José Martí, un periodista total


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No es casual que el Día de la Prensa Cubana se celebre el 14 de marzo, el mismo día de la fundación del periódico Patria por José Martí en 1892, ni que el principal premio por la Obra de la Vida en el país tenga el nombre del Apóstol.

Indudablemente, Martí fue un periodista total, alguien que sigue siendo un referente para las actuales generaciones de profesionales de la prensa, por su dimensión de ética y dignidad, por su capacidad para argumentar, enamorar y convencer, por la facilidad con que lograba la mezcla de belleza, análisis y profundidad. 

No estudió Periodismo. No estuvo cuatro o cinco años en una Universidad para desempeñarse como profesional de la prensa. En aquella época no existían academias para ese fin, no se estudiaba Periodismo, pero él tenía cualidades tremendas como poeta, narrador, intelectual, político, amante de las artes y ser humano con vivencias peculiares, que favorecían eso. 

Fue un lector voraz de libros, pero también de periódicos. Pocos podrían escribir como él sobre temas tan diversos, como ciencia, teatro, literatura, historia, geografía, política... Sentía una necesidad enorme de expresarse, de transmitir ideas que llegaran a la mayor cantidad posible de personas, y en aquella etapa la prensa era la mejor manera de hacerlo. 

Tal vez por eso con solo 16 años publicó El diablo cojuelo, poco después La Patria Libre. Quiero resaltar de manera especial en esa primera etapa de la juventud de Martí el Presidio Político en Cuba, publicado en 1871. Esa obra se menciona poco dentro de su labor periodística, pero sin dudas constituye un referente del testimonio en el país.  El Apóstolno solo narra vivencias personales, también incluye información sobre la época y el colonialismo español, de una manera directa, y con riqueza narrativa.

Debemos tener siempre presente que el periodismo para él fue pasión, necesidad y forma de sustento, pero siempre con fidelidad a sus principios. Publicó en varios de los principales periódicos de la época, en España, México, Venezuela, Argentina, Uruguay, Estados Unidos…

Su periodismo está íntimamente relacionado con su alma como revolucionario y cubano. En sus textos el centro siempre es el ser humano, incluso en los más breves. Cuando lo normal era, por ejemplo, que se informara en algunas gacetillas sobre la llegada de barcos al puerto, Martí reflejaba también cómo reaccionaban las personas…

Ahí están sus crónicas, con muchos valores literarios, incluidas las denominadas Escenas norteamericanas, que son fundamentales en cualquier análisis sobre el periodismo moderno latinoamericano, pero también para el estudio de las peculiaridades de aquella sociedad. 

Es importante resaltar que escribió sobre la función de la prensa y sus autores, incluso en Patria, publicó el artículo Sobre periodismo. Consciente de que no bastaba con informar y analizar, pretendió siempre enamorar y entretener. Sus frases y consideraciones al respecto mantienen gran vigencia. 

Consideraba que “…la prensa no puede ser, en estos tiempos de creación, mero vehículo de noticias, ni mera sierva de intereses, ni mero desahogo de la exuberante y hojosa imaginación” (La Nación, Buenos Aires, 1882).

Otra de sus ideas era que “…toca a la prensa encaminar, explicar, enseñar, guiar, dirigir, tócale examinar los conflictos, no irritarlos con un juicio apasionado, no encarnizarlos con un larde de adhesión tal vez extemporánea, tócale proponer soluciones, madurarlas y hacerlas fáciles” (Escenas mexicanas, Revista Universal, México, 1875).

El Apóstol fue sin dudas un creador dentro del periodismo, un innovador que mezclaba poética y fuerza, ímpetu y objetividad reflexiva, conocimientos y humanismo. Desde esa labor defendió también con fiereza a Cuba y su pueblo. Recordemos, por ejemplo, el texto Vindicación de Cuba en marzo de 1889, en el cual resaltó los valores de los nacidos en este archipiélago.

Son muchos los retos del periodismo cubano en la actualidad, pero incluso en los más contemporáneos, en los aparentemente nuevos, El Apóstol de la Independencia, el periodista José Martí, debe seguir siendo base fundamental. Las esencias radicarán siempre en la ética, la dignidad, el respeto a la profesión y los públicos, el afán de superarnos y ser útiles. Martí es sol y manantial, que deberá acompañarnos en todo momento.


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