En la tarde del viernes 26 quedó clausurado el concurso Post It 5 para jóvenes artistas.
Se trata de un evento que emergió en el 2013, que establece una vía eficiente de promoción nacional e internacional, así como constituye en realidad un verdadero estímulo y apoyo para producciones artísticas de nuevas promociones, además de otorgar premios en metálico, espacios de exhibición, y la posibilidad de ver su obra publicada en un catálogo que se caracteriza por su calidad poligráfica y de impresión.
María Milián, fundadora de Post It, ha expresado que este concurso se inició como un proyecto que desde la institución sugiere promover o impulsar un criterio colectivo de lo mejor de la creación artística cubana.
Para los que asistimos a la inauguración el pasado 5 de septiembre, algo quedó claro, si bien se presentaron menos proyectos este año, el jurado realizó una selección de 25 artistas entre 119 provenientes de 12 provincias, elección bien pensada que deviene resultado lógico de la pericia de sus miembros. Integrado por Lesbia Vent Dumois, artista y presidenta de la Asociación de Artes Plásticas de la Uneac, quien posee sobre todo una valiosa experiencia curatorial; Nahela Hechavarría, especialista que tiene una trayectoria como curadora en la Casa de las Américas; Miriam P. Casanellas, una joven galerista conocedora de las dinámicas promocionales y comerciales del Fondo Cubano de Bienes Culturales; además de Elisa M. López Rodríguez y Sandra García, con experiencia en galerías del Fcbc, y los reconocidos artistas José Ángel Vincench y Octavio Irving, que dirigió el Taller Experimental de Gráfica de La Habana y actual profesor de la Academia Nacional de Bellas Artes San Alejandro. Este tribunal mostró exigencias en cuanto a la calidad artística y conceptual de las obras que quedaron elegidas en la Galería Galiano. A la vez sería este mismo el jurado, presidido por Lesbia Vent Dumois el encargado de otorgar los tres primeros premios y las menciones.
El jurado consideró “que una gran parte de las propuestas presentadas no alcanzaron el nivel esperado para un certamen de este tipo, criterio que se vincula, entre otros factores, al resquebrajamiento del sistema de enseñanza artística que inevitablemente
incide en los procesos de creación de las más jóvenes generaciones, observación que ha sido apuntada por jurados anteriores del concurso” y se recomendó a que la institución continúe incentivando la creación y promoción de los jóvenes creadores, según se expresó en el acta del jurado en la clausura.
En Post It, la curaduría no es convocada bajo una temática específica, lo que acciona a favor de mayor inclusión de creadores visuales. Igualmente en la exhibición se observó una más reveladora intención de diálogo entre las manifestaciones artísticas. Del mismo modo fue más cuantiosa la participación en pintura, algo que parece muy relacionado con el fin de la comercialización, aunque ya desde el 2016, el título de la muestra no contiene el concepto de expoventa, y solo se nombra como Post-it. Arte Contemporáneo.
En la clausura se le otorgó el Primer Premio a Leonardo Luis Roque (Cienfuegos, 1986) por la obra 30 de junio 1962, de la serie Pintura política, del año 2018. La obra simultanea la fecha de una noticia y un óleo de flores. Inevitablemente esta pieza nos remite al cuadro de Lázaro Saavedra, El arte es un arma de lucha de 1989, un lema de 1971 acompañado de un búcaro de flores pintado al óleo, expuesto de manera permanente en la sala de arte contemporáneo (1979-1996) del Museo de Bellas Artes, mas el propio artista nos expresó ―en entrevista a la autora el día de la premiación―, que no pensó en este referente pictórico, sino “en un pretexto para pintar, sin tener que pensar tanto en la cultura propiamente”, a la vez que considera en su propuesta toda relación, intercambio o acto como un hecho político en sí.
Interesante en su intencionalidad conceptual fue la obra de Alberto Rodríguez, a quien se le otorgó Mención en el concurso por su instalación que se hallaba en la primera sala de la galería. Para Memoria descriptiva (2018) el joven artista realizó una pesquisa sobre la memoria descriptiva de proyectos arquitectónicos que han quedado abandonados. Sus proyectos, incluido este, indaga en la relación sociedad-hombre-arquitectura, el proceso incluyó el reunir esa documentación que se hallaba desechada en el piso del edificio, entre otras informaciones. Rodríguez trabajó esos papeles realizando calados y recortes hasta lograr topografías que delinean un mapa arquitectónico irreal, producido con los proyectos que cierta vez quedaron en el olvido.
Por otra parte, Alfredo Sarabia Fajardo (1986) obtuvo el Segundo Premio del jurado, que le posibilitará una exposición personal en una de las galerías del Centro Nacional de Artes Plásticas Collage Habana. Imagen en proceso (2015) es obra de este joven fotógrafo que yuxtapone imágenes reales e inexistentes en la plaza, estas últimas con el mayor verismo, con lo cual provoca innegables diálogos entre significados opuestos, que van de lo perenne a lo perecedero, así como puentes simbólicos entre lo logrado y aquellos conceptos en edificación constante.
Uno de los logros de Post It es sin duda el hecho de dar a conocer obras de una generación muy lozana en su quehacer aun. Así sucede con Dayana Trigo Ramos, a quien se le otorgó el Tercer Premio por Entre una zona deshabitada y otra (2014-2018) que incluye 48 cuadros de pequeño formato con dibujos de crayón sobre cartulina y cristal. Trigo es una joven nacida en 1990, que formó parte del grupo Cuarta Pragmática y Proyecto pedagógico del artista René Francisco Rodríguez, como integrante de aquel expuso en importantes exposiciones, también en Cartografía de lo imposible en el Centro de Arte contemporáneo Wifredo Lam, además de participar en el proyecto Ciudad Generosa de la XI Bienal de La Habana.
Dayana juega con la línea y la convierte en una protagonista que surca y define el espacio como concepto abstracto e intelectual. Cada cuadro puede convertirse en una escena única y a la vez sin esta, no puede comprenderse el conjunto todo de casi medio centenar de imágenes en toda la instalación. Nuestra mirada surcará esas habitaciones o espacios blancos, algo que inducirá a preguntarnos cuán habitada o no se halla esta arquitectura innombrable.
Flavia Fuentes, una de las muy jóvenes cultivadoras de la manifestación del libro arte en Cuba, participó con el libro de artista Uví (2017) por el que recibió Mención. La cubierta y el lomo de Uví son de una gruesa corteza de árbol, y en su interior, la artista narra la historia de un cocuyo. Como en otras de sus obras libros, ella toma elementos autobiográficos que revela de modo literario en el libro.
Por otra parte, el tema libro, mas como asunto y motivación en el arte pictórico aparece en la obra de Yasiel Álvarez, quien participó el pasado año también en la anterior edición de Post It. Su pintura Contenidos, donde un libro se abre en forma de acordeón en el lienzo, es una pieza de una serie como tal, donde el autor intenta revelar la trascendencia de un objeto que de por sí es contenedor de significados casi infinitos.
La última de tres menciones, además de la de Flavia Fuentes y Alberto A. Rodríguez, fue para Danco R. Duportai García, por la obra Tartamudeando, del año 2018.
Finalmente, aunque sin reconocimientos en esta edición de Post It, es preciso subrayar la obra de Marcel Molina, El poder del horizonte (2018), una xilografía sobre cartulina, donde demuestra su especial talento para la gráfica, ya premiado en otros eventos, a la vez que estampa de indudable belleza cual paisaje cósmico o sideral.
Otra obra en la que me detendría es la de Chuli Herrera, exhibida no hace mucho en una exposición personal en la Galería Villa Manuela de la Uneac, #Pubertet (2017), donde por un proceso complicado que va de la pantalla digital, pasa por la elección del artista y vuelve a la pintura convencional, el creador retorna a códigos abstractos pictóricos y muestra el lienzo junto al celular con imágenes que pudieron motivar su búsqueda de contenidos.
Post It 5 otorga sin dudas posibilidades importantes en cuanto a exhibición y promoción para los jóvenes creadores, a la vez que, conlleva una mirada atenta a su devenir como evento y devela problemáticas aun irresueltas en el campo de las artes visuales emergentes en Cuba. Algunos han calificado incluso a jóvenes creadores como una generación Post It. Artistas de gran calidad como Ariamna Contino, Rafael Villares, entre otros, han sido expositores allí. Pero sin duda, habrá que afinar la crítica, la selección y los reconocimientos. Sobre todo porque son instrumentos para detectar calidad conceptual y formal, hallar riqueza en la complejidad de los procesos creativos y las búsquedas estéticas, encontrar la osadía en las indagaciones experimentales, así como evidencias en la profundidad de la intención artística. Ello de igual forma implicará para las nuevas promociones ir más allá del esteticismo por sí mismo o de desconflictuar temáticas o referentes. Hay sin duda artistas jóvenes con una obra valiosa que no se integraron en esta edición, así como otros que pudieran presentar video arte o performance, por ejemplo. A todos los esperaremos en el próximo Post It, y también a que se enfrenten con optimismo, ante estos y otros retos de la cultura artística visual de la contemporaneidad.
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