Recientemente los miembros de la Sección Cuba de la Asociación Internacional de Críticos de Arte, por sus siglas AICA, supimos que finalmente su XX Congreso sucederá en octubre del presente año en la isla.
Críticos de arte, expertos y curadores cubanos no pudimos menos que recibir con entusiasmo esta alentadora noticia que dos de sus máximos directivos, el presidente Marek Bartelik y Carlos Acero, director del mayor evento que celebra esa organización internacional, cuya sede se encuentra en París, nos confirmaron a fines del pasado mes.
Ciertamente la selección de nuestro país en vías de desarrollo, como sede del mayor evento de AICA este año, entre 95 países que integran a más de 4 600 prestigiosos profesionales agrupados en 71 secciones nacionales relevantes en el ámbito de las artes visuales en todo el planeta, nos habla también del lugar obtenido por nuestra cultura y sus actores institucionales y profesionales.
Además del aviso de este acontecimiento, también fuimos visitados en La Habana por personalidades excepcionales del arte contemporáneo. Hace solo un par de meses nos visitó en la UNEAC el arquitecto norteamericano Frank Gehry, quien recibiera en el 2014 el Premio Príncipe de Asturias de las Artes, una distinción entre otras similares por las que ha sido reconocido mundialmente. En la sede de nuestra organización de escritores y artistas, se proyectó un magnífico documental sobre su obra y se produjo un encuentro con este genio de la arquitectura internacional, en el que también participaron, el presidente Miguel Barnet y Eusebio Leal, Historiador de la Ciudad.
Gehry es conocido por crear edificios que son en sí mismos obras de arte, como el famoso Museo Guggenheim de Bilbao o el Pez Dorado en el Puerto Olímpico de Barcelona en España, entre otras bellísimas construcciones de las que es un peculiar creador al negar convenciones arquitectónicas y conceptuar como esculturas sus edificaciones.
Durante su breve intervención en la UNEAC, Gehry nos alertó sobre lo que parece considerar uno de los déficits cardinales del siglo XX y XXI: “En todas las ciudades se ven edificios similares, en Corea del Sur, Filadelfia, Seatlle, París, incluso en Arabia Saudita. Y lo que les falta a estas frías construcciones —subrayó— es humanidad, son edificios sin rostro ni alma, no transmiten sentimientos que animen el espíritu.”
Gehry apuntó que Cuba está en un momento muy importante, mas también anticipó que deberíamos estar alertas ante la homogeneidad arquitectónica que se está imponiendo a nivel global, según explicó, parecería que es un mismo tipo de edificio el que se construye en varias partes del mundo y los cubanos deben prevenirse ante esto.
Por otra parte, la filosofía que mencionaba Gehry fue centro de la significativa exposición del fotógrafo Peter Turnley, que recién se clausuró en el Museo Nacional de Bellas Artes, en el Edificio de Arte Cubano. Primera muestra personal, además, de un artista de Estados Unidos que se exhibe en el palacio de Bellas Artes de la isla. Momentos de la condición humana fue, sin duda, un ofrenda sumamente especial para los cubanos que admiraron los instantes captados por la cámara de un fotógrafo autor de más de 40 cubiertas en News Week, y habitual en las páginas de National Geographic, Paris Match y New Yorker. Un artista del lente que ha captado trascendentes acontecimientos mundiales en la segunda mitad del siglo XX. En Bellas Artes, Turnley narró cómo halló “su propia voz” en el arte fotográfico. Según dijo encontró dos conceptos fundamentales entonces en su vida: “El primero: que no tenía que reinventar el mundo, solo tenía que mirar a mi alrededor y atender la belleza que me rodeaba; se trataba solo de prestarle atención. El segundo fue que hallé los aspectos que signaban las vidas de todos en cualquier parte, como el nacimiento, la muerte, el matrimonio, la educación, la juventud y la vejez, la religión, la nacionalidad, estos eran comunes al hombre, más allá del sexo o la raza”, reveló el fotógrafo.
Además de las experiencias, el documental y la exhibición fotográfica que tuvimos de esos dos grandes artistas estadounidenses, una exposición a inicios de año, el pasado 25 de enero, llamaba nuestra atención.
En Casa de las Américas en la Galería Latinoamerica se cerró el Año del Dibujo con obras de sus valiosos fondos: Los intrépidos. Humoristas en la Colección Arte de Nuestra América puso el acento sobre la relevancia de la manifestación gráfica del humor y en específico de la caricatura para Latinoamérica y el Caribe y la otra exhibición en ese mismo espacio fue Los mundos de Quino: un homenaje.
El humor ha sido para el continente un reflejo profundo, agudo y mordaz del acontecer social y político de nuestros pueblos a través de la maestría de creadores talentosos. En la muestra, que no fue un recorrido panorámico, quizá debido al espacio, se hacía énfasis cual recordatorio, a los aportes gráficos a la manifestación del humor en la América nuestra. En la exhibición se hallaban obras del chileno Fernando Krahn, los argentinos Oscar Conti Oski y Carlos Carmona, el mexicano Rogelio Naranjo, y también los artistas cubanos Alberto Morales (Ajubel) René de la Nuez, Manuel Hernández, Ángel Boligán, Antonio Eligio Fernández (Tonel).
En la misma Galería Latinoamericana, en un espacio se hallaba Los mundos de Quino: un homenaje, sin duda, una oportunidad para el deleite del público universal que ha llegado a considerar a Mafalda como el símbolo de una época, una niña ingeniosa que detesta tomar sopa y que en el 2014 cumplió sus cincuenta años de creada. Adorada por esa mezcla de candidez y agudeza reveladora de su tiempo, y caricatura que, con el estilo sintético y singular de Joaquín Salvador Lavado, ha sido premiada a través de los años una y otra vez y que le valió al artista, entre otros méritos, el Premio UNICEF por su contribución a la defensa de los derechos de la infancia.
El pasado 2014 Quino también era honrado con el Premio Príncipe de Asturias de Comunicación y Humanidades. Ahora en Casa de las Américas pudimos ver la reproducción a mayor escala de sus historietas, y también se incluyeron los audiovisuales titulados Quinoscopios, en los que participó el cubano Juan Padrón, tan gustados y populares en Cuba.
Como puede verse, se están produciendo eventos y muestras que reclaman la atención de todos, por supuesto que, cada quien seleccionará aquello que considere de su interés y acorde a sus propias expectativas, pero no menos cierto es que algunos encuentros, visitas y exposiciones son una posibilidad para enriquecer y actualizar nuestra cultura visual.
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