Allá por 1889, precisamente en Vindicación de Cuba, un histórico texto publicado en The Evening Post de Nueva York, Martí señalaba: “La lucha no ha cesado”, y agregaba entre otras consideraciones, “solo con la vida cesará entre nosotros, la batalla por la libertad”.
Hoy a tantos años, más de cien de batallas por nuestra independencia y soberanía, los cubanos tenemos la convicción de que en estos instantes que hoy vive la Patria, es necesario profundizar en el estudio de la ideología martiana.
En La historia me absolverá, el extraordinario alegato que por su defensa hizo nuestro máximo guía Fidel Castro Ruz en el juicio, meses después de los asaltos a los cuarteles Moncada y Carlos Manuel de Céspedes el 26 de julio de 1953, cuando se le negó la posibilidad de consultar libros de nuestro Héroe Nacional, expresó: “¿O será porque yo dije, que Martí era el autor intelectual del 26 de julio? y más adelante: “¡No importa en absoluto! Traigo en el corazón las doctrinas del Maestro y en el pensamiento las nobles ideas de todos los hombres que han defendido la libertad de sus pueblos”.
Ahora, en pleno siglo XXI, la Patria se enfrenta a nuevos desafíos.
Por primera vez, los Estados Unidos reconocen públicamente que la política de hostigamiento que durante tanto tiempo han ensayado contra Cuba, les ha fracasado y han decidido tratar de normalizar las relaciones entre nuestras dos naciones. De manera más entendible, la intención del Imperio, reside en un cambio de estrategia y métodos para un acercamiento a la Isla, con la intención que olvidemos el pasado que, por cierto, resulta imposible, no recordar siempre.
Decía Martí, “que los cubanos no se han hecho, y ¿verdad que no se han hecho?, para masa engañable y llevadiza. Como todos los hombres, se entusiasman, pero en seguida piensan y son dignos de la República, porque no entregan su juicio.”
Cuba, es tierra de paz y amor. No queremos la guerra. Preferimos la armonía y la solidaridad entre los pueblos. La paz como nos enseñó Martí, es la condición natural del hombre, secreto de los corazones, pero también, tiene sus deberes como la guerra y todo estado social, por eso, la paz y la guerra resultan un combate.
Esa es la razón por lo que la lucha aún, no ha cesado.
La lucha, ahora, toma otras características. Debemos ser, más inteligentes y demostrar que nuestra Nación ideológicamente es fuerte y nuestra Cultura conserva importantes valores y tradiciones, y que los cubanos dignos, somos capaces de demostrar mucha más creatividad, de lo que algunos se imaginan.
Para nuestro Martí, “crear es pelear, crear es vencer”.
Eso sí, hay que estar muy alertas. Algo que aprendimos del ideario del Maestro, es que los peligros no se han de ver cuando se les tiene encima, sino cuando se les puede evitar.
Martí decía: “¿conocer los peligros, no es el primer paso ya para vencerlos?” Así, de esa forma, debemos andar los cubanos en estos momentos, previendo para vencer.
“Prever es ver antes que los demás”, decía Martí, aún siendo muy joven.
Prever no quiere decir que no marchemos con el mundo, la gloria para nuestro Héroe Nacional no es de los que ven para atrás, sino para adelante.
En la Velada conmemorativa de los Cien Años de lucha, el 10 de octubre de 1968, Fidel expresaba en un memorable discurso:
“¿Y qué se puede parecer más a aquella lucha de ideas de entonces, que la lucha de las ideas de hoy?”
Y argumentaba cómo en 1895, los patriotas estaban bien claros de cuáles eran sus objetivos y repudiaban en lo más profundo de sus corazones la idea del anexionismo y no solo el anexionismo, sino inclusive, la intervención de los Estados Unidos en esa Guerra.
Un día, Fidel, en el X Aniversario de la Victoria de Playa Girón, en 1971, explicaba a nuestro pueblo cómo Martí había sentido el estar en disposición de dar todos los días la vida por la Patria y de cumplir el deber elemental de evitar con la independencia de Cuba, que los Estados Unidos se extendieran por las Antillas y que con esa fuerza más, cayeran sobre nuestros pueblos de América.
Ahora bien, estas son fuertes razones que nos obligan siempre a analizar, prever y apoyar en todo momento, esa prédica martiana que señala: “Para la salud de la Patria, toda medida previa, todo acuerdo previsor, toda prudencia, son pocas.”
Pienso que, al conmemorar otro aniversario del 26 de julio, es muy saludable que nuestro pueblo recuerde bien estas cosas.
Estamos en un mundo que se pierde en guerras inútiles, abatido por amenazas constantes contra la naturaleza ambiental y humana y que ya está resultando verdaderamente insostenible.
En 1883, el Héroe Nacional advertía: “Somos jóvenes y si no hacemos cuánto la naturaleza espera de nosotros seremos traidores”. Más tarde dijo: “La naturaleza es brazo de la idea”. Muchos años después, Fidel denunciaba ante el mundo, la catástrofe que se avecinaba si no protegíamos el planeta de las amenazas que lo asediaban.
Como se conoce muy bien, la humanidad en este siglo, enfrenta un gran reto. El propio hombre ha llevado a la naturaleza a un estado casi insostenible.
Nuestra América, por otra parte, sufre actualmente los embates de una derecha conservadora, neoliberal, desacreditada y voraz.
Hay que luchar por mantenerse unidos, es la única forma de defenderse.
En la sesión inaugural de la Primera Cumbre Iberoamericana de Guadalajara, México 1991, precisamente un 18 de julio, Fidel expuso la siguiente idea: “Martí comprendió como nadie, desde Bolívar, la común identidad iberoamericana y la posibilidad de la unión de nuestras naciones; pueblo y no pueblos decimos, por no parecernos que hay más que uno del Bravo a la Patagonia y como nadie, entendió la imperiosa necesidad de la integración y la acción unida”; y agregaba una conocida frase martiana: “Los árboles deben de ponerse en fila para que no pase el gigante de las siete leguas. Es la hora del recuento y de la marca unida y hemos de andar como cuadro apretado como la plata en las raíces de los Andes”.
Para Fidel, “si nuestra América es una, como nos dice la historia y nos reafirma la vida engendrada por los mismos factores, impulsada por los mismos afanes, incitada por los mismos problemas y angustiada por los mismos dolores, una es natural que sea en el aliento por las mismas esperanzas, en la búsqueda de los mismos caminos”.
“¡De América soy hijo y a ella me debo!”, agregaba este enunciado martiano que sirve de fundamento y pauta a la acción que juntos debemos emprender.
“Tenemos derecho a soñar en esta América Latina unida, como lo soñara Bolívar y Martí”, concluyó nuestro Comandante en Jefe.
Pero volvamos a La historia me absolverá y a estas históricas palabras que hoy más que nunca resuenan en alto pedestal, para orgullo de nuestra nación libre y soberana:
“Parecía que el Apóstol iba a morir en el año de su Centenario, que su memoria se extinguiría para siempre. ¡Tanta era la afrenta! Pero vive, no ha muerto, su pueblo es rebelde, su pueblo es digno, su pueblo es fiel a su recuerdo. Hay cubanos que han caído defendiendo sus doctrinas, hay jóvenes que en magnífico desagravio vinieron a morir junto a su tumba, a darle su sangre y su vida para que él siga viviendo en el alma de la patria. ¡Cuba, qué sería de ti si hubieras dejado morir a tu Apóstol!”.
Martí nos decía; “La Revolución ha venido a enseñar, a Cuba, cómo está constituida, y qué puede esperar o temer del porvenir”.
“En prever está todo el arte de salvar”.
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