Se dice “Juan Padrón” y rauda, como si montara en Palmiche, a la mente nos viene la imagen de Elpidio Valdés, su icónico personaje, el emblemático héroe del Animado cubano que, al ser nombrado, invoca a su vez el afable rostro de su creador, su talento, su humor, su picardía.
78 años se cumplen este 29 de enero de que viniera al mundo por el matancero municipio de Jovellanos quien nunca perdió esa capacidad infantil de fabular, indagar, asombrarse y asombrarnos con el mágico encanto que puede descubrir en la común realidad una mirada diferente.
Al nuevo aniversario se arriba cuando los Estudios de Animación del Icaic, su otra casa, celebran 65 de haberse fundado y en esos jolgorios no faltará el merecido homenaje a él; al mambisito en sus once lustros de existencia y a las cuatro décadas de Vampiros en La Habana, largometraje que ha hecho historia en el cine cubano al ser considerado un clásico del género.
Vampiros en La Habana, largometraje que ha hecho historia en el cine cubano, un clásico del género de animación. Cartel: Tomado de Internet
Como dibujante de historietas cómicas en el suplemento estudiantil Mella y camarógrafo de mesa de animación en la sección fílmica de las Fuerzas Armadas Revolucionarias (FAR), estuvieron sus orígenes en estas lides antes de que en 1974 entrara al Icaic como director de cine de animación.
Una veintena de cortos y un largometraje, Elpidio Valdés (1979), tenía en su haber, cuando comienza en 1980 la serie de los Filminutos, cuyo primer número es considerado la primera obra maestra del animado cubano.
Con el argentino Joaquín Lavado (Quino), autor de Mafalda, con quien realiza la serie Quinoscopios. Foto: Tomada de Cine Cubano
A esta saga le siguió en 1985 la de los Quinoscopios realizada de conjunto con el autor de Mafalda, el argentino Joaquín Lavado (Quino), colaboración que culminó en 1993 con el largometraje dedicado al personaje de la rebelde e irónica niña, devenido ícono de la historieta latinoamericana.
Con el corto Elpidio Valdés ordena misión especial (2015) concluye, cinco años antes de su muerte, la extensa y valiosa producción de este maestro del animado, Premio Nacional de Cine 2008, quien además tiene el inmenso mérito de habernos enseñado cómo es posible abordar la historia patria con eficaz amenidad y esencial cubanía.
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