Fue en octubre, un día 6, cuando aparecen publicados en Nueva York, en 1891, los Versos Sencillos, de José Martí. Desde muy niña los aprendí para repetirlos en la escuela. Su sonoridad y colorido me resultaban muy fáciles de memorizar. Pasados los años, de lo que primero me percaté, fue que estos versos no eran tan sencillos, al contrarío, contenían con un simbolismo extraordinario, la historia y la esencia fundamental de este hombre inmenso que hoy es nuestro Héroe Nacional.
Él mismo, en estos versos, nos lo confesó un día, era un hombre bueno y sincero, de un país donde crece la palma, que supo amar, valoró en toda la medida la amistad más pura, supo luchar por la libertad de la Patria, rechazó la esclavitud y con los pobres de la tierra siempre quiso su suerte echar.
Yo soy un hombre sincero
de donde crece la palma
y antes de morirme quiero
echar mis versos del alma.
Fue Martí, un ser que inspiró e inspira a nuestro pueblo a lo largo de la historia, a su duro bregar por alcanzar su soberanía, su libertad absoluta, su derecho a transitar por sus propios caminos, aún después que el sol lo vio caer en Dos Ríos. Los brazos de muchos valientes cubanos tomaron la misión que él, estremecido, les entregó:
Fue también en octubre, un 16 de octubre de 1953, precisamente, cuando Fidel Castro, ese martiano irreductible, pronuncia esa pieza histórica y entrañable que es conocida como “La Historia me Absolverá”, en aquel memorable juicio que lo condenaba a él y a un grupo de valientes, precisamente en el año del Centenario de José Martí. El asalto al Cuartel Moncada, fue uno de los hechos que dio inicio a la Revolución triunfante de 1959.
De este documento histórico de la Patria, son estas palabras que inician el fin del texto de la defensa de nuestro Comandante en Jefe:
Parecía que el Apóstol iba a morir en el año de su centenario, que su memoria se extinguiría para siempre, ¡tanta era la afrenta! Pero vive, no ha muerto, su pueblo es rebelde, su pueblo es digno, su pueblo su fiel a su recuerdo; hay cubanos que han caído defendiendo sus doctrinas, hay jóvenes que en magnífico desagravio vinieron a morir junto a su tumba, a darle su sangre y su vida para que él siga viviendo en el alma de la patria. ¡Cuba, qué sería de ti si hubieras dejado morir a tu Apóstol!
Estos valientes de la Patria que dieron su vida recordaban a aquellos “hombres de mármol”, como los llamara Martí, en sus Versos Sencillos y que un 10 de octubre de l868, dieron aquel grito de liberad que hoy se conoce como el Grito de Yara, con el cual Carlos Manuel de Céspedes, el Padre de la Patria, con un movimiento de patriotas, inicia nuestra larga lucha por la libertad y la soberanía de Cuba. Unos días después, el 20 de octubre, de aquel mismo año, la Patria ya contaba con su Himno Nacional, que aún en el presente, pasado el tiempo, prestigia a nuestra nación ante el Mundo.
Siempre nuestro Héroe Nacional, recordó a su Maestro, siempre le agradeció su entrega incondicional, su condición de mentor y padre al mismo tiempo, su insuperable amigo.
Rafael María de Mendive, nació el 24 de octubre de 1821, y así lo recordaba el mejor de sus discípulos, nuestro José Martí:
“Prefiero recordarlo, a solas, en los largos paseos del colgadizo, cuando, callada la casa, de la luz: de la noche y el ruido de las hojas fabricaba su verso; o cuando, hablando de los que cayeron en el: cadalso cubano, se alzaba airado del sillón, y le temblaba la barba”
Cómo decía nuestro Héroe, su Maestro, un enamorado de la belleza, en la vida y en las letras, y aquellos últimos versos de la Gota de Rocío, porque también Rafael María, era un exquisito poeta:
¡Tú, al menos, podrías en gélida losa
con luz misteriosa
mi nombre alumbrar;
y el ave sedienta verá con ternura
de un pobre poeta la lágrima pura,
allí sobre el mármol tranquila brillar...!
En octubre del año que viene conmemoraremos los cubanos, el 200 Aniversario del nacimiento de este hombre ejemplar.
Aún octubre, nos reserva innumerables acontecimientos.
Dos noticias muy conmovedoras laceraron a nuestro pueblo y a otras latitudes. Fue en, 1967. La primera el 8 de octubre, cuando fue apresado en la Quebrada del Yuro, en Bolivia, el Comandante Ernesto Guevara de la Serna, nuestro Che, y otros combatientes guerrilleros y al día siguiente, la noticia del asesinato de ellos dolorosamente.
Nunca olvido al Comandante en Jefe de la Revolución Fidel Castro, cuando informaba al pueblo, en la Plaza de la Revolución de nuestro país de la terrible noticia. El llanto hizo presencia en aquel desbordado espacio, pero todos sabíamos que, como Martí, señalara un día, la muerte no es verdad, cuando se entrega la vida por una causa justa y necesaria.
Una cubana, poeta revolucionaria y distinguida en nuestra Cultura, Mirta Aguirre, nacida también en este octubre nuestro, un día 18 pero de 1912, escribió un memorable poema al Che, que ha quedado en el corazón de América.
Aquí algunos de esos versos de este extraordinario texto:
¿Dónde estás, caballero el más fuerte,
caballero del alba encendida?
En la sangre, en el polvo, en la herida,
En la muerte, señora, en la muerte
¿Dónde estás, caballero ya inerte,
caballero ya inmóvil y andante?
En aquel que haga suyo mi guante
Y mi suerte, señora, mi suerte
¿Dónde estás, caballero de gloria,
caballero entre tantos primero?
Hecho saga en la muerte que muerto;
Hecho historia, señora, hecho historia.
Y así el Che, ha quedado hecho historia, para recordar a nuestros enemigos, que como decía Martí, hay hombres volcánicos, hay seres de una dimensión extraordinaria que vencen a la muerte y persisten con la fuerza de su inmortalidad. Che siempre acompañará a nuestro pueblo, que lo acogió y lo hizo suyo.
Por cierto, es importante recordar, que nunca los cubanos pudimos reponernos de la muerte a inicios de la Revolución de la aquel joven de sombrero alón y de pícara sonrisa, aquel guerrillero indomable que el Che, tanto admiró, y que se llamaba Camilo Cienfuegos. El avión que lo transportaba, desapareció en el mar, aquel 28 de octubre de 1959.
A saber, de la muerte del Che, y no olvidar la de Camilo, los revolucionarios cubanos pensamos emocionados: ¡Qué dos grandes patriotas había perdido nuestra Revolución, qué dos grandes guerrilleros no estarían más al lado de nuestro Comandante en Jefe! Pero no, ellos viven, con el ímpetu que los caracterizó, por Cuba, junto al pueblo, con el legado que nos pertenecía, pensando en el Moncada, en Abel, tan amigo y patriota, que había nacido y nada menos que un 20 de octubre, pero de 1927 y un Quintín Banderas, heroico General mambí, que un 30 de octubre, pero de 1834, había abierto los ojos en nuestra tierra gloriosa.
Justamente el mismo día 6 de octubre, en que Martí, publicada sus Versos Sencillos, pero de 1976, estallaba en pleno vuelo el avión de Cubana de Aviación que traía hacia Cuba 73 cubanos. El sabotaje provino precisamente de la Agencia Central de Inteligencia de los Estados Unidos. Histórica coincidencia, que llenó de luto, una vez más, a nuestro pueblo.
Fue un día de mucho dolor, de lágrimas, de airadas voces que condenaron ese horripilante hecho.
¡Una tierra la nuestra, de patriotas, de poetas, de mártires!
Imposible condensar en estos recuerdos toda la riqueza de nuestra historia. Nuevos y próximos artículos darán cuenta de nuestro amado tesoro. Estas fechas, han promovido otras, que concentran nuestras conquistas y angustias a lo largo de esta lucha incansable por lograr la libertad y la soberanía por la que soñó y luchó Martí y por lo que decidió Fidel, hacerlas realidad.
Hoy, cuando una pandemia amenaza al mundo, esta pequeña Isla del Caribe, frente a un bloqueo infame, batalla por combatir estos flagelos y con una fuerte carga de patriotismo, avanza en franca continuidad, porque sus octubres venideros, sean de glorias y esperanzas.
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