Shangó: El IV Alafín de Oyó, el Torito de la Loma, el que se viste de rojo y blanco; el dios del trueno, del rayo, del fuego y de la guerra; el dueño de los tambores y la pólvora. Shangó: el que tiene un falo de medio metro y vive en lo alto de la palma; el amante de las fiestas, los tragos, los pleitos y las mujeres; el que odia la injusticia, el robo y la falsedad; el que representa la necesidad y la alegría de vivir, la intensidad de la vida, la pasión, la inteligencia y la riqueza. Él fue el primer dueño e intérprete del oráculo de Ifá. Shangó, el más popular de los orishas.

Se cuenta que una vez, por su carácter violento e impulsivo, se agenció numerosos enemigos entre ellos, dos de sus principales jefes de ejército: Tomi y Konká, y para librarse de ellos los puso uno contra otro y envió al vencedor a una expedición guerrera con la convicción de que perdería.

Pero el rey estaba osobo (de mala suerte). Se dice que este enfrentamiento no le agradó a la población que pronto se rebeló.

Shangó se fue al exilio y con él sus tres mujeres: Oyá, Oshún y Oba.

Errando anduvo el rey entre selvas y montañas, poco a poco abandonado por algunos de sus seguidores, sólo lo acompañó Oyá, una de sus mujeres.

Dicen que Shangó desesperado se ahorcó en el árbol ayán. Los viajeros que vieron su cuerpo colgado, al llegar al pueblo dijeron Oba So (el rey se ahorcó).

Oyá atormentada se dirigió hacia el norte donde fue nombrada rio Níger, mientras otros dos ríos recibieron los nombres de Oshún y Oba.

Dicen que los amigos del rey al enterarse de la noticia pronto se enfurecieron y decidieron vengar su muerte. Se acopiaron calabazas, que fueron abiertas, rellenadas con pólvora y cubiertas con fibras de coco. Se le puso una mecha que prendidas lanzaron a los techos de pajas de muchas viviendas. Las explosiones y el fuego hicieron salir a la gente despavoridas gritando: ¿¡Por qué nos queman las casas!?

Los amigos de Shangó salieron diciendo: Oba Ko So (el rey no se ahorcó), él está furioso con ustedes y se elevó al cielo convirtiéndose en dios enviando el rayo para castigarlos.

Todos se preguntaron qué hacer para obtener el perdón del dueño del trueno, del rayo y el fuego.

Fue entonces cuando se les dijo que hicieran ebó con cuatro bueyes, cuatro carneros, cuatro aves y aceite de palma y de esa forma Shangó los perdonaría.

Por este odu la persona se va a vivir al extranjero y allí muere.

Nace: el exilio y el destierro.