Nota de Prensa
El pasado 22 de agosto del 2023, a las seis de la mañana, el escritor F. Mond fue reclamado por los koradianos a viajar al infinito. Nadie vio la nave espacial. Irse no le debió ser fácil, fueron ochenta y dos años terrícolas después de todo. Solo dejó atrás a su alter ego Monsieur Larx, el robot de apariencia humana, porte francés y expresión de "cero" en su rostro como de alguien que siempre está comunicándose con alguna computadora.
Las evidencias de la extraordinaria personalidad de Mond solo pueden encontrarse en los restos de la nave que lo trajo a Cuba. Restos codificados a modo de libros cuyos títulos son: Para verte reír, ¿Dónde está mi Habana?, Con perdón de los terrícolas, Crónicas Koradianas, Vida pasión y suerte, Hasta que la muerte nos una, Recuérdame, entre otros.
Su obra, si bien poco divulgada a modo general en Cuba, cuenta con un amplio grupo de admiradores, incluso fuera de fronteras. Muy disfrutada y querida por lo ocurrente, inteligente y uso del humor frecuente, al punto de romper la cuarta pared de sus textos y volver a entrar, sin que el lector perdiera el hilo de la historia ni la dentadura de tanto reírse.
Sobre esto último, durante un homenaje, le preguntaron si él dosificaba la cantidad de chistes a escribir por texto. A lo que Mond, magistralmente contestó.
>>(...) Yo escribo. Si no me da risa, lo vuelvo a reescribir y así hasta que lo haga<<.
El adiós de Mond duele, sobre todo para sus lectores, pero es solo a medias. Larx e Iílef aún rondan las calles de Marianao y nos hacen reír desde las páginas que él dejó.
¡Buen viaje, profe Mond!
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