A aquel joven consciente de la realidad de su país, era conocido por muchos con el sobrenombre de El Curita producto de su formación católica, algo que no llegó nunca a invalidarlo como ciudadano, a conquistar su independencia personal, a aprender a gobernarla en beneficio social para, finalmente, luchar con todas sus fuerzas --morales, espirituales y hasta físicas--, por la absoluta soberanía de su pueblo.
Fue así cómo aquel joven llega a nuclear las filas de una generación dispuesta a vencer o morir, mas no sólo alentado por los diversos versículos de su estudiada Biblia y de los textos del Antiguo y Nuevo Testamento, sino también y a través de las aspiraciones martianas de bondad, decoro y lealtad a la Patria sostenidas por un joven abogado, transformado en Líder revolucionario dispuesto a llevarlas a la práctica al frente de la Generación del Centenario del Apóstol.
Así fue conformando su carácter y espiritualidad Sergio González, El Curita, quien tras el zarpazo al poder del sanguinario Fulgencio Batista y su camarilla, el 10 de Marzo de 1952, decidió dedicar su vida hacia tareas más comprometidas con aquella Generación de martianos independentistas, combatientes contra todo lo putrefacto de una República Neoconolonial y pro-anexionista, impuesto durante décadas.
Desde 1947 El Curita pasa a formar parte de las filas del Partido Ortodoxo, encabezado por Eduardo Chibás, en cuyas filas se pone en contacto con el pensamiento de Fidel, y de algunos de sus compañeros de lucha.
En su continuo bregar revolucionario, y como dueño de una pequeña imprenta ubicada en la habanera Plaza del Vapor (2), se llegan a publicar 42 mil volantes que apoyaban el alzamiento del 26 de Julio en 1953, al igual que poco después una parte de las ediciones del texto conocido como La Historia me Absolverá, la autodefensa de Fidel Castro ante el juicio del Moncada.
Dicha publicación llega a realizarse con antelación a la fecha del logro de la amnistía a los revolucionarios, en 1955, gracias a las protestas populares.
A partir de ese hecho se inicia una constante persecución contra el joven, quien resulta golpeado y encarcelado en varias ocasiones.
Prueba de su valentía y eficacia táctica revolucionaria, y por orden de Fidel, El Curita, dirige los grupos armados del Movimiento 26 de julio de la capital, a partir de su audaz fuga de la prisión de El Príncipe en octubre de 1957, hasta su asesinato el 19 de marzo de 1958.
Según testimonio del también combatiente revolucionario y ex diplomático Giraldo Mazola:
“Bajo el mando de El Curita, y tras su audaz fuga de la habanera fortaleza de El Príncipe, el 22 de octubre de 1957, se reintegra nuevamente a la lucha clandestina para, a continuación, emprender la preparación de golpes contra objetivos económicos. Dirige el sonado sabotaje a los tanques de combustible de la refinería norteamericana perteneciente a la Esso Standard Oil, asociada a la Shell británica en Belot, cuya negra humareda durante varios días mostró a los habaneros que la lucha se reactivaba".
“También organizó el sabotaje a la conductora del acueducto, la destrucción de documentos financieros en la Cámara de Compensaciones; organizó además el boicot a unidades de la empresa eléctrica y a otros lugares. Faustino Pérez, entonces jefe del M-26-7 en la capital, calificaba a Sergio como: El alma organizativa, el activista principal de esas acciones. Era un pilar fundamental del Movimiento, y comandaba una de las fuerzas más aguerridas y audaces."
“La famosa Noche de las Cien Bombas, a fines de 1957, la organizó para demostrar que la tiranía no podía controlar la ciudad y nos exigió a todos que no podía provocar heridos, como no los causó, en la población”.
Tras su búsqueda constante por parte de los cuerpos represivos de la tiranía batistiana, Fidel le ordena desde la Sierra Maestra salir de la capital; algo a lo cual él se niega, para continuar nucleando combatientes al Movimiento.
Así, el 19 de marzo de 1958 aparece en una calle de La Habana el cuerpo sin vida y cruelmente ultrajado del revolucionario Sergio González López, también llamado cariñosamente El Curita, jefe de Acción y Sabotaje del Movimiento 26 de Julio en la capital.
Junto a él, también fueron hallados los cadáveres de sus compañeros de lucha Juan Borrel y Bernardino García Santos (Motica), con similares evidencias de torturas en los cuerpos.
Pocos meses después, la ofensiva liberadora final del Ejército Rebelde, liderado por Fidel, se extendería a través de cada rincón del país, hasta el triunfo de Enero de 1959.
Hombres como Sergio González, El Curita, son hombres entregados a su propia independencia, a su propia originalidad, a sus propias convicciones humanas –no obstante hayan mediado ideologías de otra envergadura–, en su propia vocación individual e intelectual, en su propia humanidad universal.
En hombres como él al igual que en otros muchos –mártires de la Patria o no–, en la hora actual, sabemos que nuestra fortaleza está en asumir nuestra riquísima Historia, y que los estudios invulnerables de ella serán nuestro José Martí, y su continuador y líder de la Generación del Centenario Fidel Castro.
Notas:
- José Martí. O.C. Hoja impresa titulada 27 de noviembre de 1872. T.1, p. 84
- Hoy la zona está ocupada por un parque y un área de aparcamiento cuyo nombre honra la memoria de Sergio.
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