas de autores como el del argentino Noé Jitrik, con Anatómicas; el cuento (muy notable) de la brasileña Lucía Bettencourt, La secretaria de Borges; el poema El puente de papá: Hola del cubano-norteamericano Richard Blanco, y el cuento de la uruguaya Natalia Mardero, con El chalecito.
Páginas salvadas, incursiona en el español Miguel de Unamuno con el texto de su autoría ¡Hay que ser justo y bueno, Rubén!, cuyos juicios sobre el nicaragüense Rubén Darío, valen la pena conocer: Le acongojaban, escribe Unamuno, las eternas e íntimas inquietudes del espíritu, y ellas le inspiraron sus mas profundos, sus más íntimos, sus mejores poemas.”
En la Semana de Rodrigo Rey Rosa, los trabajos presentados en esta sección pertenecen a dos escritores cubanos: Roberto Rodríguez Reyes, con La performance RRR y Eugenio Marrón, con Monsieur Boyle en Guatemala o Rodrigo Rey Rosa a través del espejo. “Son trabajos muy interesante y revelan mucha familiaridad con la obra de ese autor guatemalteco”, afirmó el Presidente de la Casa de las Américas, mientras que en la sección de Artes plásticas, sobresale el trabajo titulado La Casa, el dibujo y Quino, de Adelaida de Juan, en el que la autora enfatiza en la presencia de la Galería Latinoamericana, perteneciente a esa institución, la que “jubilosamente ahora abre sus puertas para acoger el dibujo portador de lo que genéricamente se considera el humor.
“Tira cómica, monos, muñequitos, cómics, caricatura, etcétera, son términos que procuran excluir al dibujo imaginado con humor del terreno de las artes plásticas (que ahora suelen llamarse artes visuales) (….) Los mundos de Quino: un homenaje, es el título que ha recibido esta sección de la Galería. En sus muros asoman, ampliados, algunos de sus dibujos emblemáticos. Y en el último panel se proyectan los Quinoscopios, filmes breves en cuya elaboración colaboraron dos talentos superiores del género: el argentino Quino y el cubano Juan Padrón. Por su cuenta, ambos han creado personajes que han adquirido vida y popularidad: Elpidio Valdés, de Padrón y, para mí personalmente, sus vampiros con su Vampisol, en cierta manera forman parte de la imaginería cubana, como Mafalda y sus congéneres lo son de la argentina”.
Entre otras secciones, el presente número de esta publicación incluye la dedicada a Libros y una reseña que, al decir de Fernández Retamar, “me conmovió mucho, al ser escrita por una cubana Eliana Rivero, quien vive en los Estados Unidos. Es la reseña de un libro que titula Regresos imposibles: narrativa de la diáspora cubana. Lo que sentimos al respecto más que cariño es una gran pena pues captura, en forma crítica, las luchas y aspiraciones de una generación entera de inmigrantes cubanos, y al mismo tiempo desconstruye la realidad de lo que se había figurado como una imposibilidad: la búsqueda, la reconstrucción y el remedio de las pérdidas sufridas debido al exilio y los desplazamientos”.
(1) MARTÍ: “¿Dónde te fuiste José Martí /que no te hallo entre las palmas?/ Hablabas tanto con dejo nuestro/ que ¿a dónde te fuiste sin tu habla?/Carne tuya quiso la tierra/ y ¿dónde anda mi antillano?/ Suelo sin cuello de palmeras,/noche muerta sin marejada/. Atravieso palmeras reales,/hombre mío tan extrañada/ de que es el cielo y que es la caña/ y son tus negros locos y santos/ y que no saltas como una espada,/ pequeño y ágil a encontrarme/ si pasé tanta tierra y agua./ Crucé pensando que de fiel y dulce/te pararías, carne santa/ en la sombra de la palmera/ o al levantarse de unas garzas”.
(Gabriela Mistral escribió este breve, evocador y sentido poema durante una de sus visitas a Cuba (octubre-noviembre de 1938), no incluido en ninguno de los libros originales de la autora. Pertenece a la colección de inéditos del Legado Literario Gabriela Mistral (Archivo del Escritor, Biblioteca Nacional de Santiago de Chile). La sencillez del poema revela, a su vez, emocional y admirativamente el fervoroso apego que la autora chilena tuvo siempre por el Prócer y Libertador cubano (“Lo amo de veras”, según un leal decir en carta a Dulce María Loynaz). Aún en brevedad coloquial de sus cuatro estrofas, el poema viene a complentar aquellos otros notabilísimos textos-conferencias en la escritura prosística y ensayística mistraliana: “La lengua de Martí” (1931), “Los versos sencillos de José Martí” (1938), “Discurso en el centenario del nacimiento de Martí” (1953). Jaime Quezada. Revista Casa de las Américas. No. 282.
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