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Nacidos después del 80: Círculos de agua


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Antología Como raíles de punta. Joven narrativa cubana.

En el 2013 Ediciones Sed de Belleza, perteneciente a la AHS de Santa Clara publicó la antología Como raíles de punta. Joven narrativa cubana, cuya selección, prólogo y notas pertenecen a la investigadora Caridad Tamayo Fernández. Un libro necesario que viene a cubrir el vacío existente en cuanto a divulgación de los escritores más jóvenes cubanos; algunos de ellos se habían referido a la ausencia de una crítica y de un mercado nacional e internacional que promoviera su obra. En un prólogo enjundioso la autora hace un análisis sobre la narrativa de los más jóvenes en Cuba, menciona ese Maestro que fue Salvador Redonet y una vez más saca a la luz su controvertido término de novísimos para una generación de escritores jóvenes y todos los artificios semánticos creados por la crítica para diferenciar a los nuevos del grupo que lo anteceden y que viene a reafirmar el criterio de F. Mota “que una generación surge en el momento en que sus componentes coetáneos toman conciencia de que quieren algo distinto de lo que buscaron, buscan, hicieron o hacen sus mayores”.

Controvertido es el asunto de las generaciones literarias, desde el punto de vista biológico son organismos vivos, como tales nacen, crecen, se desarrollan y mueren, pero en literatura no dista mucho de lo anterior, lo que respalda el nacimiento de una generación es un acontecimiento histórico: nacen aproximadamente en la misma década, crecen en circunstancias semejantes y en la mayoría de los casos se sigue una dirección única: Un líder. También debe existir “unidad en principios estéticos, éticos y sociales, homogeneidad de lenguaje, actitud negativa ante conceptos establecidos, pero anquilosados u obsoletos”, según los estudiosos de esta materia.

¿Puede una fecha histórica realmente delimitar a un grupo de otros? ¿Es siempre necesaria la presencia de un líder? ¿Siguen los mismos derroteros los nacidos después del ochenta que la generación que lo anteceden tanto en la forma como el contenido en el que se expresan? ¿Mueren las generaciones literarias?

Caridad Tamayo Fernández agrupa en su antología a los nacidos después de 1977, escoge la edad de treinta años como límite -hasta el momento de realizar su ensayo- y esto le permite seleccionar junto a Raúl Flores Iriarte, Jorge Enrique Lage, pertenecientes a una generación conocida como 0, por empezar a publicar su obra después de 2000, a jóvenes nacidos después de los 80 como Yunier Riquenes García (1982), Legna Rodríguez Iglesias (Camagüey, 1984), entre otros que realmente se identifican bastante con esta generación conocida como 0 por la persistencia de ciertos elementos como el uso de oraciones escalonadas, la frecuente utilización de frases en inglés y el lenguaje cercano a la prosa poética -esto en cuanto a la forma- y por su irreverencia hacia símbolos y personajes históricos, la utilización de amigos para recrear los personajes, etc.

 

Sin embargo, existen serias diferencias entre los nacidos en la época del setenta y los que le siguen. Cuba, 1980, es una fecha a tomar en cuenta por lo que significó para nuestra sociedad el éxodo de cubanos que emigraron después de los sucesos de la embajada del Perú, lo que trajo como consecuencias, entre otras, la separación de muchas familias y que un porciento, nada despreciable, de los niños nacidos después de este año se hallan criado con los abuelos ante la ausencia de ambos padres o de uno de ellos. También en los 80 hubo un cambio de política hacia las religiones que poco a poco se fueron incrementando en el país como la santería, abakuas, católicos, protestantes, entre otras, estos jóvenes se criaron con el eleggua en la esquina de la sala y el crucifijo en el cuello, no había que esconder los santos y esto también influyó en su ideología y forma de ver el mundo, no ya a partir del prisma del materialismo con que lo vieron sus padres y abuelos. En lo económico se despenalizó el dólar y empezaron a circular las dos monedas. Crecieron con el Periodo Especial por lo que sufrieron más carencias que generaciones anteriores a pesar del bloqueo. La Unión Soviética desapareció y con ellas las latas de carne rusa, los viajes al campo socialista y hasta los muñequitos que fueron más reacios al cambio e increíblemente quedaron en la memoria común de varias generaciones. Las computadoras fueron fiel compañía de su adolescencia, los celulares parte de su cuerpo y alma, y piercing, tatuajes y uñas postizas, la forma de relevarse ante un pasado de melenas cortadas a la fuerza, pero que no mutilaba o marcaba para siempre a la persona.

1980 fue un año que marcó la historia de Cuba, comenzó una fuerte lucha ideológica por parte de la Revolución ante la campaña y la invitación a emigrar por vías ilegales. Existe, como lo dijo el poeta, la circunstancia del agua por todas partes en esta Isla donde a veces da la sensación de estar en uno de esos círculos de agua que se forman cuando tiras una piedra, por la persistencia de algunos asuntos como el abandono del país, Angola, la prostitución, la violencia, en los escritores más jóvenes, pero ojo, no se engañe el lector, es un círculo de agua, que pronto se convierte en remolino y arrasa con todo. El agua, la circunstancia del agua por todas partes, el agua emerge como línea de separación, horizonte, como algo que limpia o debe limpiar los vicios, aunque sea a través de la muerte.

Así se presenta los nacidos en el 80. Prefieren el cuento tradicional. Hay en sus narraciones un tratamiento psicológico en los personajes; la culpa, casi siempre recae en una madre ausente, alcohólica, drogadicta o que abandonó su hogar, recuérdese que son los antihéroes los que alimentan la buena literatura.

La violencia les ha llegado por vías diferentes, el cine, la televisión, los juegos, la música, en estos tiempos de reguetón, un reflejo de los nuevos tiempos. A pesar de la protección con condones, el miedo al SIDA sede espacio ante la pornografía, pero en estos cuentos sus protagonistas son víctimas no victimarios de valores que hay que retomar y en eso el arte es la vanguardia; ya no es una generación que se esconde tras los espejuelos de no ver de un Raúl Flores Iriarte; tras la aparente apatía del absurdo, hay lucha, sobrevivencia, deseos de cambiar…

Hay un respeto palpable a figuras de la literatura cubana como José Lezama Lima y Virgilio Piñera. Son muchachos cultos con un alto nivel de lectura. Baste mencionar nombres como los holguineros Jamila Medina Ríos (1981), Fabián Suárez Ávila (1981), Moisés Mayán Fernández (1983), Erian Peña. El ensayo como género literario toma un lugar privilegiado, muestra son el estudio de la obra de Gastón Baquero realizado por los también jóvenes de Holguín con Luis Yussett a la cabeza o títulos publicados por Sed de Belleza en Santa Clara como Más que una isla, de Fernando Luis Rojas, quien aborda la situación de la Cuba de los noventas, pero la idea principal del libro es que la Revolución no se ha fracturado. No se ha detenido.

Merecido homenaje en vida a figuras como Delfín Prats y Vladimir Zamora, han rendido los jóvenes de granmenses, Hugo Fabell, Laura Eleanora, Henry William, las conferencias del desaparecido poeta se repetían una y otra vez en la sede de la AHS de Bayamo y su velorio también fue allí. De Granma es el destacado Yunier Riquenes García (1982) y en Contramaestre de la mano de Eduard Encina encontramos un grupo donde figuras como Amelia Rabaza, se destacan, aunque sean inéditas.

En la Isla de la Juventud, Ediciones Ancora como lo indica su nombre, se ha afianzado fuertemente a este movimiento de jóvenes talentos, promovido por la AHS, el capitán de este barco es Daniel Zayas y se muestran respetuosos y seguidores de la obra del pinareño Nelzón Simón y siguen y divulgan la vida y obra de un Paco Mir.

Santi Spíritus continúa siendo un fuerte bastión si de narradores se trata, la investigadora Marlene García agrupó en Abrir otras ventanas a Abdel Martínez Castro, Sailí Alba Álvarez, Ariel Fonseca Rivero, Juan Carlos O’Farril y Alexander López Días, quienes destacan en esta selección y no demeritan al lado de figuras como Ada Elba Pérez, Luis Cabrera Delgado, entre otros.

Pinar del Rio también posee un fuerte movimiento de escritores jóvenes y es la AHS la encargada de encauzar su obra; aun en la distancia Marlene Lufriú Rodríguez (Pinar del Río, 1987) se muestra orgullosa de ser cubana y así lo evidencia tanto en su prosa como en la poesía…

Es un movimiento que crece mucho más en las provincias donde la AHS tiene su sello editorial, otras provincias entre las que se encuentra la capital, no tienen esa suerte y sus jóvenes están a merced de concursos literarios o de lo que la Editorial Extramuros quiera publicarles; se destacan en la capital entre los nacidos en el 80 Elaine Vilar (1989), Yonnier Torres, Erick Flo

En el prólogo de Como raíles de punta, Tamayo se refería al papel desempeñado por las Ediciones territoriales en la divulgación de la obra de estos jóvenes, muchos de ellos pudieron ser la generación 0 porque existía la Riso, sin embargo los nacidos en los 80 deben más a las editoriales que pertenecen a la Asociación Hermanos Saíz que se ha convertido en un tren para los raíles de los que hablaba esta antologadora y ha comenzado un viaje sin regreso hacia un futuro prometedor donde son ellos, los jóvenes, los protagonistas.


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