Es posible que muchos al leer estas líneas se imaginan que un humorista es una persona que irradia simpatía, ríe con facilidad y le suele caracterizar eso que solemos llamar “buen carácter”. Y no digo que esto no sea así en varios de nuestros mejores caricaturistas. Sin embargo, creo que no tantos pensarían que ellos son, además de artistas, hombres y mujeres de pensamiento, que crean infatigablemente hasta alcanzar su propia personalidad distintiva en el arte gráfico. Y sobre todo, que tienen o deben poseer el mismo talento, imaginación, oficio y destreza técnica que cualquiera de los grandes artistas que han quedado como maestros en enormes enciclopedias de la historia del arte universal.
Todo eso viene a la mente cuando se conoce a Brady. Un joven que reconoce el laboreo cotidiano como la base de cualquier obra que nosotros, desde la crítica, consideremos por su excelencia.
Debo confesar que he conocido más su obra por Facebook. Y estoy segura que no he sido la única. Brady parece incansable y con frecuencia una ve nuevas estampas en la red. Estas no solo siempre me sorprenden por su jocosidad implícita o manifiesta, sino sobre todo por su capacidad de síntesis para describir cual la crónica cualquier momento complejo del mundo actual. Asimismo por su seductora imaginación para llevar a la metáfora situaciones de ahora mismo, así como por la maestría en el dibujo y el empleo del color para resumir, a la vez que magnificar la expresividad con objeto de hacernos pensar.
Por cierto, hace solo un par de días Brady obtuvo el Premio Diploma Especial Comic sin Fronteras, en la categoría de Humor Gráfico en el 6to Concurso Internacional Noticartún Colombia 2020.
Allí en el Centro de Arte Contemporáneo Wifredo Lam, poco antes de inaugurarse la exposición Humor en Fase 3 y de la presentación del libro de los cubanos Félix López y Arístides Hernández (Ares) El mundo después del coronavirus producido por el Consejo Nacional de las Artes Plásticas, tuvo lugar esta breve entrevista que queremos compartir con los internautas.
Brady, tu obra es reconocible por lo distintiva que es en cuanto a lo formal y del mismo modo por su mensaje. ¿Esa conceptualización parte de algunas premisas en específico que te has planteado en tu práctica artística?
El presupuesto más claro sobre esto es que trabajo mucho. Tengo inquietudes y en función de estas comienzo la búsqueda de lo que pretendo hacer. En el caso de la covid19 fue como una válvula de escape, sentía que tenía que dibujar porque era parte de mi realidad, y me condicionó para crear. Las líneas creativas para mí tienen que ver con la búsqueda constante desde el trabajo diario.
¿Cuántos años llevas dedicado al humor gráfico?
Empecé oficialmente en la caricatura en el 2009, periodo en que comencé a colaborar con el espacio La Ubre de humor gráfico, en la revista La Calle del Medio, cuyo director era Enrique Ubieta, además, los creadores de esta sección fueron Ares y Ramiro Zardoya. Considero ese el inicio por la rigurosidad de este espacio desde el punto de vista de la edición, las exigencias de presentación con mi obra para que la mejorara cada vez más en las colaboraciones. Por lo que debo llevar cerca de trece años trabajando la caricatura.
Tu obra se proyecta con una intencionalidad de reflejar lo global, a la vez que observo que publicas tu obra en espacios internacionales. ¿Cuánto sientes que te ha aportado esta proyección hacia el exterior y en qué medida puede haber influido en tu quehacer?
Lo que condiciona que parte de mi obra tenga ese sentido es mi participación en concursos internacionales, y está asociado con mi interés de abrir el diámetro que el dibujo puede tener. Llegar a alguien en Turquía, Holanda y otros países, eso me interesa. En la era global, tu obra está abierta al consumo de todos los que tienen acceso a las redes.
Esta es una inquietud de mi generación que ve la posibilidad de ofrecer un humor que no solo vea lo costumbrista, de lo que hay muy buenos exponentes aquí y vertiente que yo también trabajo, pero tenemos igualmente la intención de mostrar desde la gráfica la fuerza de un buen dibujo, una buena solución y el alcance no limitado que la obra pueda tener.
Desde esta óptica mi obra ha tenido un crecimiento porque he tenido la posibilidad de colaborar con revistas internacionales, donde los editores valoren mi trabajo y esté se publique junto a la obra de caricaturistas que he admirado toda la vida, que son mis referentes y todo eso te marca un ritmo para seguir apostando por lo que haces.
¿Quisieras decirme algún enfoque personal sobre tu propio concepto del humor gráfico?
Para mí hacer una caricatura tiene una importancia tremenda. Trato todo el tiempo de buscar soluciones atractivas e inteligentes desde mi formación.
Me lo tomo con mucha seriedad porque considero que el humor gráfico, la ilustración están marcando el ritmo de la contemporaneidad artística.
Durante el curso de la pandemia, creo que lo que ha movilizado en las redes ha sido la caricatura y la ilustración. Y por tanto tienen tanto peso como cualquier obra de un artista plástico. Y considero que la covid-19 ha sido un catalizador para mí, no solo de la caricatura, porque en mi caso personal, tuve la posibilidad de abordar diferentes técnicas, soluciones artísticas, para crear diversas visualidades y ha sido un gran aporte para mí en tiempos de aislamiento físico. Estaba quince días haciendo caricatura, luego pasaba al grabado, después paraba y comenzaba a pintar, o sea, es lo que decía hace poco a una revista: Nosotros los artistas estamos siempre en cuarentena.
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