Fue entre 1954 y 1978 del siglo pasado -en pleno auge de la “Guerra Fría Cultural”-, que se experimentó por vez primera el antecedente más cercano de eso que he venido llamando la “Diplomacia Pornopop para Cuba”. Una “diplomacia de segundo orden” -al decir de J. M. Mitchell [1]-, iniciada de manera espontánea (¿?) con la visita de la afamada cantante estadounidense Beyoncé en abril del 2013. Y que ha tenido su más estelar confirmación, con la reciente visita de Madonna -la ex reina del Pop-, en agosto pasado.
Me refiero a la “Diplomacia del Jazz”. El empleo de cientos de músicos de la talla de Dizzy Gillespie, Louis Armstrong, Duke Ellington, Benny Goodman y Dave Brubeck, convocados por el Departamento de Estado, para participar en la “ingeniería del consenso mundial” a través del Jazz Ambassador Program.
Fenómeno explicado mejor que nadie por el “embajador del jazz” Louis Armstrong en el álbum, The Real Ambassadors, producido en colaboración con el también “embajador” Dave Brubeck y su esposa, Lola:
“El Departamento de Estado ha descubierto el jazz.
Llega a las personas como nada ha llegado jamás.
Cuando sienten ese ritmo inigualable del jazz,
Ellos saben que realmente estamos con ellos”. [2]
Solo que en este caso, los sujetos de la diplomacia cultural tienen en su mayoría un sello que aleja toda sospecha de su implicación política: “celebreties”, femeninas y sexualizadas.
Es el caso de la barbadense Rihanna que vino en mayo de 2015 para fotografiarse en La Habana para la Vanity Fair. Una de las “Obama´s girls” con una imagen sexualizada al extremo, por sus pezones al aire en sus videoclips [3], sus poses desnuda o semidesnuda en varias revistas y sus sistemáticos desafíos a la política anti desnudez de Instagram. Otra que tiene como ídolo a Madonna, pionera en eso de hacer topless en videos musicales [4] y que para no quedarse atrás “calentó” las redes sociales hace dos años con otro para la portada de la revista Interview [5].
O el de la adictiva Katy “Lolita” Perry, con sus “líricas” canciones y pegajosos estribillos, su autoconstruida imagen de “gatica” y “zorra”, sus selfies provocativos publicitados en las redes sociales y sus poses para revistas masculinas [6]. En consonancia con sus actuaciones con poquita y bien ceñida ropa, y su proyección erótica-festiva, propia de los espectáculos de los clubes de striptease y de burlesque. Tendencia “industrializada” desde la década del 80 con el surgimiento del vídeo musical y el auge de la televisión por cable (MTV) y que transformó la canción de amor en un género visual y tuvo como reina a la compositora de Material Girl y La isla bonita [7].
Divas sujetas a las reglas del mercadeo de las mujeres como objeto de deseo, más vendibles cuanto más “directamente” remita lo audiovisual al “coito insaciable”. Competencia que eleva cada vez más el listón y que sobrepasa los límites de lo pornográfico. Porque si en el siglo pasado la Madonna revolucionaba la opinión pública cada vez que pisaba un escenario, hoy frente a la Miley Cirus, parecería mojigata, y un simple beso en la boca, como aquel con Britney Spears, no llamaría la atención de la ex Hannah Montana con sus “salvajes” twerking en su dueto con Robin Thicke en los Premios VMA MTV del 2013 [8].
Una ola que impulsa los mismos objetivos de la política de Obama hacia Cuba y al que se suman otros símbolos sexuales que también han visitado a la Isla como París Hilton, Naomi Campbell, las Kardashian, Anja Rubik, Michelle Rodríguez, Charlize Theron, Gisele Bündchen, Emily Ratajkowski y Zoe Saldana. Activas en su casi totalidad en Instagram o Twitter, con desnudos o poses eróticas y expuestas para su cotización por revistas como Allure, GQ, Lui, Paper y Play Boy.
Una ola “calentona” en la que no podía faltar la “Madonna del pornopop”, pese a sus 58 años (que vino a celebrar aquí). Tan “Obama´s girls” como las otras.
La gota de dominación simbólica que faltaba para confirmar la hipótesis que resumo -como Armstrong- en una canción:
Desembarcan por El Malecón / las Obama´s girls con el pornopop
Nos mean con el videoclip y el show/ y hay quien piensa que solo llovió…
Notas:
[1] J. M. Mitchell, International Cultural Relations, Londres, Allen and Unwin, 1986, p. 5.
[2]http://iipdigital.usembassy.gov/st/spanish/pamphlet/2013/03/20130325144759.html#axzz4I5hFZbIg
[3] Ver de J.E. Illescas, http://www.elviejotopo.com/topoexpress/los-pezones-de-rihanna/
[4] Según Illescas, Madonna, en 1986, mostró un pezón durante unas fracciones de segundo de un plano general de su videoclip Papa don’t preach.
[5] Topless de Madonna Interview.
[6] Ver de mi autoría, Lolita se siente, ¿“zorra” será?
[7] http://www.elconfidencial.com/cultura/2016-02-22/como-hemos-llegado-a-la-era-del-porno-pop_1153835/
[8] http://www.elconfidencial.com/cultura/2013-08-31/asi-se-cocina-un-escandalo-porno-pop_22894.
Deje un comentario