Queridos amigos y amigas de la EICTV, mis colegas de la Escuela, estudiantes y trabajadores que diariamente hacen posible que este sueño palpite y sea en sí mismo la mejor prueba no ya de nuestra existencia, sino de nuestra fortal eza:
Estos han sido días irrepetibles en la historia de Cuba, días de mucho dolor y días de renovado compromiso con la Revolución y con lo que ella significa para todos nosotros. La Escuela Internacional de Cine y Televisión de San Antonio de los Baños es parte indisoluble de ese significado.
Las imágenes que acabamos de ver, enhebradas por el realizador y profesor Ernesto Doñas bajo el título de Luz de la aurora, corroboran una certeza: Fidel no ha muerto, pervive en el haz de luz de nuestras cámaras; recorre erguido, con la gallardía de un caballero andante, los pasillos de la Escuela; discursa en esta plaza y sueña como nadie con la revolución de la verdad y la belleza: es preciso concederles a los pueblos el derecho y acceso a la cultura, a su cultura, a todas las culturas, a su voz, su música, sus imágenes, su cine, su identidad. Y fue Fidel quien nos regaló esta escuela para darle cobija a la utopía (birriana y sagrada) del ojo y de la oreja, y es quien custodia y custodiará,en su pecho y en su memoria, el acta de nacimiento de la EICTV, y lo hará para siempre. Porque la dimensión del tiempo en nuestra Escuela es la de la Eternidad, no la de las horas y los días.
Treinta años después, mientras pensamos en el futuro, estudiantes, profesores y trabajadores nos esforzamos por aprender a contar un cuento con la imaginación y locuacidad de Gabriel García Márquez; a realizar un cine magistralmente imperfecto con Julio García Espinosa y a plantar definitivamente la utopía en estos verdes campos, junto al entrañable Fernando Birri, para traspasar,de la mano de todos, la línea de su horizonte cada día.
Somos un proyecto que tiene conciencia de su pasado y que vislumbra el porvenir con el optimismo responsable de quienes saben lo que se proponen y la trascendencia de sus aspiraciones. Somos una escuela, podemos modelar nuestro futuro.
Es este el único modo de continuar haciendo realidad el anhelado sueño del Comité de Cineastas de América Latina y de la Fundación del Nuevo Cine Latinoamericano, alma mater y salvaguarda de nuestros andares, a veces procelosos, a veces no tanto, pero siempre inquietos e inquietantes, como el arte y la vida mismos.
Si a la Fundación, al Comité y a la creatividad y apego de los trabajadores de la Escuela debemos vida, al Estado cubano, al Ministerio de Cultura de Cuba, al ICAIC y a las organizaciones políticas, sociales y gubernamentales de San Antonio de los Baños, debemos la continuidad y consolidación de esta idea, aún en las circunstancias difíciles del Período Especial, cuando sobrevivir era ya un acto de resistencia que preludiaba la victoria. Hoy la familia de la Escuela ha crecido, lo que asegura la irreversibilidad del proyecto. Nos honra informarles de las estrechas relaciones de colaboración que hemos establecido con las autoridades gubernamentales y políticas de la provincia de Artemisa, territorio en el que están enclavadas nuestras instalaciones. Si no es sobre bases de cooperación, transparencia y honestidad en nuestros vínculos con las instituciones cubanas –entre otras cosas porque no podemos perder de vista que somos una escuela internacional radicada y auspiciada por Cuba--; si no es sobre tales bases, repito, no lograremos la imprescindible armonía dialéctica que se precisa para cumplir mejor con nuestros deberes de formación y los propiamente artísticos.
Por nuestras aulas han pasado más de 6 mil talleristas y se han graduado 883 cineastas de todos los continentes. Muchos de ellos nos acompañan hoy entremezclados con los 91 alumnos del curso regular que permanecen actualmente en la Escuela. Los de entonces y los de hoy, entorno a las cámaras y guiados por la sabiduría, la realidad y el asombro, han cumplido la promesa de formar parte de “una humanidad más humana y más grande”.
Mil gracias a los cientos de profesores que nos han formado y han dejado suhuellaen las paredes de la escuela, susmensajes de ensueño y desafío. Son las metáforas del tiempo, la edad simbólica de nuestros deseos. Así seremos siempre: soñadores, audaces, familiares. Nadie que haya estado en la EICTV, renuncia jamás a su pertenencia. Es de celebrar tal lealtad en una época en que la desmemoria y el desarraigo parecieran gobernar al mundo. Da gusto estar aquí, sentir los aires de esta cofradía.
Gracias a Birri, a Orlando, a Lisandro, García Ferrer, Edmundito, Julio, Tanya, Rafael y Jero por defender la idea y arroparla. Gracias a Fidel y al Gabo por pensarla y colocarla en nuestras manos. Con ustedes, profesores y demás trabajadores, egresados y alumnos, colaboradores en fin, contamos para hacer eterna la Escuela Internacional de Cine y TV de San Antonio de los Baños, el pueblo más filmado del mundo, sencillamente nuestra realidad imprescindible y amorosa.
Muchísimas gracias.
Susana Molina, directora de la EICTV
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