La transformación radical del país y de todas sus instituciones ocurrida a partir de los primeros días de enero de 1959, con la toma del poder de los victoriosos insurrectos revolucionarios encabezados por el Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz, también determinó la existencia, objetivos y fines de las diversas organizaciones gubernamentales o no, que actuaron alrededor de los estudios históricos en Cuba, así como en la membrecía de aquellas.
De forma similar, la definición del rumbo socialista del país en abril de 1961, ante el abierto enfrentamiento del gobierno de los Estados Unidos de América contra la Revolución Cubana, enarbolando una vez más su doctrina intervencionista, llevó a cabo agresiones de todo tipo -incluido el militar- y en todos campos de la vida del país respaldó las acciones de una minoría contrarrevolucionaria.
Todo ello aceleró la declaración del socialismo como necesidad histórica de consolidar la independencia y soberanía del país. Al propio tiempo, la derrota militar de las fuerzas mercenarias invasoras en Playa Girón (19 de abril de 1961), constituye hasta hoy el primer gran fracaso militar de la política yanki en América Latina y el Caribe. A grandes rasgos: estos hechos contribuyeron en el plano ideológico marxista y martiano, a reorientar la reinterpretación, enseñanza e investigaciones sobre la Historia de Cuba, apreciando su importancia para explicar la fundamentación de la propia Revolución y del Estado Nación cubano en un inédito proceso de desarrollo.
En el caso de la primera Academia de la Historia de Cuba (AHC, 1910-1962), su disolución, casi inmediata, tuvo distintas causas, entre las más obvias: la renuncia y salida del país de su último presidente Emeterio Santovenia y Echaide (Mantua, Pinar del Río, 25.5.1889- Miami, Florida, 18.11.1968)[ii] y de su vicepresidente Tomás de Jústiz del Valle (Santiago de Cuba, 12.7.71-Miami, Florida, ¿?, 1959)[iii].
La decadencia de esta organización transitó por breve tiempo, debido a su inoperancia dentro de las circunstancias históricas surgidas a partir de las nuevas fuerzas, intereses, objetivos y fines que desató la política revolucionaria en el terreno de las ciencias en general.
Citaré las referencias más completas que pude hallar sobre las reformas efectuadas:
El 20 de febrero de 1962, la Ley 1011 creó la Comisión Nacional de la Academia de Ciencias de Cuba [presidida por el capitán del Ejército Rebelde Antonio Núñez Jiménez (Alquízar, La Habana, 20.4.1923- La Habana, doctorado en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de La Habana (UH), en 1950][iv], como etapa previa a la formación de una nueva Academia de Ciencias en Cuba (ACC), conforme al modelo de los países socialistas de Europa.
En sus postulados, se planteaba que el desarrollo de las ciencias era una condición esencial para la edificación de la base material y técnica de la sociedad socialista, así como para la creación de los bienes culturales del pueblo; por otra parte, las exigencias de la investigación científica y le progreso técnico demandaban la concentración de los recursos disponibles en una institución en la que estuvieran representadas las distintas ramas de las ciencias, tanto naturales como sociales. [v]
Los autores antes mencionados, precisan que “el 14 de mayo [1962], la Resolución 5 de dicha Comisión Nacional de la ACC, declaraba extinguida a la Academia de la Historia de Cuba, puesto que se hallaba comprendida entre las instituciones que se precisaba disolver, ya que la primera [Academia de Ciencias de Cuba] estaba llamada a dirigir, coordinar, estimular y orientar los estudios, investigaciones y demás actividades científicas”. Los fondos, equipos, archivos, documentos y bienes de la AHC, así como su personal administrativo, fueron transferidos a la Comisión Nacional de la ACC.
Igualmente, se afirma. cito:
El mismo día [14 de mayo de 1962], fue firmada la Resolución 6, por la que se creaba el Instituto de Historia de Cuba [perteneciente a la recién creada ACC], como centro organizador y realizador de las investigaciones históricas, mientras que la Resolución 7 nombraba a Julio Le Riverend[vi] como su Director y como miembros del Consejo Asesor a Raúl Cepero Bonilla, Emilio Roig, Elías Entralgo, Sergio Aguirre, Fernando Portuondo y Carlos Funtanellas.[vii]
Por lo que deduzco, sin tener otros documentos probatorios a mano, que este fue el primer organismo, creado en esa etapa de la Revolución cubana, para encargarse de los estudios históricos bajo la nueva óptica planteada. Tuvo su sede en el Archivo Nacional, y, posteriormente, compartió junto a la ACC, algunos locales del Capitolio Nacional.
En el Instituto Pedagógico Enrique José Varona de la Universidad de La Habana (UH), rectoreado en esa misma década por la doctora María Ruíz Bravo, tuvo su espacio la pedagogía de la Historia en una sección o departamento dirigido por el doctor Fernando Portuondo del Prado,[viii] destacado pedagogo, investigador y escritor, esposo de la doctora Hortensia Pichardo Viñals[ix] inolvidable profesora e investigadora que guió en estas labores a las primeras generaciones de graduados de la Licenciatura en Historia, en la primera Escuela de Historia de la nueva Facultad de Humanidades de la UH.[x]
La enseñanza profesional para graduar Licenciados en Historia se inició en el mismo año 1962, cuando fue disuelta la Facultad de Filosofía y Letras, creándose la Facultad de Humanidades en la U.H., la cual comprendió distintas Escuelas. Entre ellas surgió la Escuela de Historia, dirigida en su fundación y por algunos años más, por el doctor y profesor Sergio Aguirre, egresado de la Facultad de Filosofía y Letras en 1941, antiguo militante comunista, miembro de la Sociedad Cubana de Estudios Históricos e Internacionales (SEHI) - fundada en 1940 por Emilio Roig de Leuchsenring- y asesor del Instituto de Historia de Cuba de la ACC.[xi]
Con posterioridad, el 18 de mayo de 1973 se creó el Instituto de Historia del Movimiento Comunista y la Revolución Socialista de Cuba, por resolución del Buró Político del Partido Comunista de Cuba (PCC), precisaba el documento fundacional:
Este organismo tiene como misión fundamental la de trabajar de manera permanente en la investigación histórica, en el estudio, la preparación científica y la publicación de obras del movimiento comunista y de la Revolución Socialista de Cuba, en estrecha ligazón con la historia del movimiento obrero, la lucha por la liberación nacional y el desarrollo del socialismo en nuestro país. [xii]
La misma resolución nombró a Fabio Grobart (Polonia, Byalistok, 30.8.1905 - La Habana, 22.10.1994), como Presidente de la nueva institución, que tuvo su sede en el antiguo Palacio de Aldama.[xiii]
A su vez, en la década del 80, sucedieron fusiones entre organismos estatales: una de ellas fue la del Instituto de Historia de Cuba con el Centro de Estudios Históricos Militares del Ministerio de las Fuerzas Armadas y el Instituto de Historia del Movimiento Comunista y la Revolución Socialista, por acuerdo del Buró Político del PCC del día 28 de mayo de 1987, “con el propósito de que esta gestión de trascendental importancia científico, ideológica y política se desenvuelva del modo más armónico y coherente, propiciando el uso más racional y eficiente del potencial humano y de los recursos que cada uno de elllos dispone por separado”.[xiv]
La referida institución tomó el nombre del Instituto creado en el seno de la ACC en 1962. Su primer presidente fue el doctor Jorge Enrique Mendoza Reboredo (Camagüey, 2.11.1930-La Habana, 25.2.1994), doctor en Derecho y Pedagogía.
De otra parte, además de las disoluciones y fundaciones reseñadas en la década del 60 y el 70 del siglo XX, la Oficina del Historiador de la Ciudad de La Habana prosiguió sus trabajos aún después del fallecimiento de su fundador Emilio Roig de Leuchsenring, en 1964. A partir de ese año (1964-1980) se realizaron ingentes tareas para lograr la conservación del edificio que ocupaba la Oficina en el Museo de La Habana, antiguo Palacio de los Capitanes Generales, y se veló rigurosamente por el salvamento y la integridad de todas sus dependencias (Archivo, Museo, publicaciones y de los edificios históricos notables que la rodeaban, como siempre fue la voluntad de Roig).
En 1967 fue nombrado en el cargo de Historiador de la Ciudad de La Habana Eusebio Leal Spengler (La Habana, 1943- Íd. 2020), antiguo empleado de la Oficina y colaborador constante y ferviente de la obra de Roig de Leuchsenring. La labor incansable y de extraordinario valor de Leal hasta su reciente fallecimiento, abarcó otros dos períodos de la Oficina (1981-1993 y 1993 a la actualidad).[xv] Se expandió inclusive a todo el país, obteniendo notables reconocimientos nacionales e internacionales.
No es posible reducir a uno o dos párrafos los distintos ámbitos en que tuvo lugar la obra de Leal en el plano fundacional, solamente confirmo que los fines expresados por Roig de llevar la Historia de Cuba “hasta el corazón del pueblo cubano” se alcanzaron plenamente, y están en la huella imperecedera que dejó Eusebio en todos nosotros. Un paradigma de ser humano, político, intelectual de primera línea y trabajador heroíco por Cuba y su capital amada, La Habana.
Señalaré en especial, que el rescate de los Congresos Nacionales de Historia (CNH), uno de los más valiosos legados de Roig de Leuchsenring, dejaron de celebrarse en 1960 (XIII CNH, presidido por el doctor Fernando Portuondo del Prado), se reanudaron en 1997, manteniendo su numeración consecutiva, gracias a la gestión directa del doctor Eusebio Leal Spengler, como Historiador de la Ciudad de La Habana y, entonces, Presidente de la Unión de Historiadores de Cuba (UNHIC), electo en octubre de 1995, durante el III Congreso de dicha Unión, a la cual me referiré más adelante.
Congresos Nacionales de Historia realizados desde 1997 hasta 2010 |
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No. |
Ciudad |
Fecha |
Presidente |
|
XIV |
La Habana |
27 al 30 de octubre de 1997 |
Doctor Eusebio Leal Spengler |
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XV |
1 al 3 de junio de 1999 |
Doctor Eusebio Leal Spengler |
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XVI |
Santiago de Cuba |
27 al 30 de noviembre de 2001 |
Doctor Raúl Izquierdo Canosa[xvi] |
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XVII |
14 al 16 de octubre de 2003 |
Doctor Raúl Izquierdo Canosa |
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XVIII |
12 al 14 de noviembre de 2005 |
Doctor Raúl Izquierdo Canosa |
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XIX |
25 al 27 de marzo de 2009 |
Doctor Raúl Izquierdo Canosa |
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Tabla 1. Tomada parcialmente de la tabla original (no actualizada) que apareció en: “Congreso Nacional de Historia” https://www.ecured.cu/Congreso_Nacional_de_Historia L.A.A.
La UNHIC había sido creada el 7 de diciembre de 1981 y desde entonces hasta 1995 fue presidida por el doctor Julio Le Riverend Brusone, antes mencionado. El Tercer Congreso Orgánico (1995) aprobó los Estatutos y el Código de Ética de los historiadores cubanos. Del primero de estos documentos destacaré la definición de dicha institución:
Artículo 1. La Unión Nacional de Historiadores de Cuba, en lo sucesivo identificada en estos Estatutos por la Unión, es una organización científica de carácter nacional, no gubernamental, que agrupa en su seno, con carácter voluntario, a los trabajadores intelectuales que desarrollan sus actividades en cualquiera de las disciplinas que conforman las Ciencias Históricas. (Estatutos, Cap. I, “De la Organización y sus fines”, p. 12)
Además, se expuso una la Tesis Central, “Los historiadores y la historiografía en la hora actual de Cuba”, que consiste en un profundo análisis crítico de los problemas que afectaban la construcción y la enseñanza de la Historia de Cuba desarrollada en las décadas del 70 y 80 (errores, omisiones, superficialidad interpretativa, estancamiento en los aspectos teórico metodológicos, por mencionar algunos aspectos significativos).[xvii] La Tesis Central, merece ser leída y reflexionada, posee particular interés en la actualidad, en específico su párrafo 23, p.58:
Ciertamente, la historia es susceptible de cualquier tipo de manipulación ideológica y, por ende, de distorsión. Más frente a tales desviaciones del deber, la intelectualidad cubana, desde sus distintos frentes de combate, como un solo haz ha sabido, en los momentos cruciales de la existencia patria, alzar su voz y poner su talento y experiencia al servicio de la nación. Y ello no ha demandado en lo absoluto el sacrificio de la conciencia individual, sino, por el contrario, afilar el entendimiento, profundizar en lo conocido, abrir nuevos horizontes y segmentos del pasado y el presente, y procurar la más amplia difusión de los resultados obtenidos para que los sectores populares hagan suyos los frutos de la indagación y juntos todos, librar la batalla salvadora.
En muchos otros organismos gubernamentales y organizaciones no gubernamentales se fueron creando centros o secciones de Historia más especializadas: en la Unión de Escritores de Cuba (UNEAC), por ejemplo, la Sección de Literatura Histórico Social (anteriormente Sección de Historia); el Centro de Estudios Martianos, o la Sociedad Cubana de Historia de la Ciencia y la Tecnología, por mencionar algunos. Amén del Movimiento de Activistas de Historia del PCC, que ha desarrollado un importante trabajo en la historia de las localidades y municipalidades, o de la Asociación de Combatientes de la Revolución Cubana, que ha permitido conservar y reconstruir el testimonio de muchas páginas de nuestras batallas por la liberación nacional.
Espero que estas resumidas líneas ofrezcan algunas noticias sugestivas para quienes se interesan en el avance y la organización científica de la Historia patria, que, al menos, estimulen su estudio, seguimiento y completamiento en el futuro.
Notas:
[i] A solicitud del presidente de la Unión de Historiadores de Cuba La Habana, Dr. Andrés Zaldívar, realizo una pequeña investigación sobre el tema de los Presidentes de los Congresos Nacionales de Historia (1942-1960), aún no concluida. Por mi cuenta, amplié el encargo, y lo he planteado a modo de “Notas sobre la institucionalización de los estudios históricos…” en organismos gubernamentales o no, radicados en la capital de Cuba. Este trabajo se ha desarrollado por la Autora con las consiguientes limitaciones para realizar consultas fuera de casa que nos ha impuesto la pandemia COVID 19. Debido a ello, pido excusas a mis lectores por la versión ofrecida en mis trabajos, encaminados fundamentalmente a divulgar la información obtenida a través de consultas en Internet, bibliográficas (muy reducidas) y entrevistas a distintos colegas, con el fin primordial de interesar en un tema tan importante a otros u, otras, estudiosos. Se han públicado cuatro artículos en el Periódico CUBARTE, bajo mi firma, que reflejan bajo un enfoque periodístico, los resultados de mis indagaciones. L.A.A.
[ii] Santovenia y Echaide, Emeterio S.: Instituto de Literatura y Lingüística de la Academia de Ciencias de Cuba, Diccionario de la Literatura Cubana,Ed. Letras Cubanas, La Habana, 1984, T. II, p. 953.
[iii] Jústiz y del Valle, Tomás de: Instituto de Literatura y Lingüística de la Academia de Ciencias de Cuba, Diccionario de la Literatura Cubana,Ed. Letras Cubanas, La Habana, 1980, T. I, pp. 472-473.
[iv] Núñez Jiménez, Antonio: Instituto de Literatura y Lingüística de la Academia de Ciencias de Cuba, Diccionario de la Literatura Cubana,Ed. Letras Cubanas, La Habana, 1984, T.II, pp. 675-677. Orieta Álvarez Sandoval y Alfredo Álvarez Hernández: “El doctor Antonio Núñez Jiménez y su labor como fundador de la Academia de Ciencias de Cuba:1962-1972”, en: Aruca A., Lohania y otros (Coords.): Expediciones, Exploraciones y Viajeros en el Caribe. Antonio Núñez Jiménez y sus exploraciones en Cuba y el Caribe I Conferencia Científica Regional, 2004, Ediciones Unión, a Habana, 2006, pp. [43]-55.
[v] Reinaldo Funes Monzote; Jorge Estévez: “Primera época de la Academia, 1910 – 1962”. Este artículo ha sido citado, en algunos casos textualmente, por la Autora, pues su elaboración se hizo sobre la base de las Actas de la Academia de Historia de Cuba hasta 1959 inclusive. No se pudo consultar otro trabajo que ofreciera una información más exacta. http://sociedadpcma.org.cu/index.php/Historia/La-Academia-de-la-Historia-de-Cuba-panorama-de-su-primera-epoca-1910-1962.
[vi] Datos acerca de la trayectoria profesional del doctor Julio Le Riverend, y una breve valoración de la misma, puede consultarse en: Oscar Zanetti Lecuona: “Julio Le Riverend y el nacimiento de la historiografía económica en Cuba”, en: La escritura del tiempo Historia e historiadores en Cuba contemporánea, Ed. UNION, Col. Clio, La Habana, 2014, pp. 141-159.
[vii] Ver nota iii.
[viii] Portuondo del Prado, Fernando: Instituto de Literatura y Lingüística de la Academia de Ciencias de Cuba, Diccionario de la Literatura Cubana,Ed. Letras Cubanas, La Habana, 1984, T. II, p.817.
[ix] Pichardo Viñals, Hortensia: Ídem, p. 784. Entrevista a la doctora Carmen Almodóvar por la Autora de este artículo, fecha: jueves 20 de agosto de 2020.
[x] Agradezco a la Dra. Carmen Almodóvar su apoyo y esclarecimiento en la consulta telefónica que le hice sobre este asunto.
[xi] Aguirre, Sergio: Instituto de Literatura y Lingüística de la Academia de Ciencias de Cuba, Diccionario de la Literatura Cubana, Ed. Letras Cubanas, La Habana, 1980,
[xii] José Cantón Navarro y Martín Duarte: Cuba 42 años de Revolución, T. I Cronología histórica 1959-1982 y T. II Cronología histórica 1983-200, Ed. Ciencias Sociales, La Habana, 2007. Cita: T I, p. 933. Agradezco la colaboración telefónica de la Dra. Angelina Rojas en la búsqueda de estos datos.
[xiii] “Resolución sobre la estructura, misiones, principios y normas para la actividad del Instituto de Historia del Movimiento Comunista y la Revolución Socialista, 18.1.1973”, en revista “El Militante Comunista”, La Habana, 17.10.1973, pp. 17-34. Agradezco al Dr. Andrés Zaldívar su aportación a esta referencia.
[xiv] Ver cita XII:T. II, p. 61.
[xv] Datos y periodización tomados del artículo: “Oficina del Historiador (La Habana)” https://www.ecured.cu/Oficina_del_Historiador_%28La_Habana%29
[xvi] Raúl Izquierdo Canosa, doctor en Ciencias (2º nivel), Presidente del Instituto de Historia de Cuba y de la Unión de Historiadores de Cuba en ese mismo período. L.A.A.
[xvii] Ver: Unión Nacional de Historiadores de Cuba. Documentos. 1995. Estatutos, Código de Ética Profesional de los Historiadores Cubanos, Tesis Central.
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