Un 13 de junio de 1930, nace en la Habana, Armando Hart Dávalos, destacado intelectual y político cubano, distinguido por su pensamiento y verbo certero, comprometido con la Patria y la Revolución. Ya en 1952 pertenece a la Juventud Ortodoxa en la Universidad de la Habana, se gradúa de abogado e integra el Movimiento Nacional Revolucionario. Su amplia trayectoria lo coloca junto a Frank País, participando en los actos del 30 de noviembre y más tarde como Coordinador Nacional del Movimiento 26 de julio. En 1958 es encarcelado en Isla de Pinos hasta enero de 1959. Al llegar el triunfo de la Revolución y nombrado Ministro de Educación, se consagra a una de las tareas más enaltecedoras para Cuba, la Campaña de Alfabetización. En 1965 integra el Comité Central y el Buró Político del Partido Comunista de Cuba, en 1976 es nombrado Ministro de Cultura, en una igualmente decisiva etapa en el desarrollo socio cultural del país, la rectificación de errores y otros objetivos integradores que impulsan también la enseñanza artística en aquellos momentos. En febrero de 1997 es Director de la Oficina del Programa martiano y Presidente de la Sociedad Cultural José Martí.
La vigencia del pensamiento político y cultural de Armando Hart continua presente en diferentes momentos de la historia de la Revolución cubana. El 9 de noviembre de 1990, en ocasión del Homenaje al pintor, grabador y ceramista Alfredo Sosabravo, efectuado en el Museo de Bellas Artes, pronuncia su discurso “Política de la Revolución sobre las artes plásticas y la cultura en general”. En su introducción consideró “justo” reconocer la prestigiosa obra de Sosabravo como alto exponente de la cultura nacional, y celebró la oportunidad que ello constituía para el Ministerio de Cultura, uniendo al homenaje una reflexión sobre el movimiento plástico cubano y otros aspectos vitales de la cultura en general.
“El espíritu se regocija con todas las producciones del espíritu y es que la fuerza animadora es una y hay fraternidad oculta en todas las formas de expresión del ser. Más puede la simpatía que la envidia, porque hay sobre la tierra más flores que serpientes y en el cielo más nubes azules que oscuridades anunciadoras de huracán”. Después de citar las palabras de José Martí en su crónica sobre la Exposición de Bellas Artes en San Carlos, publicada en México en 1875, Hart elogia el pensamiento agudo del Apóstol y agradece a la sabia experiencia de Graziella Pogolotti, junto a todos allí.
Explicó en sus palabras, sobre el desarrollo de las diversas manifestaciones artísticas en una dinámica no favorecedora a veces para los mejores análisis y que el tema de las artes plásticas pasaba por diferentes períodos históricos, por conceptos, desconocimiento, actualización, lo cual se presentaba por momentos como un fenómeno que rebasaba las posibilidades, para dar mejores resultados. Asume las limitaciones, en ese momento, de las escuelas de arte y, a la vez, realza los valores intrínsecos de que los estratos más humildes del país, pudieran “alcanzar altos niveles de sensibilidad artística y de talento “… no olvida el esfuerzo institucional de la cultura y el criterio político de que el arte debía ser un elemento importante en el desarrollo espiritual de los cubanos, lo que era una realidad porque ya había llegado la hora de concebir la cultura como algo integral y abarcador que comprometía a toda la sociedad y a su futuro. Analizaba que el contexto para profundizar en la cultura no era solamente de los medios artísticos e intelectuales, ni siquiera de un género específico del arte, sino que el análisis debía ser social. Había claridad en su pensamiento crítico al inferir que donde no hubiera comprensión de un fenómeno tal, “…No es que ande mal la cultura del país, es que todavía hay incultura que eliminar…”
Sobre el tema de las artes plásticas, lo valora en su conjunto, como una etapa que ya se había proyectado en generaciones de artistas. El enfoque lo coloca como uno de los requerimientos más importantes de la vida cultural y política en la sociedad y, sobre la década de los 80, piensa que tal vez era la plástica el foco, pero caracterizaban el país temas de gran alcance como el proceso de rectificación de errores y tendencias negativas, la negación del diseño económico, la repercusión en Cuba del derrumbe del campo socialista y la participación de jóvenes valores presentes en el escenario político y social, con una visión renovadora.
En los párrafos finales de su discurso, enfatiza el llamado a todos los representantes de los géneros y expresiones de la cultura, a comprender juntos la naturaleza política de los actuales y próximos enfrentamientos de la nación cubana. Exhorta a no evadir, sino a acompañar las ideas de inteligencia, para denunciar las expresiones mediocres, seudoartísticas, que no respondan a la más rica tradición del rigor del arte y la cultura nacional y también a fomentar la unidad entre las diferentes generaciones de creadores cohesionados alrededor de la política cultural para promover con acierto y establecer diálogos consecuentes. Al respecto escribe:
“… La estrecha relación entre vanguardia política y vanguardia artística es una de las tradiciones más respetables de la historia cultural de este país. Con estos principios y métodos políticos defenderemos nuestra plástica, defenderemos nuestra música, defenderemos nuestra literatura, defenderemos nuestro cine, defenderemos nuestro teatro y defenderemos los más diversos géneros de la vida espiritual del cubano. Si estos principios se vulneran, se estará afectando a la cultura, y a los derechos irrenunciables de la patria y la nación cubanas.”
Armando Hart Dávalos, desarrolló una notable labor ensayística en el campo del periodismo, entre sus libros, obras como Perfiles, Cambiar las reglas de juego, Hacia una dimensión cultural del desarrollo, representan valiosos aportes en la nueva conciencia del socialismo como sistema posible, fue merecedor de títulos Honoris Causa, en la Universidad de la Habana, la Universidad de Oriente y de Japón. Fue Miembro de Honor de la Unión Nacional de Juristas de Cuba y de la UNEAC, obtuvo la Orden Félix Varela de Primer Grado, máxima condecoración para intelectuales cubanos y extranjeros, la Orden José Martí, para Jefes de Estado o Gobierno a favor de la paz y la humanidad; su vida, como otras, conoció de los dolores más profundos, y de pérdidas intensas e irreparables.
La vigencia de la obra de Hart sigue siendo una referencia obligada para los cubanos y la gente de bien, defendió y apostó por el ideario martiano y por los principios revolucionarios de Fidel. Una de sus frases preferidas: “Unir para vencer.”
Murió el 26 de noviembre de 2017.
Deje un comentario