Los proyectos comunitarios ganan protagonismo en estos momentos en Cuba, en tanto abogan por ocupar útilmente el tiempo libre de la población. En el municipio artemiseño de Güira de Melena, Manos a las Tablas nació como proyecto comunitario y, aunque hoy se clasifica como sociocultural, continúa siendo un ejemplo fehaciente del propósito de este tipo de actividad, porque aúna sapiencia y diversión.
En entrevista para el Periódico Cubarte realizada a la actriz e instructora de Arte de la Brigada José Martí, Nachy Valle Amaro, gestora y coordinadora general del Proyecto Sociocultural Manos a las Tablas, se refrenda el deseo de inculcar el amor por las artes.
Fotos: Cortesía de la autora
¿Cómo surge el proyecto Manos a las Tablas?
Este proyecto surgió hace ocho años ante la necesidad de vincular la artesanía artística con las artes teatrales, y tuvo su génesis precisamente bajo el nombre de Arte-Sano. El objetivo principal era enfrentar algunas problemáticas del municipio; por ejemplo, que los artistas, sobre todo de la plástica, no tenían dónde comercializar su obra; que existía poca vinculación entre artesanos populares, profesionales y con la comunidad. Entonces comenzamos a buscar un espacio donde estos artistas pudieran comercializar sus obras y relacionarlas con el teatro.
A raíz de la COVID-19 creamos una infraestructura en nuestro propio patio, y así surgió la sede de lo que es hoy Manos a las Tablas. El nombre tuvo una trasformación porque empezamos a darle un poco más de protagonismo al teatro propiamente. Manos a las Tablas es como una invitación a poner ya manos a la obra, como dice la frase popular, y Tablas también alude al lugar donde se representan las piezas teatrales y además al material que emplea el artesano Yoel Rodríguez Cruz, que es el otro coordinador general del proyecto.
¿Quiénes participan y qué hacen específicamente los integrantes de este proyecto?
Dentro del proyecto hay dos unidades artísticas: El despertar, enfocada en el teatro propiamente, y Arte-Sano, cuyo coordinador es Yoel Rodríguez, ambas se retroalimentan en función del proyecto en general. Somos dos coordinadores generales, conformamos un grupo gestor y trabajamos a partir de los intereses que nos planteamos en la comunidad, con la comunidad y para la comunidad.
Decidí comenzar a trabajar con los niños porque es como una entrada para los demás integrantes de la familia, pero no quiero centrarlo en un trabajo básicamente infantil, quiero dejar las puertas abiertas para trabajar también con adolescentes, jóvenes y adultos.
Durante todo el tiempo en que se agravó la situación epidemiológica en el país, nos enfocamos en crear una sede, que como dije ubicamos en el patio de nuestra casa, y está totalmente en función de la comunidad donde está situada. Aquí damos talleres de apreciación, de creación, de artesanía, de teatro, y en un futuro queremos que sea un punto centro de nuestra comunidad, a una magnitud tal que estamos conformando una biblioteca comunitaria, e incluso queremos hacer nuestras presentaciones aquí en la sede.
No pretendemos que los niños salgan actores o diseñadores. Nuestra mayor pretensión es contribuir al mejoramiento del tiempo libre de los niños de nuestra comunidad, sobre todo porque la mayoría de los que hoy integran nuestro proyecto forman parte de familias disfuncionales o son casos sociales. En este sentido hemos quedado muy sorprendidos por cómo estos niños son los que se involucran con mayor seriedad a este proceso de creación, y eso nos alegra porque el objetivo principal se está cumpliendo.
¿Qué espectáculos tienen montados?
Somos un proyecto muy joven todavía, pero hemos aprovechado muy bien el tiempo y las potencialidades de cada integrante. Tenemos como espectáculo central Fiesta en el monte, un texto que escribí durante el aislamiento, a inicios del coronavirus en nuestro país.
Fiesta en el monte lo estrenamos para el Día del Teatro Cubano y lo repusimos para celebrar el 4 de Abril. También tengo otro espectáculo que escribí, basado en el libro de Nelson Simón Del toronjil a la hierba buena, que son cuentos y que presentamos en el Evento Nacional Una isla para contar, dedicado al Día del Narrador Oral, el pasado 20 de marzo.
De manera general, estamos muy contentos con nuestro proyecto Manos a las Tablas. Tenemos muchas aspiraciones que haremos realidad sobre la marcha, pero que tendrá como protagonista siempre a la comunidad de Güira de Melena.
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