Un gran acontecimiento escénico se produciría en 1965 cuando el Ballet Nacional de Cuba estrenó una nueva producción de El lago de los cisnes en versión de cuatro actos debida íntegramente a Alicia Alonso.
Para esta ocasión serían invitados los bailarines rusos Ina Sukovskaya y Sviatoslav Kuznetsov; este último bailó como partenaire de la Alonso, quien interpretaría el rol de Odette-Odile en varias ocasiones, junto a Rodolfo Rodríguez y Azari Plisetsky en el rol del príncipe Sigfrido. Las jóvenes primeras bailarinas Josefina Méndez y Mirta Plá se estrenarían como la reina de los cisnes en esta temporada.
En el plano coreográfico, dentro de un interesante taller creado al efecto, se producirían los estrenos de Ensayo renacentista de Lorenzo Monreal y Majísimo, de Jorge García, este último aún en el repertorio de la compañía.
Durante el Segundo Concurso Internacional de Ballet de Varna, Bulgaria, la joven solista Loipa Araújo se alzaría con la medalla de oro, para ser la primera bailarina cubana en obtener esta distinción en eventos internacionales, algo que con el tiempo sería práctica habitual. Vale decir que la Araújo compartió el premio NADA MENOS que con las rusas Natalia Makárova y Natalia Bessmértrova. Otras dos cubanas obtendrían también sendas medallas de plata en el certamen: la ya primera bailarina Josefina Méndez y la entonces solista Aurora Bosch.
Desde entonces, la participación cubana en este tipo de eventos en todo el mundo sería esperada, reconocida y premiada. Prueba de ello sería el Tercer Concurso en 1966.
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