La cultura en el corazón mismo de la nación


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En La Piragua capitalina la orquesta Miguel Failde y otras agrupaciones y solistas del patio regalaron buena música a la AHS, en vísperas del Día de la Cultura Nacional. Autor: Abel Rojas Barallobre

Aquel 20 de octubre de 1868, cuando los cubanos sintieron por primera vez el goce de la libertad y con orgullo entonaron el Himno de Bayamo, fue considerado luego por  Martí «la hora más bella y solemne de nuestra patria».

La conmemoración de este día coincide ahora con otras fechas importantes ligadas a la obra cultural de la Revolución: el 55 aniversario de la Campaña de Alfabetización, de las Palabras a los intelectuales de Fidel y de la creación de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba (UNEAC) y el 30 de la Asociación Hermanos Saíz.

Dentro de unos días, además, el nombre de Cuba resonará de nuevo en Naciones Unidas, cuando el mundo entero condene el bloqueo de los Estados Unidos contra la Isla, que, como sabemos, se mantiene intacto. La cultura cubana ha sufrido de manera directa sus embates durante más de cinco décadas.

«Hoy estamos doblemente amenazados en el campo de la cultura: por los proyectos subversivos que pretenden dividirnos y la oleada colonizadora global», advertía el compañero Raúl en carta de felicitación enviada a la UNEAC.

Resulta obvio que la guerra cultural y de símbolos que hoy enfrentamos responde a un plan explícito en las propias declaraciones de los líderes de Estados Unidos y en documentos de las fuerzas armadas de ese país. Cualquier ingenuidad en ese sentido pudiera resultar muy cara para la soberanía e independencia de la patria.

No solo se pretende desviarnos del camino escogido por el pueblo cubano desde 1959, sino también dañar las bases más sensibles de nuestro pasado. Asimismo, a pesar de que quienes nos agreden no han podido quebrar el compromiso de la vanguardia artística e intelectual cubana con la Revolución, no desmayan en sus intentos. Se busca minar nuestra unidad, sembrar dudas y desmovilizarnos.

Ante estos desafíos seguiremos trabajando para que la cultura permanezca en el corazón mismo de nuestro proyecto. La propia historia se ha encargado de demostrar que no es posible imaginar la sobrevivencia de una revolución socialista, si esta no va acompañada de una profunda transformación cultural que llegue hasta el nivel del sentido común.

Este 20 de octubre tenemos que recordar que Fidel dijo en los años más difíciles del período especial que lo primero que había que salvar era la cultura. Esa que en otro momento definió como «escudo y espada de la nación».

Unión de Escritores y Artistas de Cuba Asociación Hermanos Saíz


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