La conjunción de una Habana con fondo monocromático, específicamente el negro, con figuración de motivos muy populares, como lo son objetos que alguna vez se vendieron en una de sus otrora tiendas comerciales y la poesía, ésta ciudad es un poema y cuna de famosos de sus cultores, se aprecian en la exposición Losería: una fantasía habanera, del artista visual y compositor español, ya aplatanado en Cuba, Pablo Sycet, inaugurada en la Galería La Moderna, en la capital.
Organizada por el Museo Nacional de la Danza y la galería en cuestión, un grupo de pinturas y dibujos en acuarela y tinta, y dos instalaciones, vienen a dialogar sobre lo que ha significado para un foráneo llegado a Cuba por casualidad y su impresión de una capital que ha calado en su ser. Es la primera muestra con piezas absolutas de su creación en nuestro patio, aunque, ha participado en otras colectivas.
En lo que fue un gran almacén y comercio de locería antes de 1959 –ubicado en la céntrica intersección de las calles Reina y Águila, Centro Habana--, luego depósito de provisiones del ejército hasta convertirse en galería, el azar hizo que Pablo encontrara allí fortuitamente el añejo emblema de esa tienda y el amor por su historia lo hicieran hurgar en el pasado, material para la representación simbólica de su parecer pictórico.
La muestra surge a propuesta de Magdalena Rivas, especialista principal del Museo Nacional de la Danza y, Magnolia Moré Abreu, directora de La Moderna, quien abrió las puertas del lugar al mundo onírico de Pablo, un trashumante del mundo, que ha dejado huellas de su pincel en varias partes del orbe.
Una Habana fantástica que, a pesar del fondo negro, no renuncia a la alegría, a lo popular y ontológico reflejado en cada pieza, lograda con los contrastes de los colores pasteles y otros más calientes como el carmelita y el ocre. En algunos el trazo ha sido fuerte, igual la línea que en otros es delgada, intimista con un rasgo bien delineado que trasmite esa intimidad. Además de objetos, se conjugan también en la composición, palabras de diversos colores.
Destaca en una de las paredes del recinto expositivo, una instalación con una serie de cuadros en los que aparece una bola o circunferencia; en el suelo, varios cuadros vacíos, quiso el creador que todas sus piezas descansasen directas a la pared. Emotiva y poética, otra pieza instalativa, que recoge en una urna de cristal los zapatos de un trabajador de la galería; por fuera de la urna la palabra poesía, todo un homenaje al colectivo del centro.
En la inauguración el creador dejó constancia de la donación de una de sus obras al Museo, realizada como parte de los festejos por el 75 aniversario de la fundación del Ballet Nacional de Cuba Alicia Alonso.
Asistieron también Abdel Días Pita, subdirector del museo, especialistas de las artes plásticas del territorio, artistas y público en general.
Fotos: Cortesía del autor.
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