En múltiples ocasiones la plástica se imbuye, además, en la literatura para traer a flote interesantes escenarios visuales; este es el caso. Un arte que utiliza elementos de la naturaleza y toma como centro de toda su obra al hombre, sus necesidades y condiciones. Un discurso dirigido a las interioridades o esencia de nuestra materia, usando como soporte la instalación y la fotografía, aunque no descarta otras manifestaciones. Y es que, José Manuel Fors ha transitado por tradicionales expresiones pictóricas, pasando por la fotografía manipulada, siendo esta última un soporte documental, para arribar a la instalación.

De un ambiente creativo en efervescencia emerge esta importante figura del arte contemporáneo cubano, cuya trayectoria artística es reconocida a partir de los años 80, del siglo pasado.

Sus primeras incursiones artísticas, forman parte del llamado período del “Renacimiento del Arte Cubano”; en donde se vinculó a la vanguardia plástica en nuestro país.  Por ese tiempo dejó a un lado su intervención en la abstracción e incursiona en la instalación manifestación que constituyen una de sus principales fuentes de creación.

Fors es un artista en constante indagación del trabajo experimental que ha desarrollado y del alcance de sus creaciones. Siendo la fotografía utilizada en fragmentación para realizar sus instalaciones, Fors toma una posición en el cual los conceptos que maneja se concretada en correspondencia con la idea de trabajar todo al detalle.

Existe en él un interés marcado por requerir la asistencia de la memoria histórica personal, y colectiva, apelando así a las interioridades del hombre y de este cúmulo de ideas, conforma la colección principal del que se nutre su trabajo artístico.

Sobre este tema han dicho: depósitos de memorias fugaces e inatrapables, serán una suerte de arqueología afectiva donde se entremezclan las formas, los colores, las texturas, las líneas; y también los afectos, los recuerdos, la huella familiar y el transcurrir del tiempo. Concurren por igual fragmentos de cristales raros, pequeños objetos de maderas increíbles, papeles antiguos, rastros de luminarias de instrumentos fotográficos de tecnologías remotas.

El arte como medio de búsqueda de transformación, como forma de trasgredir la conciencia, y herramienta para modificar el lenguaje, instaura en su hacer un dialogo abierto con el objetivo de fortalecer las ideas que quiere proyectar. Una obra directamente relacionada con la experimentación, y con aportar un leguaje que sea cada vez más sólido y atractivo, no permanecieron ajenos a su repercusión en el plano estético.

Como fenómeno vinculado a la creación, responde a las exigencias de un modo que moldea plurales contextos, historia, herencia y tendencias, pero el abordaje de estas temáticas se da cita y conviven con disímiles recursos alegóricos que se vinculan a elementos que han venido caracterizando su discurso.

En busca de la experimentación, está abierto a las nuevas posibilidades que le brinda el medio en que se desenvuelve. La obra plástica, su composición y formalidad discursan sobre un arte que busca una intención genuina, la autosatisfacción, desafiando lo que le inconforma o le limita. Y es que su poética representa las problemáticas del mundo interior y  todo ello lo hizo merecedor en el 2016, del Premio Nacional de Artes Plásticas, por el valioso aporte al desarrollo y a la historia de las artes visuales en Cuba.