En la tarde de ayer quedó inaugurada la Muestra de Mujeres Cineastas, iniciativa del recién creado Comité de Género del Instituto Cubano del Arte e Industria Cinematográficos (ICAIC), en el contexto de la actual Jornada por la No Violencia de Género, y se extenderá hasta el 28 de noviembre.

Para esta apertura se seleccionó la cinta De cierta manera, de la cineasta Sara Gómez, en copia recién restaurada que se exhibió en la ocasión por primera vez. 

Lola Calviño, vicedirectora de la Cinemateca de Cuba, dio lectura a un texto con el cual expuso analíticamente la trayectoria de Sara Gómez, quien se incorporó a trabajar en el ICAIC en agosto de 1961; fue asistente de dirección de Tomás Gutiérrez Alea en Cumbite, y Jorge Fraga, en El robo, y también de la afamada cineasta francesa Agnès Varda en el documental Saludos cubanos, de 1963. 

En tan solo once años realizó cincuenta cortometrajes documentales «que recorrerán los más variados temas de la vida cotidiana de los hombres y las mujeres de la Cuba nueva; lo que busca constantemente con su cine no es el acto de la creación en sí mismo, no es concebir un cine de género, es poder expresar su posición ética; es indagar, profundizar en las raíces de ese hombre, de esa cubana, que quieren construir una nueva sociedad sin exclusiones», subrayó Lola Calviño.  

Más adelante precisó que Sara Gómez «quiso participar con su cine mostrando las certezas y a la vez las contradicciones que conforman esa nueva sociedad», y destacó que «su tema no era el marginalismo ni el feminismo, su tema era la cubanía, nuestra cultura popular, asumiendo una actitud crítica frente a todos los rezagos de la vieja sociedad».  

Sobre De cierta manera Calviño señaló que fue filmada en 16 milímetros «sin importarle mucho la calidad del material; la historia de la película debía correr por las habitaciones de las pobres casas de los habitantes de Las Yaguas, y las miradas y los gestos de apoyo y también de desacuerdo también entre los pobladores». 

Durante el rodaje de su admirada cinta De cierta manera, Sara Gómez falleció a causa de un ataque de asma; tenía nada más que 31 años, y se convirtió en la primera cineasta cubana en dirigir un largometraje de ficción, del cual culminaron la edición los realizadores Tomás Gutiérrez Alea y Julio García Espinosa. 

De cierta manera, fue escogido entre los diez filmes más significativos del año, en la Selección Anual de la Crítica, de 1977. 

Lola Calviño culminó su intervención tomando palabras de la propia Sara Gómez: «El cine para nosotros será inevitablemente parcial; estará determinado por una toma de conciencia, será el resultado de una definida actitud frente a los problemas que se nos plantean, frente a la necesidad de descolonizarnos política e ideológicamente, y de romper con los valores tradicionales, ya sean económicos, éticos o estéticos.

El cine como medio de comunicación de masas es de tal agresividad que muy a menudo siento mi profesión como un reto y como un privilegio». 

La inauguración de la Muestra de Mujeres Cineastas, devino homenaje a Sara Gómez, a su profundo legado artístico, y en ella a todas las realizadoras cubanas por sus caminos ascendentes y miradas profundas y diferentes de la realidad.

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