Por estos días el ambiente de la Fototeca de Cuba es muy agitado: la celebración de una nueva edición de Noviembre Fotográfico mantiene sumamente ocupados a directivos y especialistas de esa institución del Consejo Nacional de las Artes Plásticas.
Para conocer detalles del evento Cubarte se trasladó hasta esa bella edificación del Centro Histórico de la ciudad para conversar con Nelson Ramírez de Arellano Conde, director de la Fototeca y fundador de la cita anual.
¿Cómo es que surge Noviembre Fotográfico?
En 2006 cuando la Fototeca iba a cumplir veinte años yo era el especialista principal y se me ocurrió la idea de tratar de hacer un programa tipo: Mes de la Fotografía.
En aquel momento no se hizo Noviembre Fotográfico como tal sino una exposición aquí en homenaje al importante aniversario y otras en distintos lugares. También celebramos el primer coloquio, pero no se llegó a concretar la idea del evento pues no se autorizó a que existiera uno que se llamara así.
¿Con qué criterios surgió este proyecto?
La idea era promover el conocimiento y la práctica de la fotografía. Su apreciación, la relación que guarda con el arte en el público más general y en el especializado.
La estrategia que se me ocurrió fue muy sencilla: en algún momento del año la mayor parte de las galerías de la ciudad exponen fotografía. Yo me decía que podíamos tomar el mes de noviembre, que fue cuando se fundó la Fototeca, y pedirles que las exposiciones que tenían programadas las hicieran coincidir de cierta manera con este mes y así confeccionar un programa que recorriera las diferentes muestras e incluyera un evento teórico con conferencias, presentaciones de proyectos y portafolios.
De tal modo los fotógrafos tendrían también la oportunidad de mostrar trabajos que no hubieran exhibido pero que quisieran enseñar a sus colegas o a la gente interesada.
¿Definen alguna línea temática para cada edición?
Es un evento inclusivo. La idea es incluir a manera de programa todas las cosas que de una forma o de otra tienen que ver con la fotografía. Incluso hemos tratado de mantenernos alejados de la posibilidad de decirle a las galerías qué es lo que tienen que exponer.
A veces ellas no tienen un proyecto y nos lo piden, pero generalmente tratamos de que el que esté incluido en el programa sea el mismo que se realiza normalmente en los espacios de esa institución.
Estando incluido en el programa de Noviembre Fotográfico se beneficia de la difusión. De repente gana mucha visibilidad algo que ocurra en una galería que normalmente no es muy notorio.
También hay quienes trabajan para Noviembre Fotográfico. Nos traen sus proyectos tratando de poder participar. Es un espacio que la gente aprovecha para mostrar su trabajo, para comunicarse, para expresar sus ideas acerca de la fotografía. Tanto a través de las exposiciones como en el evento teórico.
¿Piensa que Noviembre Fotográfico ha incidido en que la población gane una mayor cultura en relación con este arte?
La Fototeca hace varias cosas. Regularmente los últimos viernes de cada mes realizamos proyecciones en la Plaza Vieja en una pantalla que desplegamos desde el balcón de la Fototeca y proyectamos determinada selección de fotografías.
En noviembre lo hacemos todos los viernes. Así la gente que visita la Plaza de noche y los que viven en los alrededores se van acercando de alguna forma a la fotografía.
Realmente muchas personas no entran a las galerías por iniciativa propia pero cuando tú le sacas el arte a la calle y se lo muestras ya después les queda como una curiosidad que puede ser explotada y que en algún momento los lleva a interesarse, a ver si hay algún taller para aprender fotografía o algo así.
¿Qué cantidad de artistas participan este año?
El evento se ha caracterizado porque a medida que va transcurriendo noviembre aparecen más exposiciones. El año pasado tuvimos treinta y seis, este año en el programa había treinta y dos pero ya se están agregando otras.
En esta edición está pasando algo que no había ocurrido anteriormente y es que se han incorporado algunas galerías de Casas de Cultura, sobre todo en Playa, que es un municipio bastante grande.
También me ha llegado información de unas galerías en Artemisa. Nosotros queremos darle espacio en al programa a otras provincias, a la gente que en última instancia quiera decir algo con respecto a la fotografía.
¿En qué momento crees que se encuentra la fotografía cubana?
Creo que está en un muy buen momento. La imagen como valor de comunicación va teniendo cada vez más importancia en la cultura global.
Tradicionalmente la fotografía estaba dividida en dos grandes vertientes: de un lado los fotógrafos que querían hacer arte con mayúscula y del otro los que intentaban hacer un documento de la realidad con un fin periodístico o testimonial. Esas dos grandes tendencias siempre estaban en contradicción y una no valoraba a la otra.
En los últimos años en Cuba esa diferencia es cada vez menor y aunque es un fenómeno mundial creo que en nuestro país por sus características específicas en cuanto a lo social esto se acentúa, los fotógrafos documentales actualmente reconocen el valor artístico de su obra.
Incluso normalmente trabajan más para las galerías de arte que para los periódicos. Esa es su expectativa: acceder a las galerías de arte, lo cual es muy diferente al fotógrafo documental tradicional que esperaba llegar al periódico, a la revista o a un libro con un ensayo fotográfico o algo así.
Por otro lado los fotógrafos artistas reconocen los valores estéticos, compositivos de la fotografía documental cuando se trata de una obra refinada. También comienzan a reconocer el valor documental de su propio trabajo artístico.
Porque el arte aunque pueda venir del mundo particular del artista, onírico, poético o como quiera llamársele, también es un documento de la época, del momento que él está viviendo.
A través de la historia toda forma de arte ha sido siempre un documento de cómo han vivido las personas, qué han pensado, cómo ha sido su tiempo.
Esto ha provocado que haya un ambiente ecuménico en la fotografía cubana en el que todas estas contradicciones se han ido limando y ya no oyes hablar tanto de un fotógrafo artista o de uno documental, sino sencillamente de un fotógrafo.
En ese sentido se ha establecido una relación distinta en la comunidad de fotógrafos en Cuba con mucha armonía entre sus diferentes partes, la cual todavía no existe de esta manera en otras partes del mundo aunque poco a poco se van acercando a ello.
¿Qué expectativas tienen para la próxima edición de Noviembre Fotográfico?
Siempre las expectativas del evento son que sea más grande, que tenga más posibilidades, que podamos hacer un número superior de exposiciones interesantes, que vengan personas cada vez más capacitadas a impartir conferencias, que dispongamos a tiempo de un programa impreso de mejor factura y que no sea tan difícil organizarlo.
Deje un comentario