Uno de los más sangrientos hechos ocurridos en nuestra América en la década de los setenta del pasado siglo fue el derrocamiento en Chile del gobierno del presidente Salvador Allende Gossens quien, tras acceder al poder gracias a una coalición de partidos de izquierda llamada Unidad Popular (UP) (1) decidió, como primer intento político a escala universal, avanzar al camino del socialismo por la vía electoral. Proyecto que resultó salvajemente reprimido por los elementos oligárquicos de la sociedad chilena en estrecha complicidad con los medios de comunicación de ese país y el imperialismo estadounidense. Tales hechos provocaron la caída en combate heroico del presidente Allende en el Palacio de la Moneda el once de septiembre de 1973.
Algo de Historia
“Mientras que en Cuba se cerraba un exitoso ciclo de pensamiento crítico, desarrollado por jóvenes forjados por el fragor revolucionario durante la epopeya de los años sesenta; en Chile, entre 1971 y 1973 se vivía una etapa de florecimiento de los debates y de las ideas. Allí surgió la Teoría de la Dependencia y se escribieron libros y ensayos sobre la transición socialista, al igual que respecto a los medios de comunicación, los aparatos de dominación y en torno al papel de los cristianos en la revolución.
“La vía hacia el socialismo a partir de un proceso electoral fue una única experiencia, muy específica, dada en Chile. Allende y el proyecto de la Unidad Popular (UP) fue el resultado de “la revolución sin sangre” del presidente democristiano Eduardo Frei. Esta alternativa, como se sabe, la concibió Estados Unidos frente la Revolución cubana en los años sesenta e “hizo agua” entre 1968 y 1969”. (2)
Al respecto hay que resaltar la personalidad del principal dirigente del Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR), Miguel Enríquez, quien desde aquel entonces alertó sobre el peligro de un golpe militar y los obstáculos por los cuales podría atravesar el proyecto socialista que había que vencer a toda costa.
Enríquez recalcaba además acerca de la importancia de que el problema fundamental no estaba dado en el logro de los comicios por un gobierno popular en posesión ulterior del Estado, sino en radicalizar socialmente y en hacer avanzar con rapidez dicho proceso teniendo en cuenta la existencia durante décadas de una fuerte oligarquía económica, financiera y política, y de partidos afines de derecha apoyados por distintas administraciones de Estados Unidos y sus pretensiones imperiales golpistas.
El gobierno de la UP duró escasamente cuatro años –Allende resultó ganador de la presidencia popular en las elecciones de 1970–, pero pudo acumular en ese tiempo valiosas experiencias en la construcción socialista, no obstante heredar quebradas las arcas públicas. Durante su período de mandato el gobierno de Salvador Allende (3) nacionalizó las principales riquezas y empresas fundamentales, entre ellas el cobre; profundizó en la reforma agraria, constituyó un amplio sector social de la economía con participación obrera, incluyendo los bancos; aumentó los salarios; redujo el desempleo a la mitad en el país; robusteció el mercado, además de la política exterior latinoamericanista, no alineada y de paz; garantizó medio litro de leche a cada niño y restableció las relaciones con Cuba, entre otros grandes logros del gobierno de la UP.
Dentro del contexto cultural surge la nueva canción chilena, el cine nuevo, la Editorial Quimantú (Sol del saber, en lengua mapuche), con doce millones de ejemplares en dos años, y 300 títulos –entre ellos, Historia de la Revolución rusa, de León Trotsky–, entre otras grandes y reconocidas obras universales.
Igualmente, como elemento histórico que no puede ni debe soslayarse, es que la coalición de la Unidad Popular surge de una historia de luchas, iniciada con las heroicas huelgas de los trabajadores chilenos de las minas de salitre en las primeras décadas del siglo veinte.
Aquella maravillosa entrega de unidad, de saberes e intereses comunes compartidos, de joven militancia de izquierda y de entrega absoluta a una causa y proceso justo popular constituye un caso emblemático en la experiencia histórica, política y social chilena y latinoamericana durante el pasado siglo. Al mismo tiempo hoy es un alerta para todas las fuerzas de la izquierda en el logro de sociedades democráticas, solidarias y de raíz popular en nuestra América, y en momentos en que el imperialismo continúa fortaleciendo más que nunca en sus propósitos expansionistas, belicistas y monroístas no sólo en este otro lado del mundo, sino también en otros enclaves hemisféricos.
Durante cuatro años la Administración estadounidense ahogó económicamente al gobierno de la UP, hasta desencadenar una terrible ola fascista junto a elementos de la burguesía oligárquica, del ejército y de la ultraderecha, la que culminó con el sangriento golpe de Estado del 11 de septiembre de 1973 y la caída en combate del heroico presidente Salvador Allende.
Última alocución del presidente Salvador Allende al pueblo de Chile, difundida en vivo por Radio Magallanes el 11 de septiembre de 1973.
Por su importancia, dicha grabación forma parte del patrimonio cultural y político de la historia de América Latina:
“Seguramente, ésta será la última oportunidad en que pueda dirigirme a ustedes. La Fuerza Aérea ha bombardeado las antenas de Radio Magallanes. Mis palabras no tienen amargura sino decepción. Que sean ellas un castigo moral para quienes han traicionado su juramento.
“¡Soldados de Chile!
“Colocado en un tránsito histórico, pagaré con mi vida la lealtad al pueblo. Y les digo que tengo la certeza de que la semilla que hemos entregado a la conciencia digna de miles y miles de chilenos, no podrá ser segada definitivamente. Tienen la fuerza, podrán avasallarnos, pero no se detienen los procesos sociales ni con el crimen ni con la fuerza. La historia es nuestra y la hacen los pueblos.
“Me dirijo a la juventud, a aquellos que cantaron y entregaron su alegría y su espíritu de lucha. Me dirijo al hombre de Chile, al obrero, al campesino, al intelectual, a aquellos que serán perseguidos, porque en nuestro país el fascismo ya estuvo hace muchas horas presente; en los atentados terroristas, volando los puentes, cortando las vías férreas, destruyendo lo oleoductos y los gaseoductos, frente al silencio de quienes tenían la obligación de proceder.
“Estaban comprometidos. La historia los juzgará.
“Seguramente Radio Magallanes será acallada y el metal tranquilo de mi voz ya no llegará a ustedes. No importa. La seguirán oyendo. Siempre estaré junto a ustedes. Por lo menos mi recuerdo será el de un hombre digno que fue leal con la Patria.
“El pueblo debe defenderse, pero no sacrificarse. El pueblo no debe dejarse arrasar ni acribillar, pero tampoco puede humillarse.
“Trabajadores de mi Patria, tengo fe en Chile y su destino. Superarán otros hombres este momento gris y amargo en el que la traición pretende imponerse. Sigan ustedes sabiendo que, mucho más temprano que tarde, de nuevo se abrirán las grandes alamedas por donde pase el hombre libre, para construir una sociedad mejor.
“¡Viva Chile! ¡Viva el pueblo! ¡Vivan los trabajadores!
“Estas son mis últimas palabras y tengo la certeza de que mi sacrificio no será en vano, tengo la certeza de que, por lo menos, será una lección moral que castigará la felonía, la cobardía y la traición”.
Santiago de Chile, 11 de septiembre de 1973.
Salvador Allende
“(…) Lejos de ti
mitad de tierra tuya y hombre tuyo
he continuado siendo,
y otra vez hoy la primavera pasa.
Pero yo con tus flores me he llenado,
con tu victoria voy sobre la frente.
Y en ti siguen viviendo mis raíces”.
Pablo Neruda.
Notas:
(1) Como elemento histórico que no puede ni debe soslayarse, es que la coalición de la Unidad Popular surge de una historia de luchas, iniciada con las heroicas huelgas de los trabajadores chilenos de las minas de salitre en las primeras décadas del siglo veinte.
(2) Un homenaje cubano a Miguel Enríquez: Ahora es tu turno, Miguel. Compiladores: Rosario Alfonso Parodi y Fernando Luis Rojas López. La Habana, Instituto Cubano de Investigación Cultural Juan Marinello, 2015.
(3) Salvador Guillermo Allende Gossens (Santiago de Chile 26/6/1908-11/9/1973)
Mandato presidencial: 4 de noviembre de 1970 – 11 de septiembre de 1973
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