Marta Arjona: celosa guardiana de nuestro patrimonio cultural


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En la trayectoria vital de la escultora y ceramista Marta Arjona Pérez el mes que recién inició tuvo especial significado: nacida un 3 de mayo, dejó de existir en 2006, apenas veinte días después de haber celebrado su 83 cumpleaños.

Hasta el último momento, la artista que había egresado de la Academia Nacional de Bellas Artes San Alejandro en 1940 relegó su obra personal a la grandiosa que acomete la revolución, ocupando el cargo de presidenta del Consejo Nacional de Patrimonio Cultural, cargo desde el cual dejó bien encausada la importantísima labor de rescatar y preservar los bienes culturales de la nación.

La creación de la Red de Museos del país y la puesta en marcha de la Legislación Nacional de Protección al Patrimonio Cultural y Natural, materializada en la Ley No.1 de Protección del Patrimonio Cultural y en la Ley No.2 de los Monumentos Nacionales y Locales, fueron algunos de sus aportes.

A estos se sumaron, entre otros, la fundación de la Cátedra de Licenciatura en Restauración de Muebles, en coordinación con el Instituto Superior de Arte, del Centro Nacional de Conservación, Restauración y Museología (CENCREM) y de la Comisión Nacional de Monumentos.

Fiel a su estirpe mambisa, tras regresar en 1952 de París, donde había ganado una Beca en la especialidad de Cerámica, Marta Arjona se enfrentó a la dictadura batistiana vinculándose a la Comisión de Cultura del Partido Socialista Popular, desde la cual organizó varias acciones y trabajó en la reorganización de la Sociedad Cultural Nuestro Tiempo.

A partir del triunfo de la revolución, fue la principal impulsora del rescate y preservación de nuestro patrimonio nacional, representando a Cuba en la Convención sobre la Protección del Patrimonio Mundial efectuada en 1972. A su cargo estuvo entonces proponer aquellos sitios que, en la Mayor de las Antillas, merecían recibir la atención de dicho instrumento normativo creado por la Organización de Naciones Unidas.

“Este tipo de labor que comencé después del triunfo de la Revolución ha sido también un trabajo creador. Yo me siento tan realizada como cuando hacía cerámica o escultura”, expresó alguna vez Marta Arjona, quien consideraba su mayor legado el haber despertado en las nuevas generaciones el interés por los museos y la preocupación por conservar nuestra herencia cultural.


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