En la primera mitad del pasado siglo, la cultura cubana se caracterizó por un fuerte movimiento musical que contó con uno de los más valiosos espacios de promoción a nivel internacional. Me refiero a la radioemisora COCO —una de las primeras en existir en Cuba— desde cuyos estudios trascendieron al Caribe y a otros países sudamericanos las voces de figuras y agrupaciones de la talla de las orquestas Riverside, de cámara Cosmopolita, típicas de Cheo Belén Puig, Fernando Collazo y Neno González; además de destacados cultivadores del humorismo escénico como Alicia Rico, Popeye el Marino, Álvaro Suárez y Ángel Vilches, entre otros.
Fundada el 22 de agosto de 1922 bajo las siglas de 2 LC por el destacado compositor, director de orquesta, flautista y trompetista mambí Luis Casas Romeo, quien desde entonces le imprimió a esa estación el apego a las preferencias del público, así como su marcada orientación patriótica, ajena a los intereses mercantilistas extranjeros.
Con una impresionante historia a favor de las causas justas, de los humildes y de la Revolución Cubana liderada por el Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz, en la década de los años 30 del pasado siglo la COCO había consolidado su prestigio como una de las emisoras radiales más populares de la capital y pionera de la radiodifusión insular con espacios amenos, entre ellos los musicales, los humorísticos y los noticiarios, entre otros, esperados cada día en los hogares habaneros; solidez apuntalada por la vasta cultura y conocimientos radiofónicos de su precursor —con la colaboración de su hijo—, quien legó a nuestra cultura memorables piezas musicales, muchas de ellas con profundo contenido patriótico, como su célebre El Mambí (1912).
El acreditado artífice —Camagüey, 24 de mayo de 1882-La Habana, 30 de octubre de 1950—, quien con apenas 13 años ocupó el cargo de segundo trompetista de las tropas mambisas al mando del general López Recio Loinaz, asimismo compuso otros muchos temas, entre ellos Si llego a besarte; A orillas del Tínima; Adiós al bohío; Alma Criolla; Así eres tú; Chelito; De Oriente a Occidente; y la conocida Marcha Símbolo, que en la actualidad utiliza el INDER en sus actividades oficiales, además de numerosos himnos.
Pero volvamos a la COCO, una emisora que siempre estuvo ajena a los intereses mercantilistas extranjeros y en la que actuaron las más reconocidas orquestas y solistas de la primera mitad del pasado siglo, así como destacados aficionados. Su Noticiero Deportivo —aún existente— gozó de extraordinaria popularidad.
A principios del año 1948, exactamente el 26 de enero, un animoso revolucionario, periodista radial, militante del Partido Ortodoxo y locutor, con probadas ideas antiimperialistas y martianas, venido al mundo en Pinar del Río, el 2 de marzo de 1905, adquirió esta radiodifusora, inyectándole ardiente fervor a favor de la lucha reivindicadora del pueblo. Me refiero a Guido García Inclán, quien dos días después, en fecha coincidente con el aniversario 95 del natalicio del Héroe Nacional de Cuba, José Martí, inauguró el célebre espacio que tuvo como nombre El Periódico del Aire, onda deportiva e informativa.
En esa época la planta pertenecía a la Compañía Radio Difusora COCO, propiedad de Julio César González Rebull y Alfredo Isaguirre Hornedo, quienes cedieron a Guido todos los derechos, propiedades y acciones.
En una nota introductoria a la monografía que de esta emisora realizaron los distinguidos periodistas Wilfredo Gil Figueredo y Juan Pérez Díaz, el reconocido actor, periodista, escritor, conductor y guionista de programas informativos, Julio Alberto Batista Delegado, Premio Nacional de Periodismo José Martí 1993 y Premio Nacional de la Radio 2003, afirmó: “En este recuento histórico sobre la COCO Guido emerge con su personalidad fuerte, su rectitud, su honradez y su permanente generosidad de quien siempre echó sinceramente su suerte con los pobres”.
Durante muchos años Guido libró una gran batalla porque se construyera una tumba digna para José Martí en el santiaguero cementerio de Santa Ifigenia, anhelo que al hacerse realidad, el combatiente revolucionario Juan Manuel Márquez le escribió una carta en la que le expresó: “…fue tu grito, tu grito perenne y desesperado de hijo legítimo de América, quien buscó para el gran americano la tumba adecuada a su grandeza. Parecías un niño febril y atormentado buscando tumba para un padre pobre, pero a veces parecías también un león enfurecido que quería ocultar el pico de los buitres el cadáver de tu cachorro más querido.Ya lograste uno de los empeños que más puede ennoblecer a un corazón cubano..”
Al referirse a los sentimientos martianos de Guido, la combatiente revolucionaria, militante del Partido Ortodoxo e integrante del Movimiento 26 de Julio, Pastorita Núñez (1921-2010), dijo que “…La Jornada Martiana de la COCO era como un seminario que se ofrecía a todo el pueblo. Por ella me vinculé estrechamente a la emisora, que era capaz de difundir la obra y el pensamiento antiimperialista de José Martí…
“Guido también fue —añadió— una voz permanente de denuncia contra todo lo mal hecho, no solo durante el batistato, sino en la etapa de los gobernantes, que electos por el pueblo, traicionaron todos los principios...”.
A través de los micrófonos de la emisora personalidades de la talla de Eduardo Chibás, Juan Manuel Márquez, Manuel Bisbé, Fidel Castro, Lázaro Peña, Juan Marinello y Salvador García Agüero, entre otros líderes de los partidos Ortodoxo y Socialista Popular, alzaron sus voces en contra de los regímenes corruptos y pro imperialistas de la República neocolonial, motivo por el cual las transmisiones de la planta fueron clausuradas en muchísimas ocasiones, ante lo cual Guido siempre se manifestó con su enérgica personalidad.
Entre esos históricos momentos se recuerdan los cierres de la COCO debido a su amplia cobertura de dos grandes actos de protestas contra el gobierno de Carlos Prío Socarrás; el primero de ellos efectuado el 30 de abril de 1949 en el céntrico parque de La Libertad de Matanzas, y el otro, posteriormente, en el Parque de Bauta, que terminó violentamente reprimido por la Guardia Rural. En ambas ocasiones Guido expresó sus comprometidos criterios con la causa revolucionaria, a través de sus editoriales para El periódico del Aire y en particular en su célebre espacio Vergüenza Contra Dinero, que era el lema de la ortodoxia.
Por su activa alocución en esos encuentros populares, Chibás, por su parte, fue encarcelado y desde el presidio le escribió a Guido: “Desde mi celda de la cárcel, donde me encuentro preso por gritar la verdad, le escribo estas líneas de protesta indignada y de solidaridad fraternal”.
Como parte de las medidas represivas del gobierno de batista, debido al estruendoso asalto a los cuarteles Moncada y Cuartel Carlos Manuel de Céspedes, el 26 de Julio de 1953, la emisora fue ocupada por la policía y su director fue golpeado. Después de la liberación de los rebeldes encarcelados en el Presidio Modelo de Isla de Pinos al siguiente día Guido entrevistó a Fidel en el estudio de la COCO.
Muchos otros fueron los acontecimientos patrióticos y agitadores que protagonizó la COCO durante todos esos años de sometimiento al imperio yanqui, entre los que vale referirse a uno que rememoramos por estos días:
El 30 de agosto de 1956 la sangrienta dictadura de Fulgencio Batista, con el fin de exterminar a la cada vez mayor oposición popular a su régimen, suspendió —una vez más— el programa radial de García Inclán por un período de 15 días, después de que el bravo periodista declaró que no creía en las elecciones que se anunciaban y demandó, como paso previo a cualquier entendimiento nacional, una amplia amnistía política.
El propio Inclán aseguraba que en menos de un año había sido suspendido un montón de veces, y señalaba que en esta última ocasión quien dictó la resolución de suspensión fue Ramón Vasconcelos “maestro de periodistas, profesor de nuestra Escuela y panfletista insigne que siempre ha defendido a “capa y espada” la libertad de prensa”.
Ante esta situación, a mediados de los años 50 del pasado siglo, el respetado colega tuvo que trasferir su propiedad, aunque no cedió su voz de denuncia y prosiguió con su labor como editorialista en la redacción informativa de la COCO.
“A partir de 1960, luego del triunfo de la Revolución, la COCO vuelve a retomar el diseño patriótico y revolucionario de antaño con nuevos elementos. Entonces se incrementaron los espacios informativo-deportivos y se crearon verdaderas escuelas de narradores y comentaristas deportivos que han nutrido a emisoras nacionales. Se creó y fortalece el movimiento de corresponsales, estructurado acorde al nuevo diseño de alcance y destino de la emisora, que asumió la función de ser una de las plantas de radio capitalina”, apuntan los colegas Wilfredo Gil Figueredo y Juan Pérez Díaz en su monografía.
Calificado como “el más cívico de los periodistas cubanos”, por sus incontables aportes a la lucha en contra de la tiranía batistiana, tras el triunfo de la Revolución, el Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz —con quien sostuvo estrechos vínculos— le encomendó a Guido que asumiera de nuevo la dirección de la COCO, donde laboró durante varios años hasta su fallecimiento, ocurrido en La Habana el 17 de mayo de 1983, etapa en la que el maestro del periodismo insular fue reconocido, entre otras, con la Distinción Por la Cultura Nacional, que otorga el Consejo de Estado de la República de Cuba.
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