OSHE NIWO


oshe-niwo

Ojos que no ven corazón que no siente.

En la “Tierra dudar de todo” había un rey que lo dudaba todo, no creía en nada más que en sí mismo. A él le dijeron que se vistiera de blanco y que cumpliera con Eleguá, que dejara de ser mujeriego y cuidara su casa para que no se le desbaratara. Le dijeron además que le diera gracias al santísimo y que todo lo que tenía se lo debía a Oshún.

BerikundioAlbundia, que era como se llamaba aquel rey, había pasado por muchas cosas malas y salido de una trampa, pero estaba destinado a no salir de otra.Cuenta la leyenda que un día uno de los más cercanos colaboradores de Berikundio, en el cual él había depositado toda su confianza, comenzó a cultivar en su mente el germen de la maldad y la traición.

Cuídese de SolterioKamajàn, que no es sujeto de bien fiar, le dijo al Rey Albundia su ayudante AlpidioBelmeyon de los Remedios.

 ¿De dónde has sacado semejante pensar? Si no quiere creerme consulte a su sabio, hombre que no mira fijo es hombre de no confiar, sentenció el ayudante.

 A pesar de que Berikundio lo dudaba todo, esta vez no quiso dudar y se fue a su alcoba a descansar. Iba por el quinto sueño cuando de repente soñó que lo destronaban.

“Dudar, dudar de todo”, escuchó que una voz le decía. Y el Rey, raudo y veloz, se fue a consultar con su sabio.

Tienes que darle de comer al río y rogarte la cabeza con Eyà oro tutu (pescado fresco). Antes de cinco días ofrendarle un akuko(gallo) a Ogún y a Eleguá, y si  no lo haces te podrán destronar porque estás conviviendo con tus propios enemigos y no lo sabes. No delegues en nadie tu deber porque te podrás perder, le dijo el sacerdote de Ifà a BerikundioAlbundia. Pero Albundia, vanidoso al fin, al regresar al palacio le contó todo a su ayudante, diciéndole que él no se podía permitir que lo vieran haciendo lo que le dijeron que hiciera.

Pero, maestro, con la palabra de los sabiosno se juega

El sabio es un ser humano y no hay humano que no se equivoque. Yo no puedo hacer ebó, sentenció el Rey creyéndose todopoderoso y diciendo esto mandó a que su ayudante hiciera el sacrificio por él. Obediente y disciplinado cómo era, AlpidioBelmeyon llegó al Ilé del awó.

Yo no puedo hacerte a ti lo que está destinado a otro, le dijo el oluo.

Belmeyòn suplicó y suplicó hasta que al fin el sabio cedió.

Moyubaareomoyuba Orisha(con licencia de los mayores, con licencia de los santos) dijo el awò: “la ceremonia la recibirás tú y no el Rey, y que se atenga a las consecuencias” .Y entonces ambos salieron para el rio donde había que hacer la Kóbóerí(rogación de cabeza) y otras cosas más.

 Sucedió que cuando Alpidio Belmeyon iba por un camino de regreso al palacio sintió una revolución.

Era que SolterioKamajàn había atacado los predios del Rey, viéndose este obligado a salir huyendo.Desesperado,BerikundioAlbundia fue a refugiarse a casa del oluoOsheNiwo, quien al verlo en el estado en que estaba le dijo:

¿Agókocío? ¿Qué facultades tiene para venir aquí? Eso le pasó por cabeza dura. Eshu, Shangó y Oshún se han hecho cargo del asunto.

En el palacio, como SolterioKamajàn no conocía nada de administración, al encontrarse con el ayudante del Rey y teniendo en cuenta que este no había huido lo nombró Rey de “Dudar de todo”.


0 comentarios

Deje un comentario



v5.1 ©2019
Desarrollado por Cubarte