Después de la Guerra Hispano-Cubana-Norteamericana en la Isla, iniciada en abril de 1898 después de la ocupación militar de los Estados Unidos en Cuba y la fundación de la República intervenida del 20 de mayo, comienza una etapa de inversiones estadounidenses en la Isla.
De inmediato los imperialistas comenzaron a comprar tierras, centrales azucareros, fábricas de tabaco, ferrocarriles y otras fuentes de riquezas de Cuba. El desarrollo industrial va produciendo la expansión capitalina, se multiplican las edificaciones, las barriadas, repartos, las vías de transporte, los lugares de diversiones: clubs, café, bares, cabarets, teatros, todo de una manera inusitada en el continente y en muchas partes del mundo.
Por estos motivos y por la cercanía con los Estados Unidos, el jazz y las bandas estadounidenses se van adueñando de muchos espacios de diversiones en la ciudad. No abundan las informaciones sobre este primer momento en el siglo XX de la llegada de músicos de los Estados Unidos a Cuba.
En realidad, las visitas e influencias entre ambas músicas fue un fenómeno natural de préstamos recíprocos entre ambas experiencias.
Las primeras influencias directas de artistas estadounidenses en Cuba fueron la visita a La Habana de las compañías de minstrels que ejercen influencia en el teatro bufo cubano. Este es una información que me ofreció el musicólogo de Texas Robin Moore.
Sobre la llegada del jazz a Cuba, a partir de 1900, hay poca información. Leonardo Acosta más bien habla de la “decisiva década de los años 20”, determinante para el desarrollo y la expansión del jazz y las otras músicas afroamericanas por el mundo entero. Fue una era de bailes foráneos y nacionales que predominaron. Siempre después de las guerras viene una etapa de euforia, de liberación colectiva masiva y expansiva.
A partir del inicio del siglo XX, Cuba fue inundada de influencias musicales estadounidenses que quizás podríamos buscar en la prensa de la época. Se dice que la imposición económica impone también la cultura; aunque a veces los colonizadores quedan fascinados y colonizados por la música del país conquistado, como en realidad sucedió en la Grecia antigua y siglos después en Cuba.
Es realmente en la década de 1920 la etapa decisiva en que el jazz estadounidense sigue penetrando en Cuba, especialmente en las clases aristocráticas y en muchos emigrantes extranjeros, europeos y estadounidenses que se instalan en Cuba. La masa más humilde siempre apoyó su música nacional, especialmente en los salones de baile popular.
En 1917 se hacen las primeras grabaciones de jazz. En Cuba poco a poco se fueron difundiendo, así encontramos a las orquestas de Guy Lombardo, Ted Lewis, Rudy Vallee, Abe Lyman, Hal Kemp, Jan Garber, Ted Weem, Paul Tremaine, Vicent López, Paul Whiteman. Música de jazz edulcorado.
Esa década de 1920 es una etapa de proliferación del turismo estadounidense, aparecen los grandes hoteles de lujo con sus cabarets y sociedades burguesas que exigen grandes jazz band, tanto en la capital como en las provincias. Hablamos del Jocker Club en el Hipódromo de Marianao, el Gran Casino Nacional, los hoteles Plaza, Sevilla Biltmore y otros espacios aristocráticos regenteado por norteamericanos. Ellos tocaban para la burguesía la llamada “música de sociedad (society music), ahí se imponían las novedades de música y baile foráneo (onetwo, twostep, fox-trot, charleston). Como decía Leonardo Acosta, era la mal llamada “era del jazz”, en la que los músicos cubanos estaban arrinconados y mal pagados.
Ya en 1925 hay informaciones de jazzistas en La Habana. A fines de la década de 1920 trabaja en la capital la orquesta de Vicent López en el Sevilla Biltmore. Muchos directores de los Estados Unidos contrataban a músicos cubanos de nivel que resultaban baratos, los explotaban totalmente.
En la década de 1920 comenzaron a llegar a Cuba las orquestas de jazz, como ya hemos visto, se sabe que en la década de 1920 se conocen jazz band en casi todas las provincias del país (las provincias eran seis en aquel entonces). De cualquier manera y como ya dije anteriormente, existe poca información acerca de las primeras bandas profesionales de jazz en Cuba.
En la década de 1980, en la radio CMBF, Horacio Hernández me contaba que en 1925 existía un violinista estadounidense en el cabaret La Verbena (41 y 26) de Marianao y, parece que ya utilizaban instrumentos de percusión cubana, es muy lógico que lo cubano se toque con güiros y algún tamborcito.
La banda de Earl Carpenter se presentó durante tres décadas en el cabaret del Casino Nacional, allí tocaba Armando Romeu.
José Dos Santos escribe que Armando Romeu le manifestó que “la mejor orquesta de los años veinte era la de José Antonio Curbelo, que tocaba en el Summer Casino, y en la que trabajaban Mario Bauzá y José Curbelo. Llegan desde los mismos Estados Unidos bandas contratadas, grabaciones fonográficas y en la década de 1920 aparecen programas de música de jazz a través de emisoras norteñas. Algunos monopolios de jazz band de los Estados Unidos, como fue el caso de Paul Whiteman, contaba con 28 orquestas de jazz y una de ellas —de esa sucursal— la envió a La Habana al hotel Presidente (Ave. De los Presidentes), y otro llamado Vicent López situaba una orquesta en el Sevilla Biltmore, en el Paseo del Prado.
Otras orquestas en La Habana eran la de Ted Naddy y Earl Carpenter. Pero, no solamente eran bandas norteamericanas, también en Cuba se armaron jazz band, especialmente entre los años 1925-1930.
Las orquestas cubanas que tocaban jazz hace una larga lista, como para un capítulo de diccionario. Tocaban en cabarets, teatros y sociedades aristocráticas.
Debemos significar que, aunque esas jazz band imponían las influencias estadounidenses, Armando Romeu nos recuerda que ellas no tocaban exclusivamente jazz, sino que también incorporaban ritmos cubanos, enriqueciendo el repertorio.
Leyendo el libro de Osvaldo Castillo Faílde, Miguel Faílde, encuentro cómo se desarrollaba el panorama de la música norteamericana en la Cuba de la década de 1910. Se habla que desde principios del siglo XX melodías procedentes de los Estados Unidos ejercen una notable influencia en nuestra música y bailes. Se refieren al onestep, el twostep, el fox-trot, el blues, el charleston, el jazz en general.
Por suerte, la música cubana con sus agrupaciones de nuevo tipo, inventaban ritmos que desalojaban al jazz de las grandes sociedades, como fue el caso del mambo y el chachachá.
FUENTE:
—Helio Orovio, Leonardo Acosta, Armando Romeu, José Dos Santos, Milagros Monier.
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