El 23 de agosto de 1960 ocurrió un hecho sin precedentes en la historia del proceso revolucionario cubano: la unidad del movimiento femenino en la Federación de Mujeres Cubanas (FMC). Dos grandes protagonistas, en el orden de los sujetos individuales, tiene este acontecimiento: Fidel Castro Ruz y Vilma Espín Guillois. El tercer papel protagónico es un sujeto colectivo: las mujeres revolucionarias cubanas.
Para Fidel, que interpretó como nadie los avatares y tropiezos de los procesos políticos, económicos y sociales de Cuba, el factor de la unidad en todos los sectores era imprescindible para hacer avanzar el poder revolucionario y las reivindicaciones de la mujer transitaban igualmente por el logro de la unidad. Por ello no pensó en la multiplicidad de organizaciones femeninas sino en una “federación” que agrupara a las activistas que participaban en todas las agrupaciones existentes entonces, que asumieran la Revolución como su proceso propio más todas aquellas que, aunque no militaran en ninguna de las organizaciones de entonces, quisieran sumarse al “carro” de la Revolución.
Vilma Espín, no era un rostro público ni una pieza más del ajedrez de la Revolución. Era la mujer emprendedora que se había graduado, cual primera en la historia insular, de ingeniera química en procesos de producción azucarera, en la novedosa Universidad de Oriente. Había sido una audaz combatiente clandestina en las calles de su natal Santiago de Cuba, junto y a las órdenes, de su entrañable amigo Frank País García. Había sido la combatiente guerrillera del Segundo Frente Oriental que llevara precisamente el nombre de Frank y que comandara, quien sería desde el fragor de la lucha, su compañero en la vida, Raúl Castro Ruz. Vilma, representaba la mujer nueva de una Cuba por construir.
Varias fueron las organizaciones femeninas que jugaron roles importantes en la etapa precedente a la FMC. Entre ellas, la Unidad Femenina Revolucionaria (UFR), organizada al amparo del Partido Socialista Popular (PSP), que era el partido comunista histórico. También el Frente Cívico de Mujeres del Centenario Martiano, que participó activamente en la lucha cívica contra la tiranía batistiana. El pelotón femenino Mariana Grajales, del Ejército Rebelde, creado por iniciativa de Fidel y cuyas integrantes se conocieron como “las Marianas”, es sin lugar a dudas, otro antecedente importante de la FMC.
En el mismo momento en que se estructuraba la nueva organización, se creaban los batallones femeninos “Lidia Doce” de las Milicias Nacionales Revolucionarias (MNR). Todo era parte del proceso de integración de la mujer a las tareas de la Revolución.
La FMC fue la primera organización de la nueva sociedad civil que se gestaba. La Revolución heredó una sociedad civil con diversos matices que existía desde antes de 1959, algunas de ellas desde la etapa colonial, pero fue la FMC la primera organización que se gestaba. Un mes después, el 28 de septiembre, nacerían los Comités de Defensa de la Revolución (CDR).
El nuevo movimiento campesino aún no se había estructurado. El 17 de mayo fue proclamado en 1959 por el Gobierno Revolucionario como “Día del campesino” por el asesinato en esa fecha pero en 1946 del líder agrario Niceto Pérez y en el aniversario 13 de ese suceso se firmó en la histórica Comandancia del Ejército Rebelde en La Plata, en el corazón de la Sierra Maestra, la Ley de Reforma Agraria, lo que reafirmó la historicidad del 17 de mayo pero no fue hasta 1961, en el aniversario 15 del asesinato de Niceto y el segundo de la Ley agraria, que se fundó la Asociación Nacional de Agricultores Pequeños (ANAP).
La Confederación –después, Central- de Trabajadores de Cuba (CTC) se fundó el 28 de enero de 1938, como continuadora de la Confederación Nacional Obrera de Cuba (CNOC). A partir del 1ro de enero de 1959 comenzó a reestructurarse con el desmembramiento de la dirección mujalista adoptando el nombre de CTC-Revolucionaria (CTC-R) pero, de hecho, ya existía.
La FMC es anterior al partido único del proceso revolucionario que comenzó a gestarse con las Organizaciones Revolucionarias Integradas (ORI) después de la proclamación del carácter socialista de la Revolución el 16 de abril de 1961.
En cualquier análisis, es la FMC, la primera organización revolucionaria creada después del triunfo de la Revolución para cimentar la nueva sociedad civil que se necesitaba.
Validando una historia
La “Federación” como suele apocoparse su nombre, tiene su propia historia de 62 años, pero más que eso, en consideración de este autor, valida el papel de la mujer cubana y de la mujer en Cuba a lo largo de la historia. Es una consecuencia de la necesidad que tuvo la mujer de organizarse.
La historia de la mayor de las Antillas es superficial e insípida si se trata de soslayar el papel de la mujer. Desde la resistencia aborigen a la conquista y colonización española.
Por lo general se refieren como principales líderes de aquellas primeras luchas a los caciques Hatuey y Guamá en primer lugar, y también a Guayucayex, Caguax, Yucaguayex, Juan Pérez… pero debemos reconocer igualmente a las caciquezas Guarina, Anacaona, Casiguaya y Tínima y a la legendaria Casiguaguas.
En la historia de Cuba, Carlota, una mujer esclavizada, de etnia lucumí, organizó y dirigió una conspiración en la región de Matanzas con gran trascendencia en la década de 1840.
Gertrudis Gómez de Avellaneda y la Condesa de Merlin, poetisas, son figuras descollantes de la literatura cubana del siglo XIX.
Ana Betancourt, tiene un lugar propio en la historia con su participación significativa en el cabildo abierto en Guáimaro, después de la asamblea constituyente. Las mambisas Ana de Quesada, Amalia Simoni, María Cabrales, Bernarda Toro “Manana”, fueron más que las esposas respectivas de Carlos Manuel de Céspedes, Ignacio Agramonte, Antonio Maceo y Máximo Gómez. Mientras a Mariana Grajales Cuello, le sobran méritos para el epíteto ganado de “Madre de la Patria”.
La artemiseña Magdalena Peñarredonda, fue la organizadora del Partido Revolucionario Cubano (PRC) en la década de 1890 en la provincia de Pinar del Río y preparó el movimiento insurreccional en esa región. De Pinar del Río es también Isabel Rubio, capitana del Ejército Libertador que recibió el contingente invasor dirigido por Maceo.
La pinera Adela Azcuy, junto a su esposo Bruno Hernández, organizaron y dirigieron el levantamiento del 26 de julio de 1895 contra España en la Isla de Pinos.
Como antecedentes de la FMC en un tiempo anterior, encontramos el Club Femenino de Cuba, fundado en 1918 que logró el reconocimiento de la patria potestad de la madre sobre sus hijos, aunque contrajera un segundo matrimonio; la libre administración de la mujer sobre sus bienes, y divorcio. La mujer cubana logra el derecho al voto en 1934.
La participación de Haydée Santamaría Cuadrado y Melba Hernández Rodríguez del Rey, en las acciones del 26 de julio de 1953 y la incorporación de la primera mujer a la lucha en la Sierra Maestra: Celia Sánchez Maduley, constituyen símbolos en la historia reciente de Cuba. La fundación de la Federación de Mujeres Cubanas el 23 de agosto de 1960, valida toda esa historia.
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