Pi, el inefable Pi, el de la letra griega ?, ese, ese Pi de nuestras penas en los exámenes de geometría y otras maldiciones. La única constante matemática que tiene un Día internacional dedicado a… bueno, a lo que se lo hayan dedicado…
En realidad son dos los días internacionales: el Día de Pi, que se celebra el 14 de marzo; y el Día de la Aproximación de Pi que —aproximación al fin— cuenta con varias fechas de conmemoración, según las razones que se tomen para señalarlo como tal.
Y yo, como no tengo ninguna razón especial, aprovecho el día de hoy para aproximarme, y como medida de seguridad personal aquí mismo termino con el tema de las aproximaciones que es algo provocador para mí: la posibilidad de aproximarme a algo tiende a levantarme del teclado y lleva mis pies —con toda mi breve humanidad a rastro— en busca de cierta mirada infinita que va acompañada de una sonrisa perfecta —de acceso denegado— y decirle: El mundo entero recorrería / solo para verte sonreír… Y al decir esos versos no haría más que celebrar el Día de Pi.
Sí, así mismo es la cosa. El maravilloso Pi cuenta con poemas, aunque usted lo ponga en duda. Claro, que el objetivo fundamental es recordar los dígitos que lo componen que ya sobrepasan los dos billones. ¿Qué no me cree? ¿En qué parte del desarrollo matemático parqueó usted la última vez? Voy a ayudarlo con eso, aunque me parece que primero debo aclararle que los poemas Pi no intentan que se recuerden los millones de cifras: los matemáticos están locos; pero, no es para tanto. Solo para veinte o treinta, más o menos.
Y aquí voy con los avatares de los estudiosos de nuestro amigo don Pi. Comienza esta historia cierto escriba egipcio llamado Ahmes que llegó al número 3,1609… Eso fue en los años AC. Le siguieron los mesopotámicos con 3,125. Continuaron los clásicos como Arquímedes, Vitrubio y Claudio Ptolomeo. Siempre que menciono este nombre recuerdo cierto rejuego de palabras de la época adolescente y es injusto —matemáticamente hablando— porque es el primero que llega al 3,1416.
Antes de avanzar a los años DC, demos un salto hacia la Biblia… ¿Qué de qué? Sí, así mismo como se oye… o mejor, así mismo como se escribe: la Biblia, las Sagradas Escrituras. Veamos en I Reyes, 7:23-24, cuando describen la pila de bronce construida por Hiram a solicitud de Salomón: Era redonda, y medía cuatro metros y medio de un borde al otro. Su altura era de dos metros y veinticinco centímetros, y su circunferencia, de trece metros y medio. Por si desea revisar la anotación le explico que está tomada de una edición de las Sociedades Bíblicas Unidas de 1989; y si lo que desea rectificar son los cálculos le recuerdo la fórmula: 2?r… Por cierto que ese es el título de una canción de Clint Mansell, escrita para la película Pi, el orden del caos, porque también tiene películas y canciones esta constante. Y esta observación nos desvía de mis intentos de explicación científica… Continuamos…
Volvemos con la Biblia, con la construcción del Gran Templo de Salomón, por allá, por él 950 AC, cuando en II Crónicas 4:2 se repite la descripción de la pila. En ambos casos se pierde la precisión de Ptolomeo ya que la razón que se obtiene es igual a 3.
Lleguemos a China, en el siglo V con Zu Chongzhi; a la India, en 1400, con Madhava, que ya llega a los once dígitos (3,14159265359), o perdámonos con los islámicos para encontrarnos, en el siglo IX, con ese viejo conocido que fue Al-Jwarizmi, a quien debemos que a los infelices números se les llame guarismos.
A veces pienso que el cálculo de Pi, o don Pi en sí mismo, es una especie de Arte no catalogado aún: tiene renacimiento, modernismo y postmodernismo. No he encontrado nada de barroco, aunque de por sí en Pi hay algo de barroco por lo recargado y pomposo.
Sigamos recorriendo la historia, al vuelo… Renacentismo: 1593, Adrianus Romanus, quien obtiene una precisión de 16 dígitos decimales. El Modernismo lo consideramos A.Com (antes de la computación) y recorre, poco más o menos de 1600 a 1947: Ludolph van Ceulen, que calculó los 35 primeros decimales en 1610; pasando por Abraham Sharp con una precisión de 71 dígitos decimales y William Rutherford que en 1841 calculó 152. Así, así, hasta llegar a 1947, con Ferguson que recalculó Pi con 808 decimales con la ayuda de una calculadora mecánica, y así llegamos al Postmodernismo, o Modernismo D.Com (después de las computadoras)
Y es entonces cuando comienzan los millones de guarismos, dígitos, cifras, y la locura matemática, el desenfreno, la Onda Pi… Si, así es, tal como existe la Onda Retro. O pudiera decir la Pi-manía, tal como la Beatle-manía… por ahí anda la cosa. Ya le mencioné una película, pues también hay series, dibujos animados y novelas. En cuanto a los pequeños poemas Pi como recurso nemotécnico voy a copiarle uno: “Soy y seré a todos definible / mi nombre tengo que daros / cociente diametral siempre inmedible / soy de los redondos aros”. Cuente las letras que componen cada palabra.
Voy a ayudarlo un poco. Soy: 3 / y: 1 / seré: 4 / a: 1 / todos: 5 / definible: 9. Resultado del primer verso: 3, 14159… Ya puede seguir solito, se lo dejo de tarea. Y por si quiere repasar, voy a copiarle otro: Voy a amar a solas, deprimido / no sabrán jamás que sueño hallarte, / perímetro difícil, escondido / que en mis neuronas late… / Oscuro el camino para ver / los secretos que tú ocultas / ¿hallarlos podré?
Mire usted esto… Le dejo tarea para la casa y estoy habla que te habla de Pi, lo llevo y lo traigo, casi que lo desnudo en público y no sé si usted tiene la menor idea de lo que estamos hablando… Tal vez usted descolgó la geometría en algún momento de su vida y declaró el número como fuera de servicio… Permítame entonces revestirme de los pocos conocimientos que sobre el tema me van quedando —yo también lo tengo descolgado— y explicar que la relación entre el perímetro de una circunferencia y su diámetro es una cantidad constante, y esta relación es la que se conoce como Pi, y se le ha designado la letra griega ? para su operación. El responsable de todo esto fue Euclides, yo me declaro inocente…
Existen montones de fórmulas que contienen el número Pi: geometría, cálculo, probabilidades, análisis matemático. También existen montones de formas de cálculo y de aproximaciones.
En los ambientes matemáticos se dice que Pi es un número trascendente —de lo cual soy incapaz de opinar— y que un número trascendente es un tipo de número irracional —en eso de irracionalidad sí puedo opinar pero no creo que tenga algo que ver con lo que hablamos— y se añade que existen muy pocos números trascendentes conocidos —eso es fácil de imaginar, la trascendencia es la trascendencia— y que demostrar que un número es trascendente puede ser extremadamente difícil —lo cual es más fácil aún de imaginar, lo de difícil quiero decir: calcule usted que todavía continúa siendo averiguada la máxima cantidad posible de decimales de Pi, a tantos siglos de camino recorrido.
Y hablando de dificultades, cálculos interminables e irracionalidades, le cuento que en el año 2006 un japonés de apellido Haraguchi estableció un record mundial al recitar, en 16 horas y media, cien mil dígitos del número Pi. ¡Cuénteme! Records mundiales y todo cuento.
Y hablando de dígitos, le cuento que no solo se recitan sino que se cantan: tenemos una canción "Pi" en la cual se pronuncian más de veinte dígitos decimales del número.
Además Pi se excede, se sobrepasa a sí mismo… En la Biblia, en el Libro de Éxodo, capítulo 3 y versículo 14, aparece el nombre de Dios, cuando le responde a Moisés: Yo SOY EL QUE SOY… También me cuentan que para los hebreos Pi es el número de Dios, que consideran los 216 primeros decimales como representación del verdadero nombre de Dios. No puedo asegurarle nada al respecto, ni qué tipo de aproximación se utiliza.
Y hablando de aproximar: ¿sabe usted de donde saqué los versos para enamorar a mi aproximación denegada? Pues de una cierta Canción de Pi, escrita con intenciones nemotécnicas para los primeros 150 decimales. Les regalo un pedacito del final para que celebren el Día de Pi, enamorando a su mejor aproximación:
Soy ?, lema y razón ingeniosa de hombre sabio,
Qué serie preciosa valorando, enunció su amor hacia ti.
Todo lo haría por ti.
Nada ni nadie sabe cómo yo te amo y te amo sin fin.
Si los granos de arena
Y las estrellan contaras
Tendrías una idea
Del amor que tengo por ti.
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