El número 4 de la revista La Gaceta de Cuba, correspondiente a los meses julio y agosto de este año fue presentado en el Hurón Azul de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba.
La Gaceta… tributa desde su dossier «Cine cubano: entre lo clásico y lo emergente» a esta manifestación en la Isla y a Juan Padrón, creador del enraizado personaje Elpidio Valdés y muchos de sus congéneres; al escritor y poeta Guillermo Rodríguez Rivera, y a Dámaso Pérez Prado, artífice del mambo, en el centenario de su natalicio.
El poeta, crítico, ensayista y curador de arte Nelson Herrera Isla realizó una presentación sintética pero básica, dando cumplimiento al imprescindible objetivo de una acción de este tipo: incitar a la adquisición del número y a la consiguiente lectura de sus artículos, para lo que recorrió todos y cada uno de los mismos y extrajo en cada caso lo esencial de su contenido.
Comenzó sorprendiéndose de la pertinaz insistencia durante 55 años de La Gaceta… a salir a la luz pública cada dos meses de manera puntual y llamó la atención acerca de su madurez, la que no impide su lozanía, audacia, sentido del riesgo y de la aventura, tanto en su contenido como en su imagen visual.
Herrera explicó que el dossier sobre el cine cubano inicia con evocaciones de Silvio Rodríguez de los momentos en que coincidió con el padre del «pillo manigüero mambí» en Cuba y en el exterior, y de la solicitud de este de una canción para el personaje y su serie, que resultó ser Balada para Elpidio Valdés, mientras que Hugo Luis Sánchez y Reynaldo González repasan la impronta del realizador en el imaginario colectivo y la cultura popular.
Otro modo de homenaje a Padrón es la utilización para la ilustración de la revista de algunos de sus dibujos a los que acompañan el quehacer de Marla Cruz que garantizan equilibrios formales interesantes y una dinámica en el diseño que nos advierte de la renovación constante de la publicación.
Igualmente se refirió el ensayista a la entrevista que el documentalista Carlos León hiciera a Miriam Talavera, reconocida editora y realizadora del Instituto Cubano del Arte e Industria Cinematográficos, oficios sobre los que versa la conversación.
Sobre el artículo de Zaida Capote «Cubanas trabajando, (a veinticuatro cuadros por segundo)», en el que hace una exploración que incluye desde Lucía (1968), de Humberto Solás, hasta La película de Ana (2014), de Daniel Díaz Torres, Herrera señala que la autora intenta incitarnos «a reflexionar sobre los cambios operados en la mujer cubana y su destino y posibilidades en esta realidad cada vez más problemática en la cual vive desde hace muchos años».
Más adelante apunta que tanto Ángel Pérez, con su texto «Una pantalla más fina y más espectacular», como Antonio Enrique González con «La mirada de Sergio. Apuntes sobre la imagen Cuba generada por la documentalística independiente» hacen un abordaje crítico del cine cubano en el que prevalece el análisis del realizado por los jóvenes.
En este sentido el primero reconoce que se han producido obras notables con aportaciones sustanciales a la diversificación lingüística de la cinematografía nacional «aunque adoleciendo de una tematización cobarde y una irregularidad gramatical que termina por decepcionar a todos (…) el problema del cine cubano sigue siendo el modo en que se narra, se construye o edifica el filme, la dirección de actores y el guión, cuando la escritura no logra eludir el lugar común y la historia queda presa de superficialidad».
Por su parte Antonio Enrique González, resalta Herrera Isla, centra su mirada en los temas más atendidos por realizadores jóvenes que, guiados por un serio compromiso social, «ejercen su derecho a dialogar y participar en la sociedad como mecanismo de autosanación nacional».
Uno de los atractivos cardinales de esta edición de La Gaceta… es el trabajo de Guillermo Rodríguez Rivera «La vida cultural en 1965», capítulo del libro inédito Políticas culturales de la Revolución, actualmente en proceso editorial.
El capítulo publicado ahora está dedicado al narrador cubano Guillermo Cabrera Infante (Gibara, Holguín, 1929-Londres, Inglaterra 2005); el presentador comentó que en el propio año 65 se produce la partida definitiva de Cuba de este escritor, la cual aseguró: «fue manejada por Cabrera Infante en diversos momentos de su posterior trayectoria a partir del controvertido libro —como casi todos los suyos— Mapa dibujado por un espía».
Herrera expresó que Rodríguez Rivera deshace la urdimbre de Cabrera Infante» al mostrar fechas, anécdotas, referencias y comparaciones, asociadas con figuras de las culturas cubana y foránea contemporáneas a los hechos que se observan.
Seguidamente lamentó lo extenso del obituario de esta entrega, ya que acoge el recuerdo de once artistas e intelectuales cubanos fallecidos en los meses de mayo y junio: el propio Guillermo Rodríguez Rivera, Luis Miret Pérez, José Corrales, Beatriz Maggi, Pedro Antonio López Cerviño, Electo Silva, Guillermo Amores, Gladys Zurbano, Jorge Ibarra Cuesta, Ernesto Tito Puentes y Fernando Martínez Heredia.
El mexicano Iván Restrepo esclarece muchas aristas de la trayectoria de Pérez Prado, a quien lo unió una larga amistad en su país; Herrera dijo que este caracteriza al músico en lo externo y en lo interno y «nos ofrece una imagen plural y hasta ahora desconocida del Rey del Mambo».
También a este se refiere Pedro de la Hoz al revisar críticamente las observaciones que de él hicieron Alejo Carpentier, Leonardo Acosta y otros teóricos y ensayistas latinoamericanos, bajo el título «Dámaso, el día después».
En esta misma línea Radamés Giro en «Dámaso Pérez Prado, su otra música», según el presentador, acentúa su profundo conocimiento de la música cubana al ofrecer un panorama amplio de la contribución del inventor del Mambo, a lo cual favorece también la entrevista realizada al musicólogo colombiano Sergio Santana por Ulises Rodríguez Febles.
Y en cuanto al artículo «Futuro imperfecto», de Iván de la Nuez, señaló que hace una indagación contrapuesta a propósito de la repercusión en otras latitudes de los filmes Memorias del subdesarrollo (1968), de Tomás Gutiérrez Alea, y Memorias del desarrollo (2010), de Miguel Coyula, motivada por la fuerza indiscutible del personaje protagónico de Sergio que articula ambas cintas.
Luego se refirió Nelson Herrera Isla a la presencia en La Gaceta… de poesía, cuento, crítica de artes visuales y comentarios literarios.
Cierra esta publicación la apreciación de José Rodríguez Feo sobre una exposición de Mariano Rodríguez inaugurada en la galería del entonces Consejo Nacional de Cultura, el 20 de mayo de 1962, y que apareció en el número dos de La Gaceta… de ese año.
Concluyó su intervención Herrera Isla al acentuar que La Gaceta… vuelve «para enmendarle la plana a aquellos que la nombraban muchos años atrás ‘La Gaveta de Cuba’; no se ha quedado en el buró de nadie, para suerte de nosotros (…) viva y coleando va hacia el número 5 del 2017 decidida a pasar otra prueba del tiempo y de la cultura cubana».
Publicado: 15 de agosto de 2017.
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