Desde este lunes y hasta el próximo viernes se están desarrollando en La Habana el VII Premio de Composición Casa de las Américas y el V Taller Latinoamericano de Composición e Interpretación, este último organizado de conjunto con la Unión de Escritores y Artistas de Cuba, UNEAC.
Catorce obras para coro a capella escritas por compositores de siete países de la región participan en el certamen que convoca cada dos años el Departamento de Música, dirigido en la institución que fundara Haydée Santamaría por la musicóloga María Elena Vinueza, quien compartió detalles del evento con los lectores de Cubarte.
“Creo que cada edición es un nuevo punto de partida. Es pensar qué hemos hecho hasta aquí para que el Premio pueda seguir siendo efectivo a los más interesados que son los compositores de América Latina.
Entonces pienso que lo que va a suceder a partir de la inauguración no es el punto de llegada, sino un punto de comienzo en el que la Casa de las Américas reflexiona sobre qué ha pasado en estos dos años.Cómo hemos podido llegar a editar o no la obra premiada en la edición anterior.Si fue eficiente o no la convocatoria que hicimos.
En esta oportunidad hemos visto que la convocatoria a música coral, que hubiera podido pensarse que era fácil lograr que los compositores grabaran en sus respectivos países en formato de coro, no ha sido así.
Es un empeño que el Premio se pregunte siempre si existen condiciones en los países de América Latina y el Caribe para que puedan llegar propuestas en lo que estamos convocando.
Lo que inicia este lunes es un nuevo ciclo de replanteamiento del Premio. Y así ha sido desde que surgió. O sea, una y otra vez nos vamos preguntando en cómo vamos a hacerlo mejor.Cómo podemos seguir acompañando a los compositores en los procesos de la creación, que es de lo que se trata.
Ha sido un gran desafío, como siempre, la puesta de obras; porque no se trata de hacer conciertos con repertorios que ya están establecidos; sino al contrario, poner en juego la interpretación de nuevas obras. Tanto de los compositores que llegan como invitados, como con los que de alguna manera van a formar parte de las muestras de arte.
Eso implica trabajar con los intérpretes y crear condiciones para que ellos puedan hacer su labor. Son muchas las personas que durante semanas han estado involucradas en el empeño de seguir proponiendo nuevas obras al público y también en generar estrategias para que el público se acerque a esta creación”.
En esta oportunidad el Premio está celebrando los cincuenta años de su constitución…
“A mí me parece que el hecho de que el Premio pueda cumplir cincuenta años de existencia y dar un afán de continuidad, es importante.
Hace cincuenta años la Casa de las Américas se comprometió con la creación latinoamericana de este modo. Y aun cuando hubo que recesar en ese empeño durante tantos años, siguió siendo una tarea pendiente hasta que en 2004 retomamos el Premio como propósito y hemos llevado a cabo estas siete ediciones.
Eso es significativo, pero no quiere decir que lo hemos logrado todo. Esta es, como decía Harold Gramatges, la música no popular. Es la música que debe tener respaldos institucionales y discográficos, como los que vamos a mostrar también en el concierto de clausura.No siempre es la música que usted va a encontrar apoyada.
Pues esa es nuestra propuesta, como también lo es de la Asociación de Músicos de la UNEAC. De ahí que este V Taller de Composición e Interpretación sea un espacio de formación. Por eso lo llamamos taller.
Cómo el compositor puede encontrar nuevas herramientas para su trabajo.Cómo puede desarrollar nuevas estrategias para dar cauce a su creatividad.
Al mismo tiempo, es un Taller de interpretación porque necesitamos intérpretes capaces de abordar este hecho cocreativo de la manera más apropiada para que la obra se realice y cumpla su fin, que es el de circular en receptores capaces de decodificarla, de disfrutarla, de hacer de ella la existencia de una creación contemporánea”.
Sin embargo, el Premio se le dedica este año al centenario de Violeta Parra, una cantora popular.
“Para nosotros la música no es popular, ni impopular. La música sinfónica, coral, de cámara, que son el perfil en el cual movemos este Premio, no son las que tienen mayor presencia en los medios de difusión masiva o tienen sus propios circuitos de difusión, porque esas son tendencias que van cambiando con las nuevas tecnologías.
¿Por qué creemos que la música de Violeta Parra debía ocupar este lugar? Porque es la gran creación artística latinoamericana y cuando en Casa de las Américas pensamos en arte desde la música, es la música toda. Es todo el quehacer de los hombres y mujeres de América Latina y el Caribe, pensado y realizado desde la música. Donde, desde la creación más raigal y popular, hasta la creación más académica y experimental, tienen lugar.
Ese es el espectro amplio que siempre ha abordado Casa de las Américas. Entonces, en este caso, era importante colocar a Violeta Parra justo en el centro del Premio para hacer notar que la gran creación latinoamericana es toda. Es toda. Y esa cancionística popular latinoamericana es también la obra de arte que tenemos que preservar y multiplicar.
Estamos en un año muy especial. Estamos en el año del medio siglo de la Canción Protesta y de toda esa canción comprometida. Estamos en el centenario de Violeta.
Es seguro que una obra como Gracias a la vida trascenderá por siglos, como un momento de especial intensión, atención y logro en la creación artística del ser humano.
Ahí es donde está Violeta situada esta vez. Desde su arpillera, que podríamos pensar como una pieza de arte popular, situada en la Colección de Arte de la Casa de las Américas. Justo en el sitio que le corresponde.
Y como su cancionística ocupa también ese lugar de arte, es aquí en el Premio de Composición donde la ponemos a sonar”.
¿No cree Ud. que es también una muestra de respeto a Casa de las Américas el que se le haya cedido al Premio la oportunidad de hacer el estreno mundial de las dos canciones de Violeta Parra con las que se celebrará en Chile su centenario?
“Entre la familia Parra y la Casa hay una relación muy hermosa. Ellos han habitado de muchas maneras la Casa.
Violeta no la pisó con sus pies. La pisó con su obra. Estuvo aquí en su obra, en su espíritu; en su intensa relación espiritual con Haydée Santamaría.
Tan es así que, cuando pensábamos en todo esto, Silvia Gil, una de las más antiguas y queridas habitantes de la Casa, nos apuntó que para Haydée era tan importante Violeta que sus libros de Martí se los regaló a Isabel Parra, con quien sostuvo una gran correspondencia.
Esa relación con Violeta que ella hizo a través de sus hijos, Ángel e Isabel, da muestras del cariño y la admiración que esa inmensa mujer sentía por esa otra inmensa mujer que había sido Violeta Parra.
Para nosotros su arpillera es algo que tenemos de costumbre. La arpillera de Violeta Parra está en el Salón de la Presidencia de Casa de las Américas. La tenemos frente a esa mesa redonda que Haydée mandó a colocar allí para que nunca nos olvidáramos de que era una dirección colectiva y colegiada.
Me parece muy bueno que la dirección de Artes Plásticas haya decidido entramar este homenaje colocando la arpillera en un lugar donde todos los que transiten la Casa en estos días del Premio la puedan ver.
Quizás algunos pensaron que el homenaje iba a ser un gran concierto donde cantáramos a Violeta. Es que a Violeta la tenemos que cantar todos los días, porque la obra de Violeta nos hace pensar cotidianamente en lo que somos.
La obra de Violeta está en la esencia de lo que Casa de las Américas debe ser desde Latinoamérica: creativa, imaginativa y, al mismo tiempo, comprometida con lo más valioso de la creación. Comprometida con lo más importante que deben defender los pueblos y la cultura de América Latina, que es su razón de ser”.
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